Sorprendente comedia romántica madura con un enorme reparto. Una primera despedida al gran James Gandolfini de nuestras pantallas, que se completará con el estreno de Animal Rescue en unos meses, la última película que el actor nos dejó antes de su repentino fallecimiento este pasado Junio. No sé si Los Soprano es la mejor serie de televisión de la historia, como algunos afirman. Pero sé que Sobran las Palabras es una de esas películas por las que merece la pena que se recuerde a un actor, que en este caso, y aunque la protagonista es Julia Louis Dreyfus, se come la pantalla con una sutileza y una ternura sensacional cada vez que aparece en pantalla de esta magnífica comedia romántica que abandona los personajes juveniles para centrarse en dos maduritos que se encuentran en el camino.
La historia sigue a una mujer divorciada, con una hija que se prepara para irse a la universidad, que trabaja como masajista y conoce por casualidad al que podría ser el hombre de su vida, aunque no se parezca en nada a lo que ella imaginaba. Claro que convertirse sin saberlo en amiga íntima de la exmujer de su nuevo novio y descubrir poco a poco lo que podrían ser sus escondidos defectos, pueden dar al traste con la relación y con su situación emocional. Una trama que en otras manos podría haber resultado frívola, ridícula, enrevesada o incluso estúpida, pero que en las de la directora y guionista Nicole Holofcener se convierten en todo un prodigio de inteligencia, buen gusto y un sentido del humor sensacional.
Apoyándose en los actores y aprovechando su talento enorme, la directora sabe componer un fresco increíblemente vívido y realista de las relaciones humanas a cualquier edad. No sólo por parte del romance protagonista, sino sus relaciones con sus respectivas hijas, sus amigos (el matrimonio de Toni Colette y su problema con la criada), sus clientes (el tipo de las escaleras, el del mal aliento, la cotilla…). Sabe hacerlo con encanto y mucho sentido del humor, como la relación de la protagonista con la amiga de su hija y cómo termina ésta, o la amistad que nace con el peculiar personaje de la poetisa a la que da vida la siempre magnífica Catherine Keener. Y aunque todo el reparto está magnífico y sirve para que el guión, tan sutil e inteligente, sea aún mejor, es Gandolfini la verdadera estrella, el que llena la pantalla y quien obtiene los mejores momentos de la película.
Una película que sólo tiene como puntos en su contra cierto buenrollismo con el que no comulgo, alguna trama que queda resuelta pero menos (la de la amiga de la hija, que desaparece con una resolución brusca que busca más la risa que la coherencia). Aunque son ganas de ponerse meticuloso con una pequeña joya que debería disfrutar no sólo cualquier cinéfilo, sino cualquiera que desee reírse a carcajadas con humor inteligente, una historia emotiva e interesante y unos personajes maravillosos. Y una magnífica despedida para un grande como Gandolfini. Viendo la película nos damos cuenta de lo mucho que le echaremos de menos.
Jesús Usero.
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