Crítica de la película ¡Qué Dilema!
No sé en principio cómo será recibida en nuestro país la última comedia de Vince Vaughn, pero no conviene olvidar que en USA su estreno estuvo rodeado de una extraña polémica debido a que en uno de los trailers se veía una escena en la que el actor tenía un diálogo con el que la comunidad gay se puso en pie de guerra al considerarlo ofensivo y fuera de lugar. Se rumoreó que la película podría perder esa escena o incluso no ser estrenada en cine y llevada directamente al mercado del DVD para zanjar la polémica, aunque su director, Ron Howard, aseguró que ni la escena era ofensiva, ni el diálogo era homófobo, y que habría que esperar a ver la película para entenderlo todo.
Muchos también acusaron a la distribuidora alegando que todo era un montaje comercial para impulsar la taquilla de la película por aquello del morbo, porque era una cinta con la que nadie sabía qué hacer y que, de hecho, se había relegado al limbo de los estrenos de enero y febrero, que es cuando suelen aparecer esas películas en las que casi nadie confía ni sabe bien cómo estrenarlas. Una vez vista, podemos asegurar que Howard tenía bastante razón. Hay que tener la sensibilidad muy a flor de piel para sentirse ofendido por el chiste, tiene su explicación dentro de la trama (y de hecho sin esa escena la película no tendría sentido) y, la verdad, el problema de la misma no es que el chiste sea homófobo o no. Es que, como gran parte de la película, no es gracioso. Pero nos sirve para darnos cuenta de cómo está el patio y de lo nerviosa que anda la gente como para saltar a las primeras de cambio con algo como esto. Lo que me hace pensar que si esta escena les puso así, alguno cuando vea Resacón 2 tendrá un infarto. Esta películas es más bienintencionada que ácida, la verdad.
Polémicas algo absurdas aparte, ¡Qué Dilema! supone el regreso de un director tan laureado como Ron Howard, a un género que conoce bien gracias a películas como Un, Dos, Tres… Splash o Loca Escapada a Las Vegas, pero que no tocaba desde hace más de 10 años, cuando dirigió EdTV. Y para hacerlo ha contado con dos nombres muy fuertes de la comedia en los últimos años en USA, como son Vince Vaughn y Kevin James, que campan a sus anchas por el metraje sin que nadie haya puesto mucho freno a sus tics varios, algo de lo que se resiente la película.
Y es una pena porque el tema que trata es curioso e interesante, con un tipo que descubre por azar que la mujer de su mejor amigo le está engañando, pero no sabe cómo decírselo a su amigo sin devastarle, sobre todo en un momento muy delicado, en el que la empresa de ambos se está jugando su futuro. Es argumento de dramón y tiene más de drama que de comedia durante las casi dos horas que dura la película.
Su mayor pega, principalmente, es que nos lo venden como una comedia, nos hacen pensar que vamos a echarnos unas risas con los amigos y resulta que no es así. Es posiblemente una de las películas más adultas y serias en las que hemos podido ver a sus dos actores protagonistas, que intentan por todos los medios hacer reír vía el sarcasmo, las situaciones surrealistas y los momentos raros, pero que no lo consiguen ni la mitad de las veces. Sólo hay que ver el brindis de Vaughn en la cena de aniversario de su novia, la siempre excelente Jennifer Connelly… Se supone que tiene que hacer reír al espectador y consigue que nos sintamos… raros.
Y eso que la película se esfuerza por presentarnos al protagonista y su mundo antes de entrar en faena. Se esfuerza demasiado, eso sí, haciendo que la historia tarde demasiado en arrancar y dando la sensación durante demasiado tiempo de que no sabe muy bien qué quiere contarnos. SI la historia de dos amigos que tienen la oportunidad de sus días, la de un adicto al juego que no es capaz de comprometerse, la de la vida de cuatro amigos en la madurez de sus vidas o todas ellas a la vez. Y luego resulta que la trama central es otra… A veces la economía narrativa da más de lo que quita y se necesita ser breve y conciso y no marear tanto la perdiz.
Esa divagación inicial es la mayor deuda de la película. Ni siquiera que sea menos graciosa de lo esperado, porque si la película es buena, da igual el género, aunque intente ser graciosa, si es algo simpática y la parte de drama está bien conseguida, adelante, será una película entretenida, interesante… Pero su arranque se eterniza haciendo que nos aburramos bastante y no lleguemos a empatizar con los protagonistas. Es algo que se nota en la innecesaria enfermedad de Vaughn con el juego. No aporta absolutamente nada a la película pese a que todo el rato lo andan recordando.
Y eso que los actores cumplen con creces. Desde el dúo protagonista masculino y su excelente química, a las respectivas parejas, con una Connelly que brilla creando un personaje de un par de pinceladas o Winona Ryder, que lo da todo en el personaje femenino más interesante de la película, pero también el más polarizado. Hasta Channing Tatum está muy bien y suyos (junto a Vaughn) son los momentos verdaderamente divertidos de la película (ojo a la pelea en la casa y la vuelta un día después).
¡Qué Dilema! no es mala película pero podía haber dado mucho más de sí. Su insigne director parece haber trabajado de encargo y su guión no está todo lo pulido que debería. Quiere ser una comedia adulta sobre un dilema moral, la traición, los celos y la madurez, pero se queda a medio gas, funcionando mejor el drama, porque reír hace más bien poco. Quedándose a medio gas en todos los frentes.
Así es muy difícil hacer una buena película. Con polémica o sin ella.
Jesús Usero
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