Un día perfecto. Una de las mejores películas de este año. León de Aranoa trae de vuelta lo mejor del género de aventuras.
Fernando León de Aranoa ha rodado uno de sus mejores trabajos. Y eso es decir mucho teniendo en cuenta su filmografía. El guionista y director suele sorprender con su habilidad para abordar cualquier fórmula argumental o género y darle otra vuelta de tuerca que lo acerca a sus propias inquietudes y su manera de entender la vida, pero al mismo tiempo respeta las claves esenciales de dicho género o fórmula. El resultado es siempre buen cine. En el caso de Un día perfecto estamos ante una manera de mirar y proponer el cine de aventuras en la que destaca tanto la personalidad del director como la de sus actores, pero donde sobre todo encontramos la sorpresa de reencontrarnos con las claves clásicas de dicho género sin todos los lastres habituales del mismo. Tradicionalmente el cine de aventuras ha estado muy cercano a estructuras ideológicas colonialistas y sexistas que simplificaban sus conflictos convirtiendo muchas de sus propuestas en mero recortable repleto de tópicos y lugares comunes, pretexto para encadenar unas cuantas secuencias de acción. Un día perfecto le da varias vueltas a todo eso para reescribir las claves del género sobre otras premisas de mayor solvencia, solidez y madurez, tanto cinematográfica como ética. Sus personajes parecen salidos de una de las fábulas de Howard Hawks o de John Huston rodadas en la era dorada del género en Hollywood, pero están totalmente liberados de los lastres miopes que aquejaron al género en esa etapa y los actores pueden circular con mayor fluidez y flexibilidad por una historia de aventuras que saca a relucir lo mejor del género. El rodaje en exteriores convierte el paisaje un protagonista más de la trama otorgándole un respaldo esencial a un reparto en el que brilla el liderado de un Benicio del Toro, que me ha recordado en algunos momentos al mítico Humphrey Bogart de clásicos como El tesoro de Sierra Madre o La reina de África. Respaldado además por un Tim Robbins que claramente disfruta con un papel que en muchos aspectos me ha traído a la memoria a los disparatados personajes de la película y la serie M.A.S.H. y por una Olga Kurylenko que tiene las hechuras de una actualización de Lauren Bacall y además despliega una gran química con Benicio del Toro. Un día perfecto es además una película que se construye cuidadosamente para prevenirse de la intrusión gratuita de la acción y en la que León de Aranoa impone una manera de tratar la violencia sugerida, no mostrada, que astutamente consigue elevar la tensión de los momentos de enfrentamiento con una verosimilitud inquietante que va más allá de las fórmulas del suspense cinematográfico para zambullirnos de lleno en la realidad de las situaciones que viven muchos cooperantes en las zonas en conflicto. Momentos como los de la cuerda negada en la taberna de la montaña, la subtrama del niño que refleja la verdadera tragedia de toda guerra, la recuperación de la pelota, el encuentro con las patrullas de ejecución, etcétera son momentos de muy buen cine, como sugiere ya desde el primer momento ese arranque de la historia.
Un día perfecto reinventa y trae de vuelta a la cartelera lo mejor de la épica del cine de aventuras.
Totalmente recomendable.
Miguel Juan Payán
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