Crítica de la película Uno de nosotros
Emotivo drama familiar, con unos excelentes Kevin Costner y Diane Lane como protagonistas.
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Kevin Costner siempre ha poseído una extraña virtud, que consiste en aportar convicción y naturalismo a cada uno de los personajes que jalonan su extensa y algo irregular carrera cinematográfica. El intérprete de Los intocables de Eliot Ness se ha convertido con el paso del tiempo en un actor con los pies en la tierra, capaz de otorgar una extraña normalidad a tipos que escapan a la condición de individuos ordinarios. Semejante arma dramática es la que fortalece la caracterización de Costner como el sheriff retirado George Blackledge, en este inspirado melodrama crepuscular.
Pese a que el título en España (Uno de nosotros) es mucho menos elocuente que el original de Let Him Go (Déjale ir), el largometraje de Thomas Bezucha es en realidad un falso thriller; el cual vertebra sus mejores secuencias en los espacios interiores, cuando los prematuramente envejecidos George y Margaret intentan rendir cuentas a un pasado que se ha escapado repentinamente de su horizonte existencial. En estas coordenadas, el guion (inspirado en la novela homónima de Larry Watson) segrega la totalidad de su potencial sensible, mientras que el apartado de la violencia acude solamente para cerrar un círculo que se percibía acabado y mortuorio desde casi el inicio.
Ambientada en la década de los sesenta, la historia arranca con un trágico accidente, ocurrido al hijo de George y Margaret Blackledge. El joven fallece al caerse del caballo, dejando solos a sus padres, a su mujer y a su hijo. A los pocos años, la viuda vuelve a contraer matrimonio, con un hombre que considera el maltrato a su esposa y al vástago de esta como algo normal y recurrente. La situación se agrava, cuando Margaret descubre que el segundo esposo de su antigua nuera se ha trasladado a un lugar desconocido, con su esposa y el pequeño. Decidida a rescatar a su nieto de las garras de un destino tan sombrío, Margaret convence a George para encontrar al peligroso clan de los Weboy, y recuperar la única persona que les recuerda a su hijo muerto.
Thomas Bezucha mezcla con imaginación elementos del melodrama, el paisajismo de carretera, las películas de viajes determinantes, los chispazos del añejo western, y el thriller de naturaleza local y agreste, para confeccionar un mosaico de grises y tonos apagados, en el que cualquier precipitación queda ralentizada por un ritmo voluntariamente rebajado en intensidad.
En medio de semejante propuesta artística, los que salen mejor parados son Kevin Costner y Diane Lane, al poder echar mano de sus sorprendentes recursos gestuales y sensibles, para hacer creíbles sus respectivos roles. Pero ellos no son los únicos que sobresalen por encima del resto de los componentes dramáticos, ya que como contrapunto se sitúa la increíble caracterización de la británica Lesley Manville, quien saca su vena salvaje en la piel de la bestial y atronadora Blanche Weboy.
Estos y otros ingredientes hacen de Uno de nosotros una película que explota acertadamente la nostalgia que conlleva la pérdida de un ser querido; aunque el apartado del thriller y del duelo final queden un poco diluidos, bajo el armazón construido a base de las miradas y las palabras cómplices pronunciadas por una pareja tan efectiva como la conjuntada por Costner y Lane.
Jesús Martín
★
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