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sábado, mayo 11, 2024
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Transcendence **

Transcendence **Dos estrellas por varios motivos. El primero y más sencillo es que no veo la necesidad de los 100 millones de dólares que se han gastado. A ver, que no se me exalte el personal, que a algunos le mentamos algo malo de cualquier cosa relacionada con Johnny Depp y rápidamente se suben al borrico del mosqueo y te montan un pollo por menos de nada, como si le hubiéramos mentado a Jesucristo en la cruz. No digo que no estén esos 100 millones. Digo que no veo la necesidad de tal inversión. Y no es que necesite verlos, ojo. Muy al contrario. Soy de los que piensa que se puede hacer ciencia ficción con cuatro cuartos siempre que haya mucha imaginación en el asunto. Lo que quiero decir no es que esos 100 millones no estén, es que no los encuentro necesarios para contar esta historia, salvo como para que el director practique un exhibicionismo visual que lógicamente lo acerca al cine de Christopher Nolan, y más concretamente a Origen (escribo “lógicamente” porque no en vano ha sido colaborador en la filmografía de dicho director). Vamos que no me parece que aporten valores de producción esenciales para lo que se cuenta, sino virguerías visuales varias de las que se puede prescindir, simplemente tirando de la elipsis, esa magia del cine para hacer participar al espectador, al que no hay que mostrarle todo en todo momento.




Para que quede más claro: con mucha menos pasta se rodó The Machine, y me parece más interesante que esta.

Segundo motivo para las dos estrellas, y quizá esto sí lo van a entender los seguidores de Johnny Depp y hasta puede que me den la razón: con Johnny Depp me pasa lo mismo que con los 100 millones de presupuesto, que casi no lo veo. Está, como los 100 millones, pero no creo que lo aprovechen tanto como debieran. De manera que, tranquilas y tranquilos, fans de Johnny Depp, yo también pienso, y lo he escrito muchas veces, tanto aquí como en la revista, que es uno de los mejores actores de su generación. Precisamente por eso me joroba tanto que o le enchufen siempre papeles de raruno, colgándole la etiqueta “Eduardo Manostjieras” y “Jack Sparrow” para sacar pasta en la taquilla (maniobra eminentemente comercial de la que por otra parte creo que la gente se está aburriendo y que ya sólo le da pasta cuando está vinculada a la saga Piratas del Caribe, y si alguien lo duda puede repasarse Sombras en la oscuridad), o cuando finalmente le dan papeles en los que pueda lucirse en otro registro, como en Enemigos públicos y en ésta, la cosa no sale tan redonda como debiera, y no precisamente por culpa suya. Concretamente creo que esta película está visualmente muy bien concebida, pero le falta alma, nervio, agallas.

Y ese es el motivo por el que le pongo dos estrellas en lugar de tres, porque tenía medios y reparto –no sólo Depp, sino todo el resto de sus compañeros-, para ser algo mucho mejor, y tenía medios económicos para ello –mal invertidos, debo decir-, pero los despilfarra igualmente en un espectáculo visual que no está acompañado por un buen desarrollo de guión ni en esencia cuenta nada nuevo o interesante de algún modo.

Su primera mitad, su planteamiento, su viaje desde el Depp de carne y hueso al Depp informático, tiene interés y promete, pero en el momento en que debería despegar definitivamente hacia la verdadera trama empieza a caer en todos los charcos de tópicos posibles y va haciéndose cada vez más previsible. Dicho esto, recomiendo que se vean la serie Max Headroom, de finales de los ochenta, que en su momento fue innovadora como muestra del emergente movimiento cyberpunk en la literatura de ciencia ficción.

Lo cual me lleva a explicar otro motivo por el que sólo le pongo dos estrellas a esta película. Tenía medios y actores para ser precisamente una muestra de cyberpunk realmente interesante, capaz de hacerle honor a un subgénero literario de la ciencia ficción que en mi opinión ha sido maltratado en el cine salvo en algunas excepciones: Akira (1988), de Katsuhiro Otomo, Matrix (1999), la primera, no sus secuelas, donde a los Wachowski se les fue la pinza totalmente, y Días extraños (1995), de Kathryn Bigelow, por ejemplo, además de algunos fragmentos o pinceladas en Origen, de Christopher Nolan. La posibilidad de que el cyberpunk estuviera reflejado desde un punto de vista próximo a Nolan era muy  interesante en principio. Pero se ha malogrado con esta película. Creo que notables muestras de la literatura cyberpunk como Neuromante y algunos de los relatos incluidos en la antología Quemando cromo, ambos de William Gibson, la saga Cuando falla la gravedad, de George Alec Effinger, las novelas Ambiente, de Jack Womack, Snowcrash de Neal Stephenson o Harwwired, de Walter John Williams, entre otras muchas muestras de esa corriente literaria, están pidiendo a gritos una adaptación seria al cine que no se deje llevar por la virguería visual, o en todo caso la domestique y la ponga al servicio de historia y personajes, cosa que esta película no ha hecho. Lamentablemente sospecho que  para hacerle verdadera justicia a estas novelas precisaríamos a alguien que ya no está entre nosotros, Stanley Kubrick, pero llevado por el optimismo confío en que tarde o temprano Christopher Nolan le meta mano a esta corriente en alguna de sus películas.

Creo que Trascendence se ha visto sometida al célebre dilema de morder más de lo que podía masticar y sin duda mucho más de lo que podía tragar. Creo que habría salido beneficiada de una menor inversión y una mayor y mejor utilización de Johnny Depp que no se limitara a su sin duda carismática voz, que en definitiva es la mayor contribución, y una de las características más sólidas de la película en su parte más endeble, pero que finalmente no es más que un “truco” que no acaba de convencerme.

Y además, francamente, no tengo la sensación de que en lo argumental me hayan contado nada que no estuviera ya, de una forma más festiva y entretenida, más ligera y gamberra y con menos pedantería hipster, en Virtuosity, película que protagonizaron Denzel Washington y Russell Crowe en 1995.  

Dicho de otro modo, no hay nada nuevo pero sí mucha postura, mucha postal espectacular, mucho plano al “nolanista” en este ejercicio de cine que empieza muy curioso pero se malogra.

¿Manera de arreglarlo? Fácil: reduzcan el presupuesto y hagan un cambio en las atribuciones del reparto, de manera que Depp interprete el papel de Paul Bettany y Paul Bettany se meta en la máquina.

Miguel Juan Payán

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