Antes de que alguien se me lance al cuello con el título de esta reseña, vaya por delante que la última película de Star Trek me parece un peliculón. Que me ha encantado y que espero que le vaya genial en la taquilla de todo el mundo. Dicho lo cual no queda más que asumir que los 70,2 millones de dólares recaudados el fin de semana, y los 83,7 desde su estreno el pasado miércoles de madrugada, son menos de lo esperado por todos, analistas, expertos y, posiblemente la distribuidora. Es una cifra excelente, es una cifra que ya quisieran tener casi todas las películas que se estrenan, pero todo apuntaba a que la nueva de Star Trek se quedaría por encima de los 100 millones de dólares (cifra estimada por el estudio, que tiende a cubrirse las espaldas, lo cual quiere decir que esperaban más), por el prestigio de la entrega anterior, por la calidad de la propuesta y porque la película anterior ya había sumado cifras similares en 2009, con entradas más baratas y sin 3D. No, no es un fracaso. Sí, es un taquillazo en toda regla. El problema es que esta semana toca enfrentarse a dos monstruos de proporciones considerables, como son Fast&Furious 6 y R3sacón, algo que va a convertir la taquilla americana en una carnicería. Y en su segunda semana, casi cualquier peli tiene las de perder contra esos dos bichos. Esperemos que aguante el tirón, pero está claro que la presencia de dos películas como Iron Man 3, que ya supera los 337 millones de dólares, y El Gran Gatsby, que sigue interesando al público adulto y femenino con sus 90,7 millones en dos semanas, pese a que algunos esperaban un fiasco por las críticas y la reacción del público, han marcado la cifra final de Star Trek. Toca remar, aunque todavía puede acercarse a los 200 millones, pero le resultará casi imposible superar a la primera parte.
Jesús Usero
