Intenso y violento drama inglĆ©s con un grupo de actores sublimes. Redención es una de esas pelĆculas pequeƱas, britĆ”nicas, que llegan de cuando en cuando a nuestra cartelera, no todo lo a menudo que nos gustarĆa, y que nos muestran ese cine alejado de las grandes superproducciones de Hollywood, muchas veces dramĆ”tico, duro y sin concesiones. En el caso de esta pelĆcula formarĆa un trĆptico perfecto con dos estrenos recientes como Shame y Tenemos que Hablar de Kevin, sobre la soledad, la culpa, la violencia, el aislamiento y, en algunos casos, la redención. Una pelĆcula honesta que te golpea como un martillo desde sus primeros compases, deprimente y muy acorde con los tiempos en los que vivimos.
Escrita y dirigida por el actor Paddy Considine, la pelĆcula estĆ” basada ligeramente en un corto que el actor realizó aƱos atrĆ”s y que ha convertido en un largometraje centrado en dos personajes, Joseph y Hannah, derrotados y hundidos, machacados por la vida y las circunstancias que les rodean. Ćl es un borracho solitario que perdió a su mujer, violento y salvaje a veces, que encuentra una segunda oportunidad en Hannah, una mujer que regenta una tienda de caridad cristiana, con un marido que la maltrata y una necesidad por tener hijos que no puede ser colmada. A esos personajes les ponen rasgos dos actores secundarios habitualmente que aquĆ estĆ”n simplemente sublimes. Peter Mullan y Olivia Colham nos dan dos de esas interpretaciones que en una pelĆcula menos modesta, serĆan carne de premios en todos y cada uno de los grandes eventos del aƱo. Y con todo, la pelĆcula triunfó en Sundance y otros diversos festivales. Junto a ellos el gran Eddie Marsan en la piel del marido de Hannah.
No es una pelĆcula fĆ”cil de ver, ni es un drama sencillo. AquĆ no hay paz ni esperanza y la historia se mueve a golpes de violencia, continua, inevitable, demoledora. El principio de la pelĆcula es una de esas escenas perturbadoras, que te dejan sin aliento por su tristeza y porque lo dicen todo de un personaje y su miseria. Un ser autodestructivo que pese a todo el daƱo que causa no puede evitar ser mirado no con odio, sino con profunda pena y tristeza. Lo peor es que, bajo la calmada apariencia de Hannah, yace un ser tan herido, miserable y violento como Ć©l mismo.
No hay mensaje en la pelĆcula, ni moraleja ni cuento, sólo la desgarradora historia de dos personajes que se encuentran y cuya realidad, nuestra realidad, es demasiado dura para ser soportada. No hay mensaje porque la pelĆcula no lo necesita. Rezuma verdad. El comentario sobre el dolor que puede aguantar un animal sin morder o atacar es una de esas reflexiones que te golpean de nuevo. Como toda la pelĆcula, rodada con elegancia y talento por Considine. Sin juzgar ni criticar a sus personajes, simplemente desnudĆ”ndolos ante nosotros. En menos de 90 minutos nos da una de esas pequeƱas joyas que todo buen cinĆ©filo deberĆa disfrutar de cuando en cuando.
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