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jueves, mayo 2, 2024
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Sin tregua ***

Sin tregua ***

Sin tregua, cine policíaco de patrulleros urbanos con abordaje visual de reality show y momentos inquietantes.

David Ayer, que además de ser el responsable de la próxima película de Arnold Schwarzenegger, Ten, es el director de dos curiosas películas policíacas, Vidas al límite y Dueños de la calle, retoma el mismo asunto en Sin tregua, incidiendo en su habitual reutilización de los planteamientos argumentales de las novelas de Joseph Wambaugh sobre policías de patrullas. Quienes vieron las tres adaptaciones de las novelas de Wambaugh acometidas por el cine, Los nuevos centuriones (Richard Fleischer, 1972), La patrulla de los inmorales (Robert Aldrich, 1977) y El campo de cebollas (Harold Becker, 1979), encontrarán algunos puntos en común entre los personajes y claves de las mismas con la historia que nos cuenta Ayer en Sin tregua. Sin embargo su planteamiento es posterior a series como The Shield, al margen de la ley y el docudrama Cops, de manera que al final nos encontramos más en el territorio visual de este tipo de producciones, y lejos de trabajo de encuadre, cámara y planteamiento narrativo de las otras películas citadas. Más aún: Ayer opta en esta ocasión por aturdirnos con un juego de cine dentro del cine, con la idea de la cámara que rueda una película dentro de la película, pero se sitúa en esa utilización del punto de vista subjetivo, la cámara al hombro y en movimiento y el collage de puntos de vista más en la línea de lo hecho en dos películas de ambientación bélica, Redacted (Brian De Palma, 2007) y Restrepo (Tim Hetherington y Sebastian Junger, 2010), o de Chronicle (Josh Trank, 2012) y los algunos trozos de Proyecto X (Nima Nourizadeh, 2012), que de la utilización de este juego de personajes filmando aplicada en títulos como El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick, Eduardo Sánchez, 1999), Rec (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007) o Monstruoso (Matt Reeves, 2008).

He querido citar estos referentes más destacados en las muchas aplicaciones de este planteamiento para dejar claro que la originalidad no saluda al planteamiento visual de Sin tregua, y de paso aprovechar para ponerle pegas. Mi pega es que simplemente me saca de la película. La segunda pega es que en mi opinión es mero adorno visual que despista y puede llegar a molestar, está lejos de aportar mayor dinamismo a la película, y si bien funciona en algunos momentos para generar cierto grado de tensión, se contradice a sí mismo continuamente, ya que abandona cuando le da la gana la premisa de que todo está siendo filmado para rodar numerosas secuencias de forma convencional, volviendo de improviso al rodaje con las minicámaras situadas en el pecho de los policías protagonistas o a planos forzados que producen justo lo contrario que persiguen: no nos meten en la película, sino que nos sacan de ella.

Y es una lástima. Este, en mi opinión forzado, planteamientos visual, este adorno o capricho, como ustedes lo quieran llamar, que ha sido trabajado con mayor equilibrio y mejores resultados en cualquiera de las otras películas que he citado más arriba, se convierte en un lastre para una película interesante por lo referido a su guión, historia, personajes, y con varias secuencias realmente inquietantes, como las entradas en la casa incendiada, en las casa de tortura o en ese patio y esos pasillos que se convierten en una auténtica ratonera. Es en esos momentos cuando acercar la cámara a los personajes resulta un recurso válido, interesante, que aporta. Lamentablemente no ocurre lo mismo en otros momentos en que desequilibra, despista o distrae al espectador innecesariamente, convirtiéndose en puro fuego de artificio.

A pesar de todo, la historia me interesa, me ha enganchado, como sus personajes y situaciones. Simplemente creo que se han equivocado en ese abordaje visual tan artificial y forzado, caótico a veces. Pero sostengo que la película es interesante y merece la pena verse.

Una pena, porque creo que la película habría quedado mucho mejor con una exposición visual más clásica.

Dicho de otro modo: a Dennis Hopper no le hicieron falta todos estos planos forzados y estos retruécanos visuales para rodar una de sus mejores películas con un planteamiento argumental muy cercano a Sin tregua, me refiero a Colors (Colores de guerra), que protagonizó él mismo junto a su amigo Sean Penn en 1988 y que aprovecho para recomendar.

Resumiendo: interesante, pero menos envolvente de lo que pretende y algo pretenciosa para sus resultados finales.

Un ruego a los cineastas: por favor, dejen ya de jugar a estas fórmulas de películas caseras o filmaciones tipo reportaje cámara al hombro para contar las tramas en plan reality show, porque ya no es original, sino cansino y puede que hasta caduco, pasado de moda.

Al final, como me dijo Hugo Silva en la entrevista que le hice para hablar de El Cuerpo, lo clásico es lo más moderno.

Vuelvan a lo clásico. Mis inquietas y torturadas córneas y las de parte del público sin duda se lo agradecerán.

Y las historias y personajes también.

Miguel Juan Payán

Opiniones del público a cargo de nuestro redactor Víctor Blanco.

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