Crítica del documental Renaceres
Un relato sobre la humanidad en medio de la pandemia. Renaceres no es un documental al uso, ni mucho menos.
Ni tampoco es una película de ficción. Es un híbrido entre imágenes reales grabadas durante el confinamiento y la intención mucho más poética e introspectiva de su director, Lucas Figueroa, de hacer algo que perdure en el recuerdo. Una memoria histórica de un hecho único, pero al mismo tiempo un repaso muy humano de lo que somos, fuimos y seremos. No quiere analizar lo sucedido en la pandemia, sino revisar dentro de nosotros, lo que nos afecta en los más íntimo, y cómo eso puede alterar el rumbo de una ciudad, sin dejar nunca de analizar las imágenes de esa Madrid abandonada prácticamente, con todo el mundo encerrado en sus casas.
Rodando por primera vez en 8K, Figueroa nos lleva por las calles de Madrid durante el confinamiento, sin un particular hilo conductor. A cámara lenta y recreándose en los detalles y en el lento paso del tiempo durante el confinamiento, el director nos muestra la ciudad en sus rincones más emblemáticos. Una ciudad, vacía, apagada, dormida. No hay declaraciones, no hay alegatos, no hay testimonios. Sólo imágenes de un mundo aparentemente detenido pero que en realidad no lo estaba cuando visitamos supermercados, tiendas, campos o hasta un matadero. El único hilo conductor son los poemas, narrados por voces más que conocidas, que nos guían a través de una suerte de capítulos para transmitirnos las emociones de un viaje en el exterior que pretende serlo en el interior.
Renaceres usa esos poemas en la voz de Imanol Arias, Pedro Casablanc, Blanca Portillo, Alejandro Sanz o José Sacristán, para hacer que, en realidad, el viaje sea introspectivo. Mientras paseamos por la ciudad desnuda, nos observamos a nosotros mismos. Nos miramos dentro y descubrimos quiénes somos realmente. Quiénes fuimos durante esos meses donde el tiempo se detuvo. En su enorme alcance, la intención es intimista, pequeña, reducida. La mirada externa reflejando lo interno a través de una situación común que todos vivimos, y de unos poemas que realzan lo menos común, lo individual, desde lo personal a la propia ciudad y su, por así decirlo, alma. Todo ello en apenas 72 minutos de duración. Y con unos títulos de crédito donde no hay apellidos, sólo nombres.
Y en cierta medida, Renaceres consigue lo que busca. Es un fascinante viaje visual en torno a un hecho insólito. Pero la mirada interna, el uso de la cámara lenta, el repetir el juego de las miradas, hacen que el viaje no termine de arrancar o de colocarnos en ese lugar emocional en el que debería. Una mezcla entre ambos medios, entre lo lírico y lo documental, que a veces no cuaja emocionalmente pese a su fuerza visual y que sin duda es una pieza única, casi inclasificable, intrigante y llena de aristas por descubrir. Requiere de paciencia y calma. Pero no es desdeñable su empeño ni lo que sí consigue. Haber reflejado ese Madrid apagado durante meses. Algo que perdurará en el tiempo.
Jesús Usero
RENACERES_de_Lucas_Figueroa_Teaser1 from Lucas figueroa on Vimeo.
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