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lunes, noviembre 11, 2024
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Todo el dinero del mundo ★★★ por M.J.P.

Todo el dinero del mundo ★★★ por M.J.P.Buena película de intriga a la que le falta identidad para estar entre lo mejor de Ridley Scott.

Si este largometraje lo hubiera dirigido otro director estaríamos pensando que ha hecho bien su trabajo y ha elaborado una película curiosa, pero de Ridley Scott antes se podía esperar algo más. Algo como American Gánster, Red de mentiras o El consejero. Parece que esos tiempos ya pasaron en la filmografía de este director, aunque los aficionados al buen cine seguimos cruzando los dedos cada vez que estrena película confiando fielmente en que volverán cuando menos esperemos. Esto se queda más en el rendimiento de Hannibal, su visualmente estilizada y elegante, pero argumentalmente floja y desarticulada secuela de El silencio de los corderos. O si nos remontamos más atrás en la filmografía del director, La sombra del testigo. Es mejor que éstas dos últimas, pero juega en su misma liga.

Todo el dinero del mundo funciona, pero no está a la altura de lo mejor de la filmografía de su director. En primer lugar porque es bastante indefinida y esa indefinición transmite cierta indiferencia al espectador. No está centrada ni en su interés por los personajes, ni en su género, ni en su tema… Es decir, que duda y nos hace dudar en lo referido a qué nos quiere contar realmente. En ella conviven al mismo tiempo el relato más o menos oportunista y sesgado por las necesidades del cine y las pinceladas de la ficción que entran a saco en el caso real -esa visión de la familia Getty con madre abnegada y demás, por poner un ejemplo- con una construcción de personaje realmente interesante que es el del millonario J. Paul Getty, mezcladas con una peripecia de secuestro bastante tópica y un final de suspense bien orquestado pero algo tardío en su entrada en el relato general, que se ha cincelado más como un drama familiar. Esa indefinición es marca de fábrica y seña de identidad, en mi opinión poco recomendable, del cine que nos propone Ridley Scott en los últimos tiempos. Esa duda de apostar por una u otra línea y querer abarcarlo todo es el principal lastre de las últimas propuestas de Ridley Scott que han llegado a la cartelera.

Pondré un ejemplo para que quede más claro a qué me refiero. En Alien Covenant quedó claro que lo que realmente le interesaba al director y por tanto es consecuentemente interesante en la película, es el personaje del ser artificial pero con aspiraciones humanas, y acaso incluso divinas, interpretado por Michael Fassbender. Eran sus planos los mejor presentados visualmente, con todo el inimitable estilo y el incuestionable talento de Ridley Scott apoyando a ese personaje. Eran también los mejor resueltos a un nivel de tensión y ritmo. El resto, era del montón, convencional, materia prima para hacer una película entretenida, y aún así con altibajos, en la filmografía de cualquier otro director.




Bien, pues algo parecido ocurre en Todo el dinero del mundo donde Scott saca lo mejor de sí mismo y de su talento, insisto, absolutamente incuestionable, para «vestir» o acompañar al personaje de J. Paul Getty interpretado por Christopher Plummer. Es más, durante toda la apertura de la película, todo el despliegue de arranque de la misma, y todas las secuencias que van a rodear a este personaje el resto del relato -la compra del cuadro, la llegada de los periódicos a la mansión, el desenlace, por poner solo algunos ejemplos-, se deja entrever un cierto tono de Ciudadano Kane de Orson Welles, pero en versión Scott, que sin duda habría sido más interesante como propuesta que la mezcla de elementos, intereses y géneros que finalmente llega a la pantalla. Sorprendentemente es en esa parcela donde supuestamente la película debería ser más endeble, toda vez que volvió a rodarse todo el metraje de ese personaje interpretado previamente por Kevin Spacey para repetirlo con Christopher Plummer. Pues bien, sea por esa cuestión de repetir y asegurar la jugada, sea porque realmente Scott se encontraba más cerca o más interesado por ese personaje, lo cierto es que esa es precisamente la parte más sólida de la película… salvo en una secuencia por otra parte clave para explicar el arco de desarrollo del personaje de Mark Wahlberg que resulta falsa, endeble, y sin relieve: el último encuentro y cara a cara del personaje de Wahlberg con el personaje de Plummer. Es ahí donde realmente se hace notar, con todo su peso negativo, el nuevo rodaje con Plummer en lugar de Spacey, con Wahlberg en una posición de franca desventaja frente al veterano actor que interpreta a Getty. Debo decir que no es que me parezca que Wahlberg lo haga mal, es simplemente que creo que su papel es más el de un Russell Crowe, que le viene grande, para entendernos, y que durante toda su contribución al largometraje me parece que no ha acabado de tener química con Scott o ha creído estar en otro tipo de película. En su línea, Wahlberg es bueno. En Scottlandia y con Plummer delante, flojea. Puede ser incluso más culpa del guión, y de la manera en que Scott ha decidido pasar olímpicamente de su personaje, proporcionándole poco a lo que agarrarse. Porque lo cierto es que el personaje de Wahlberg y el de la madre, por mucho que crea que con éste último Michelle Williams hace un trabajo sólido, si bien que también algo huérfano y perdido en el vacío cuando le toca ser protagonista. Pienso que esto último es también consecuencia de un guión y una película que parece ser perfecto ejemplo de que el que mucho abarca, poco aprieta.

El otro personaje que claramente podría haber sido el verdadero antagonista, o el otro polo de interés en una versión de este asunto donde Plummer/Getty sería el protagonista que intuimos en todo el largometraje, es el del italiano que custodia y acaba viviendo una especie de síndrome de Estocolmo, pero al revés, con el secuestrado. Ese personaje es el que en un momento determinado va a convertirse en un elemento de contrapeso y es el otro aporte interesante. La personalidad de Todo el dinero del mundo está en esos dos personajes. Y si Scott se hubiera centrado en ellos seguramente tendría una mejor propuesta en pantalla.

¿Cuál es el problema? Sería fácil echarle la culpa al sistema de explotación del producto audiovisual, a las productoras que exigen esto o aquello, al miedo a pinchar en la taquilla, etcétera. Lo cierto es que indudablemente para levantar un proyecto Scott tiene que pactar, meter Aliens con calzador donde quiere hablar de androides, porque eso es lo que reclama y paga el estudio, o fichar a Wahlberg como reclamo del asunto que nos ocupa, pero creo que el problema de esta película es más interno que externo, estructural, como ocurre con algunas de las películas de Scott.

Miguel Juan Payán


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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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