Eficaz comedia romántica de enredo con buen reparto y pinceladas de personalidad.
Albacete no falla. Suele dar lo que promete. Y además con personalidad, por mucho que se muevan en el territorio de los gĂ©neros. Su mezcla de costumbrismo y enredo sentimental no es una revoluciĂłn de la comedia romántica, ni lo pretende. Tampoco lo necesita. Solo quĂmica opera con una sencillez que no debe confundirse con complejo a la hora de manejar los estereotipos de su gĂ©nero. No aspira a renovar nada. Simplemente aplica las claves de un gĂ©nero denostado por el abuso hollywoodiense de su fĂłrmula y esquiva ese agotamiento de los estereotipos astutamente tomando como referencia la comedia romántica británica tipo Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill, Love Actually… Pero tras ese objetivo impone su propio carácter a travĂ©s de sus personajes, de sus actores y de algunas de sus situaciones. Y lo hace con el valor de proponer un tipo de comedia distinta a la que está triunfando habitualmente en la cartelera española en los Ăşltimos años. Sin duda a Albacete le habrĂa resultado mucho más fácil desarrollar esta historia siguiendo la fĂłrmula de las propuestas de cine de humor que están triunfando en la taquilla, pero prefiere meterse en camisa de once varas, como decimos por aquĂ, o en un huerto, si ustedes lo prefieren, y hacer otro tipo de humor en el que además destacan algunos momentos y personajes que se me antojan doblemente atrevidos, por cuanto reescriben el papel de los personajes secundarios en la trama principal, otorgándoles un protagonismo temporal notable por sĂ mismos, lo que aporta mayor solidez al conjunto.
De ese modo hay mucho más bajo la comedia romántica de Solo quĂmica que lo que podrĂa advertirse en primer tĂ©rmino. Y eso siempre ha sido habitual en el cine de Alfonso Albacete.
Por un lado es claro que la trama principal de la pelĂcula es una muy funcional historia de triángulo sentimental al uso, convenientemente combinada con elementos propios de la desilusiĂłn sentimental ante el Ădolo admirado y bien sostenida por tres actores que sostienen con eficacia incluso los momentos más tĂłpicos e inevitables llegando además a otros momentos que corren el velo de la fĂłrmula para internarse brevemente en ese otro mundo algo más amargo y menos feliz en el que supuestamente viven sus personajes. Ana Fernández, Alejo Sauras y Rodrigo Guirao no tienen por ello una tarea fácil en absoluto, porque no es fácil materializar estereotipos que a medida que avanza la trama tienen que dejar traslucir otras cosas en su desarrollo. El asunto es más complejo de lo que podrĂa parecer en primer tĂ©rmino, y me temo que buena parte del pĂşblico no llegará a percibir que el trabajo de estos tres actores entraña más riesgo y complejidad de lo que pudiera parecer en un primer momento, porque construir esos personajes dentro de una fĂłrmula y no obstante conseguir que se sostengan con eficacia, no es nada fácil. Es uno de esos casos que podrĂamos calificar como “de protagonismo envenenado”. Pero Albacete sabe cĂłmo compensarles y los respalda con un ejercicio de equilibrio de todas las escenas ajenas a la trama de triángulo romántico principal y los personajes que las habitan. Un ejemplo para explicarlo más claro serĂa el personaje de MarĂa Esteve, que en una sola secuencia, la de conversaciĂłn en el banco del parque, hace un brillante ejercicio de evoluciĂłn de la comedia al drama, y retorno a la comedia que está entre lo mejor que vamos a ver este año en una pantalla grande en el cine español. No es una novedad que Esteve lo borde, pero aquĂ lo tenĂa incluso más difĂcil, en tiempo rĂ©cord. Y además el propio director se arriesga en esa secuencia introduciendo el drama y es coherente con su propuesta de no limitarse a jugar con la fĂłrmula. Albacete hace toda una declaraciĂłn de principios e impone una personalidad propia a su propuesta, demostrando que la comedia romántica es tan dĂşctil y flexible y tan capaz de sorprender como cualquier otra fĂłrmula genĂ©rica que podamos imaginar. Todo depende de la imaginaciĂłn, el talento y las ganas de arriesgarse de sus artĂfices. Otro tanto en cuanto a riqueza de los personajes de reparto puede decirse de la gran quĂmica que despliegan JosĂ© Coronado y Ana Fernández en sus minimalistas pero contundentes secuencias como padre e hija. Y despuĂ©s, junto a esos dos refuerzos notables al protagonismo principal que son Esteve y Coronado, nos encontramos una especie de sorpresas que aportan los personajes más de segundo tĂ©rmino, por ejemplo Rossy De Palma, Bibiana Fernández, Neus Asensi o Silvia MarsĂł, que siguen una misma pauta de contar y aportar mucho y construir toda una personalidad muy rica en un tiempo rĂ©cord. Son poco más que cameos y a pesar de ello nos aportan la sensaciĂłn de que cada uno de ellos tiene su propia historia, como de hecho ha ocurrido siempre en la comedia clásica, cuyo cemento suele estar en este tipo de aportaciones tan fugaces como contundentes.
De manera que no se confundan: hay mucho más que quĂmica y enredo romántico en Solo quĂmica.
Miguel Juan PayánÂ
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