Buen drama familiar con tintes de comedia. Una curiosa mezcla que funciona a la perfección en gran medida por el talento de su reparto y su director, Marc Webb, director de las dos entregas de The Amazing Spiderman y que ya asombró a propios y extraños con (500) Días Juntos, su primera película, en la que cambiaba las reglas de las comedias románticas, un género demasiado trillado al que sabía sacar todo el jugo con una nueva perspectiva y una forma distinta de contar la historia. Aquí Webb está al servicio del guión de Tom Flynn, quizá la parte más endeble de la película, pero sabe aprovechar al reparto y los recursos visuales que permite la historia y la localización en Florida.
La película sigue la historia de Frank Adler, interpretado por Chris Evans, que está al cargo de su sobrina Mary (sensacional McKenna grace), una niña superdotada, genio de las matemáticas como su madre, que se suicidó al poco de nacer ella. Cuando la abuela de la niña descubra el don de su nieta, surgirá una lucha legal por hacerse con la custodia de la pequeña que pondrá en jaque a toda la familia. Como veis, el argumento podría ser el de un telefilm de sobremesa, ciertamente. Ahí reside la magia de la película, en evitar los clichés en la medida de lo posible, y esquivar los elementos de drama más lacrimógeno durante la mayor parte del metraje, como si se tratase de un campo de minas.
Para ello, Webb utiliza dos claves, por un lado la química de su reparto, no sólo entre Evans y Grace, sino también tirando del talento de actrices como Octavia Spencer, Jenny Slate o Lindsay Duncan dan la réplica perfecta en la película, cuya segunda clave es el humor, sobre todo en su primera parte. Mary tiene que aprender siempre a comportarse con otros seres humanos, que suelen irritarla y aburrirla, lo que lleva a situaciones muy divertidas y conmovedoras, donde se mezcla el carisma de su tío con el carácter de la pequeña. Y lo que podría haber dado lugar a un caso de niña repelente, es evitado con elegancia dejando un personaje encantador, que es mucho más inteligente que el resto, pero no tiene la madurez para saber aprovechar esa inteligencia.
El problema llega en el tercio final de película ante todo. Aunque la relación romántica que plantea la película no aporte nada a la misma, es más trágico ver cómo poco a poco se desmontan los elementos tan bien construidos antes, para apostar por el drama y la lágrima fácil. Es efectivo pero también efectista y manipulador. Y hace que por momentos tengamos la sensación de haber visto demasiadas veces la historia que nos plantean. No se arriesga, pese a un par de giros argumentales más que interesantes, no da un paso adelante. Prefiere apostar por ser una feel good movie, apostar sobre seguro y saber que así el público va a salir satisfecho. Y lo consigue, la verdad.
Jesús Usero
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK