fbpx
AccionCine tu revista de cine y series
14.4 C
Madrid
jueves, marzo 28, 2024
PUBLICIDAD

Resident Evil: Venganza ★★★

Resident Evil: Venganza ★★★

Crítica de la película Resident Evil: Venganza.

Más videojuego y menos cine. Todo acción, poco diálogo, puro espectáculo visual sin argumento.

La quinta entrega de Resident Evil ha decidido quitarse la careta definitivamente y no se anda por las ramas. Quienes acudan a verla van a encontrarse menos película y más videojuego. De toda la saga es la que, tanto por su fórmula argumental como por la manera de expresarse visualmente y la convocatoria de personajes, nuevos y ya conocidos, es más cercana a los planteamientos del videojuego que inspiró la saga cinematográfica.

Bajo el punto de vista de quien esto escribe, eso no es bueno ni malo, sino simplemente una opción en la propuesta que los gestores de la franquicia han decidido hacerle al público en esta ocasión. Corre por nuestra cuenta aceptar dicha propuesta o no. Por ejemplo a mí no me ha gustado esa entrega incondicional al videojuego, aunque haya disfrutado el despliegue visual, ese alarde de acción constante y esa forma de trabajar el 3D, especialmente en las escenas de arranque que enlazan directamente con el final de la película anterior y sobre todo en su primera mitad, con ese enfrentamiento con los tipos del martillo-hacha gigante. También me ha gustado volver a ver a Milla. Siempre me gusta. Es grato para mis córneas. De ahí que en reconocimiento a mi friquismo por esta saga y a todos los friquis que la siguen, y como homenaje a los fanáticos del videojuego, le casco tres estrellas. No le puedo poner menos porque no me ha aburrido, no me ha engañado, y sobre todo es coherente con su propia propuesta interior. No le puedo poner más porque es la que más le ha dado la espalda al cine y conocedora de sus limitaciones ha decidido abrazar descaradamente su naturaleza como variante del videojuego ,sin complejos ni engaños. Un streptease definitivo de la franquicia.

Sin embargo es la más floja de toda la saga, que para mi gusto es un ejemplo perfecto de lo que le está pasando al cine comercial en los últimos años. De manera que Resident Evil cada vez me deja menos satisfecho como película y cada vez me interesa más como fenómeno cinematográfico y termómetro de la mutación y deterioro del cine de acción en beneficio de híbridos de otras formas de evasión y entretenimiento, como pueden ser el cómic, el videojuego, la televisión o el videoclip.

Lo curioso es que Resident Evil: Venganza es plenamente coherente consigo misma y se define voluntariamente a través de sus limitaciones, aceptando así plenamente su verdadera naturaleza. Sus carencias son una elección de sus creadores, no errores involuntarios. Por ejemplo no hay la menor intención de plantear una trama sólida. Muy al contrario: copian descaradamente la estructura narrativa de un videojuego, reduciendo al máximo el argumento para convertirlo en un paso de una pantalla a otra, o lo que es lo mismo, de un escenario recreado en la base submarina de Umbrella, réplicas de Nueva York, Tokio… al siguiente.

Tampoco intentan crear personajes o conflicto alguno entre los mismos. En su lugar, reclutan a clones que se dedican a agredirse indiscriminadamente e incluso pueden cambiar de bando constantemente, volviendo loco al espectador profano en la saga, por mucho que incluyan un prólogo explicativo de todo lo ocurrido en las entregas anteriores. En ese sentido la secuencia en la que Alice y la niña entran en la cadena de montaje de los clones es toda una declaración de principios, además de un guiño, no sé si voluntario o no, sobre la secuelización como fenómeno de explotación del cine convertido en franquicia que actualmente llega a la cartelera.

Esto entraña un riesgo para la película: haciendo de buena parte de sus personajes un ejército de clones hiperactivos cuya única motivación parece ser apretar el gatillo, éstos pierden automáticamente interés dramático para el espectador. No hay tensión dramática en toda la película, desprovista de argumento y sometida a diálogos muy tontorrones en los que Alice le repite una y otra vez a la niña la misma pregunta: ¿estás herida?… Y poco más.

Otro riesgo que trae aparejada esta fórmula de negación de toda construcción dramática para hiperbolizar la acción es la saturación del espectador. Las secuencias de acción encadenadas con nulo conflicto argumental conducen a un agotamiento de la atención del público, que encuentra dificultoso implicarse con la historia y los personajes y se convierte así en sujeto totalmente pasivo que apenas participa en lo que se le muestra en la pantalla. La acción necesita respirar con momentos de estructura narrativa más sólida, necesita un conflicto que construya el argumento, aunque sea tan leve como el que presentaba la saga de Resident Evil en sus cuatro entregas anteriores. La acción por la acción, sin argumento ni diálogos, conduce a ese cansancio que se hace notar especialmente en la pelea final en el hielo, que se alarga además innecesariamente y llega a hacerse algo pesada antes de encontrar su culminación.

Entiendo que el objetivo era darle al aficionado a la franquicia y al videojuego una sucesión de momentos anecdóticos en los que Resident Evil: Venganza se comporta como una especie de eco cinematográfico del videojuego, incorporando a personajes como Leon o Ada, recuperando a Rain y poniendo a Jill Valentine a darse de tortas con Alice… pero así el ritmo y el tono de la película acaba teniendo los mismos problemas que Underworld: el despertar o Ultravioleta, otra película protagonizada por Milla Jovovich. La acción y el espectáculo visual lo llenan y devoran todo, sin dar descanso al espectador ni dejar respirar una historia que queda reducida a mera anécdota argumental en su expresión más básica y cercana al videojuego: los personajes han de ir del punto A al punto B. Eso es todo.

Ojalá en próximas entregas recuperen algo del tono inquietante de la primera y deje de lado esta hipertrofia de lo trepidante que está dejando a la saga bastante desnuda de atractivos, si bien no deja de ser un entretenido espectáculo de acción y violencia inofensiva, ya sin el terror como compañero, o en todo caso convertido en un adorno más en esta tarta explosiva donde reina el gatillo fácil que me hace pensar si esa imagen del desenlace sobre el fin del mundo, que tiene la épica que le falta al resto del relato, no será una instantánea de la propia muerte del cine comercial o su mutación definitiva en un complemento de los videojuegos o de cualquier otra forma de ocio.

Inquietante, ¿verdad?

Miguel Juan Payán


COMMENTS USING FACEBOOK ACCOUNT

Artículo anterior
Artículo siguiente
Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

AccionCine - Últimos números

Paypal

SUSCRÍBETE - PAGA 10 Y RECIBE 12 REVISTAS AL AÑO

Artículos relacionados

PUBLICIDAD

Últimos artículos