Comedia dramática más que solvente con un espectacular reparto. Vaya por delante decir que nunca he sido demasiado fan de Jason Bateman en su carrera en el cine. Su eterno papel de pardillo perdedor que no se entera de lo que sucede y de escaso carácter, que tanto ha rentabilizado últimamente, sólo me convencía en la serie Arrested Development. Y sin embargo, gracias a un guión más trabajado y a un reparto coral brillante, aquí se convierte en el corazón y alma de una película que disecciona una familia de clase media americana tras la muerte del patriarca de la misma, con bastante mala uva y humor negro, y con un tono a ratos cínico y amargo como la vida misma que le sienta muy bien a la película.
Como decía, a la muerte de su padre, cuatro hermanos deciden pasar por una tradición judía que les obliga a vivir de nuevo bajo el mismo techo durante una semana mientras se despiden del fallecido. Cuatro hermanos dispares y una madre que parece muchas veces no estar en sus cabales, junto a vecinos de lo más peculiares, exmujeres y sus complicaciones, historias del pasado y un funeral en el que nadie sabe cómo comportarse realmente. Toda la película tiene un carácter bastante caótico debido a sus personajes, aunque se sigue con un muy buen ritmo, un reparto magnífico y una historia que tiene corazón, pero que a veces se sustenta en mimbres algo endebles, lo que repercute en la redondez de la misma.
Quizá no sean los nombres más taquilleros del mundo, son muchos de ellos actores televisivos, pero son rostros populares y ante todo excelentes actores, empezando por un Bateman contenido, sutil y mejor de lo que hacía años le veíamos, y siguiendo por sus hermanos, Tina Fey, Corey Stoll y Adam Driver, su madre, Jane Fonda, su exmujer, Abigail Spencer, su jefe, Dax Shepard, su cuñada, Kathryn Hahn, la novia de su hermano pequeño, Connie Britton, una mujer de su juventud, Rose Byrne o su vecino, Timothy Olyphant. Todos magníficos actores, todos geniales en sus papeles. Hacen reír y emocionan. Y eso se nota y hace subir a la película varios enteros. Ayuda el humor negro del guión y el drama más contenido de lo habitual.
Pero el problema surge con tanto personaje, que se quedan en muchos casos (la ex, la cuñada, el vecino, el cuñado…) desdibujado, o que da bandazos como es el caso del personaje de Rose Byrne. Su tono de comedia dramática, que recuerda a películas como Como la Vida Misma o El Camino de Vuelta, funciona, pero no aporta nada nuevo. La novela en la que se basa seguro que ahondaba en esos personajes y temas, y aquí se pierde. No ayuda la dirección de Shawn Levy, pero sí los destellos de acidez del guión, el humor negro e irreverente, el drama contenido, el maravilloso reparto y la sensación final, entre risas y lágrimas y camino del futuro incierto, de que hemos visto una buena película.
Jesús Usero
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