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lunes, noviembre 11, 2024
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Robocop ★★★★

Robocop ★★★★

Crítica de la película Robocop.

Digna heredera de la película de Paul Verhoeven. Competente actualización del tema.

En principio me daba pereza ver este remake, reboot o como ustedes elijan llamarlo, que a mí, con tanta nomenclatura para definir las variopintas  de la secuelitis me da ya lo mismo. Pero reconozco que esta nueva versión de Robocop ha sido una grata sorpresa, mucho más interesante de lo que me esperaba, así que paso a enumerar en primer lugar lo que me convence de la misma.

En primer lugar han sabido actualizar el asunto de manera sólida y con madurez. No olvidemos que el original era una sátira de la época y el cine de acción ochentero, de la Era Reagan, nada menos, que en el momento en que se estrenó la película de Paul Verhoeven (1987) estaba en su fase final (camino de 1989). La nueva versión se pone a punto con la actualidad con gran astucia y flexibilidad. Para ello desarrolla con notable solvencia la parte más “política” y “empresarial” del argumento, sostenida con eficacia por el trabajo de Michael Keaton y Gary Oldman, que ofician como pilares de una especie de duelo ético sobre las aplicaciones de los avances científicos y tecnológicos a la realidad del hombre. Oldman interpreta a un doctor Frankenstein con conciencia mientras que Keaton oficia como variante del amo de títeres al estilo del nigromante/mad doctor que creaba al robot María en el clásico Metrópolis. Ambos actores son una garantía para que esa parte del relato, que podría haber sido un enorme topicazo para salir del paso, se resuelva con interés convirtiéndose de hecho en la columna vertebral del relato.

El segundo punto fuerte del relato es la manera en la que la película muestra la tragedia del personaje protagonista a través del personaje de su esposa, que tiene más protagonismo e interés que en el original. Interpretada por Abbie Cornish, la esposa de Alex Murphy se convierte en la mejor herramienta para hacer más cercano, humano y verosímil el personaje del policía robot. De hecho, la transformación de Murphy y el propio personaje de Robocop gana en personalidad con este respaldo emotivo que se asocia a la escena de la cópula y el baile interrumpidos y marca el tono sentimental del relato sin caer en exceso en el melodrama y la baba facilona y gratuita. La buena construcción del personaje de la esposa saca al personaje de Robocop de la bidimensionalidad superheróica en la que podría haber caído, reforzando su personalidad como antihéroe, y con ello la película gana mucho.

El tercer punto fuerte es que merced a los dos aspectos destacados anteriormente, la parte más tópica, previsible, mecánica propias del ejercicio de remake: el propio Robocop. El policía-robot es la parte más plana y por ello la que más peligro corre de convertirse en lugar común o simple pretexto para la acción. El buen desarrollo de los personajes y tramas que he señalado antes, esto es, de la parte del doctor Frankenstein y el titiritero conspirador y la contribución del personaje de la esposa, permiten descargar de peso en el relato a Robocop, haciendo que la intriga de conspiración tenga incluso más peso que las escenas de acción propiamente dichas.

Otro aspecto positivo es que la resolución visual de las secuencias de acción es distinta para cada uno de los enfrentamientos, lo cual mantiene el interés del público. El arranque potente en el prólogo con esa especie de incursión en el género bélico-futurista seguido por la sátira de la manipulación de los medios de comunicación que protagoniza en una parodia de las marionetas del poder Samuel L. Jackson es un muy buen punto de partida para meternos en el relato. Luego en cada momento de acción intentan cambiar el planteamiento y la personalidad visual de los mismos, de manera que no se repiten las claves visuales del tiroteo en el almacén, en clave de western, con el asalto a la fábrica de droga del villano, desarrollada en clave de videojuego, y el tiroteo final. En general me gusta la propuesta visual de la película, que esquiva lo más repetitivo y previsible para buscar alternativas estimulantes para la mirada del espectador que le dan relieve incluso a las escenas más sencillas o previsibles. Un ejemplo: la primera conversación de Murphy con su esposa a través de la pantalla del ordenador, con una resolución visual que plantea de manera sencilla pero eficaz el dilema del protagonista frente al reencuentro con su familia.

La parte más plana de la película es la que afecta al villano traficante y la corrupción de la policía, algo lógico porque está incluida en la esfera de la parte más tópica y ochentera de la película original de Verhoeven, asociada a las peripecias policiales de Murphy, acción pura y dura.  Pero no molesta porque está sobradamente compensada por la parte más moderna, que es la aproximación a la clave más “política” que gira en torno a la derogación de la Ley Dreyfuss contra los robots y las intrigas y conspiraciones que giran en torno a la creación de Robocop y el laboratorio de Frankenstein-Goldman.

Es de agradecer que incluso con un tono más oscuro que el original de Verhoeven en algunos momentos, la película mantenga algunos toques de humor, como las alusiones al color, El mago de Oz, o esa parodia que ya he mencionado desarrollada por Samuel L. Jackson.

El resultado es una de las películas de evasión con un conjunto de elementos que consiguen esquivar lo peor de su naturaleza más tópica a través de un equilibrio de líneas argumentales que redistribuyen a su manera los temas de la película de Paul Verhoeven.

Por último, una aclaración: el debate no es si ésta película es mejor o peor que el Robocop de Paul Verhoeven. Robocop de Verhoeven fue la primera y en su momento originalísima versión de este asunto, incluso reciclando temas clásicos del género fantástico, de ciencia ficción y terror como El Golem, Frankenstein o Metrópolis. De manera que el objetivo no era tanto superarla como actualizarla con dignidad y eficacia y, dentro de lo posible, homenajearla sin que la versión nueva perdiera por ello su propia identidad. Creo que ese objetivo se ha cumplido. El nuevo Robocop es una digna heredera de la película de Verhoeven, en mi opinión sin duda superior a las secuelas de aquella, Robocop 2 y Robocop 3. Pero lo que más me gusta es que tiene su propia personalidad, lo que le permite no limitarse a ser simplemente una nueva visita a lo ya conocido y de paso construirse su propia nueva mitología en torno al personaje.

Miguel Juan Payán

©accioncine

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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