Vertiginosa pelรญcula de acciรณn, en la que Kike Maรญllo muestra su habilidad para elaborar un producto cargado de adrenalina e interpretaciones al lรญmite.
Al estilo de los filmes norteamericanos, en los que los ajustes de cuentas mรกs sangrientos son el leitmotiv de lo que sucede en la pantalla, Toro es como una versiรณn espaรฑola y malagueรฑa de los tiroteos vistos antes en sagas de violencia programada, como la de Venganza. Eso sin hablar de las peleas al borde de lo imposible protagonizadas por Jean-Claude Van Damme y Chuck Norris, en sus adictivas cintas ochenteras.
Maรญllo juega con los ingredientes clรกsicos y habituales de este subgรฉnero especialmente agradecido en las taquillas, y los combina para cocinar un filme excesivo y carente de momentos de tregua, en el que las atmรณsferas enrarecidas y mafiosas copan la totalidad del metraje.
En ese universo de mezquindades colectivas, los personajes adquieren la faz de los tipos de dureza metรกlica, siempre pendientes de no dar demasiadas pistas sobre sus sentimientos. Asรญ se percibe a Toro, el papel al que pone fรญsico el esforzado Mario Casas: un joven que, tras pasar un tiempo en la cรกrcel, decide cambiar de vida para ganarse los garbanzos conduciendo un taxi. Actividad que queda bruscamente interrumpida por la apariciรณn de su hermano Lรณpez (Luis Tosar), quien obliga al expresidiario a regresar momentรกneamente a su antigua ocupaciรณn como delincuente.
Este boceto de drama familiar se convierte pronto en una aventura cercana a la neurosis generalizada, donde Toro, su brother y la hija de รฉste intentan mantenerse indemnes de las balas que surcan los planos, a la vez que plantan cara al capo llamado Romano (Josรฉ Sacristรกn).
Un guion ligero en pretensiones y sorpresivo en su desarrollo ayuda a que la movie mantenga el interรฉs y la tensiรณn, sin apenas mostrar el mรกs mรญnimo cansancio en su ritmo acelerado. Tal apuesta por la simplicidad contribuye a que la historia estรฉ adornada con un conjunto de tรณpicos efectivos y previsibles, lo que provoca la sensaciรณn de dรฉjร vu cinematogrรกfico en no pocas de sus escenas.
En este sentido, y debido a su fidelidad hacia los productos de similares trazas discursivas, el personaje protagonista resulta demasiado pรฉtreo, como esculpido en funciรณn de su disponibilidad para repartir golpes y disparar armas de fuego. Aunque, pese a asumir semejante retrato por coherencia con la historia, Maรญllo tambiรฉn dota a Toro de una pizca de vulnerabilidad, representada por la inocente maestra de la que รฉste se enamora (rol que efectรบa con eficacia la bella Ingrid Garcรญa Jonsson).
Dentro del descrito escenario de sombrรญos comportamientos, los que mejor se adaptan al medio son Luis Tosar y Josรฉ Sacristรกn. Tosar realiza una caracterizaciรณn de altura, en la piel del desquiciado y embaucador hermano del hรฉroe que da tรญtulo al largo. Elocuente y mentiroso, el trabajo del actor gallego es de los que impactan por la multitud de capas que arropan al tramposo individuo al que รฉste presta fรญsico.
Por su parte, Sacristรกn lleva a cabo un impoluto acercamiento al psicรณpata nominado Romano: un jefe devenido en falsa figura paternal para Toro, el cual es capaz de matar con la misma facilidad con la que confecciona las lรกgrimas de una talla sacra.
Jesรบs Martรญn
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