Aunque en el festival de Sitges predomina la actualidad, hay lugar para recordar el pasado. En esta edición, en homenaje a la radiodifusión por parte de Orson Wells y su equipo de su versión de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells, que conmocionó a los oyentes de los Estados Unidos (que llegaron a creer que lo que se narraba era una invasión auténtica por parte de marcianos) hace 75 años, se puede visitar la exposición dedicada a la mencionada historia de La Guerra de los Mundos, celebrando asimismo los 60 años de la versión cinematográfica homónima de Byron Haskin. Visita que se hace en un suspiro, porque aunque patrocinada por una importante empresa energética, es totalmente minimalista, y ocupa un espacio más que pequeño (suponemos que por problemas de espacio del propio festival, porque sino…) en el que hay algunos objetos expuestos como comics, un videojuego, el musical de Jeff Wayne en versión LP, algunas películas y libros, así como la posibilidad de comprobar cómo Wells y los suyos crearon los efectos sonoros que aterrorizaron Norteamérica. Interesante idea, pero exposición pero que muy escasa para unos aniversarios que merecían una mayor atención. Aunque para volver al pasado, qué mejor que revisar, en pantalla grande y en 3D (una conversión innecesaria, pero que tampoco ha quedado tan mal) El mago de Oz (1939, Victor Fleming), con una calidad de imagen, color y sonido, soberbia, en lo que es un clásico imperecedero sobre una adolescente que viaja desde su Kansas natal a un mundo fantástico como el de Oz, en un periplo que marcará su vida para siempre. Lástima que para disfrutar de esta versión tridimensional hayamos tenido que ponernos las engorrosas gafitas de marras, un incordio suplementario para los más peques, que además de por los clásicos problemas de su altura habían de enfrentarse al mayor de los miedos de muchos espectadores, ¡los subtítulos electrónicos! Somewhere Over the Rainbow…
Santiago de Bernardo
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La Guerra de los Mundos
El mago de Oz
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