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miércoles, abril 24, 2024
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Al filo del mañana ★★★★

Al filo del mañana ★★★★

Crítica de la película Al filo del mañana

De lo mejor que ha protagonizado Tom Cruise en ciencia ficción, aunque patine en el final.

Mejor que La guerra de los mundos y que Oblivion y casi tan buena como Minority Report, esta nueva propuesta de ciencia ficción protagonizada por Tom Cruise está también entre lo mejor en cine de ciencia ficción que hemos visto en el último par de años. Por ejemplo es mejor que Elysium, y más entretenida.

Su primer acierto es hacer una buena mezcla de géneros. Empieza como película bélica en toda regla, con Tom Cruise en un papel que recuerda al de Cliff Robertson en Comando en el Mar de China (Robert Aldrich, 1970), pero luego consigue salirse del camino más trillado del género jugando con su clave argumental de repetición del mismo día para elaborar una clásica trama de entrenamiento y misión suicida sin caer en redundancias o lugares comunes. Dicho sea de paso, Tom Cruise saca el máximo partido a la parte inicial más cínica de su personajes, reticente a acudir al frente y que humaniza al héroe de la historia por el camino del antihéroe. Además sabe cómo construir la evolución de este héroe a la fuerza hasta su fase final como soldado dispuesto a sacrificarse. Es un abordaje del heroísmo ciertamente interesante que propone mucha reflexión sobre la manera en la que se fabrican los héroes y los líderes.

Por ahí llega Por ahí llega su segundo acierto. Podría pensarse que al contar lo que sucede en el mismo día, una y otra vez, podría caer en la repetición o el aburrimiento, pero no es así. Hay buen ritmo de narración y un arco de desarrollo de los personajes bastante completo y coherente. Ese era el reto que tenía plantado el proyecto y lo supera tirando de sentido del humor, elipsis, montaje, ritmo trepidante y giros argumentales que consiguen meternos totalmente en la película que además tienen la ventaja de no aburrir con las secuencias de acción y combate.

El tercer acierto es la manera en la que aborda el vínculo sentimental que se establece entre los dos protagonistas, pareja en la que hay que destacar la buena química entre Cruise y Emily Blunt, que ya nos dejó a muchos bastante enganchados con sus trabajos en Destino oculto o Looper y aquí vuelve a demostrar que es una todoterreno capaz de apuntarse a la feria de la acción con la misma solvencia con la que resuelve papeles dramáticos. El romance entre estos dos personajes se desarrolla sin diálogos simplones ni secuencias de coito gratuitas. Bastan las miradas entre ellos para dejar claro lo que les está ocurriendo. En eso la película da en el blanco. Es uno de sus puntos fuertes. Emily Blunt es el pilar principal para que esa estrategia funcione y Cruise sale beneficiado como actor en su compañía.

Otro punto fuerte de la película es su habilidad para mezclar cine bélico con ciencia ficción y sacar de todo ello una de las historias de amor más sencillas y al mismo tiempo sólidas y creíbles que he visto en el cine recientemente. Menos es más. Administrando cuidadosamente sus elementos, el guión tiene una gran habilidad para dosificar las apariciones de los extraterrestres, que finalmente son un recurso argumental para equilibrar la parte de acción y aventuras asociándose con la solidez de sus personajes y los vínculos que se establecen entre ambos. Vemos sólo los alienígenas imprescindibles para servir a la historia. Ni uno más. Otro ejemplo de dosificación cuidadosa al manejar los principales elementos de la trama es la manera en la que se nos presenta al personaje de Emily Blunt, el Ángel de Verdum, haciendo que nos interese desde el primer momento. A través de fotos, luego de espaldas, sin mostrarnos el rostro, y finalmente en el momento en que finalmente Cruise la ve por primera vez en carne y hueso, como los propios espectadores.

Si el primer encuentro del personaje de Cruise con la realidad brutal del frente es una variante de nuevo Día D y como no podía ser menos tiene todos los elementos de un desembargo al estilo Salvar al soldado Ryan (curiosamente, la película parece inspirarse en todo lo referido a sus planteamientos de cine bélico en la Segunda Guerra Mundial), su primer encuentro y la posterior relación con el personaje de Blunt sigue las pautas de la guerra de sexos en las comedias screwball del cine clásico, sacando a pasear un sentido del humor relacionado con ese punto sádico que tiene la facilidad de ella para apretar el gatillo y la paciencia masoquista de él para seguir sometiéndose al mismo proceso y aguantar todo lo que sea necesario junto a ella.

Además la trama no cae en ningún momento en los valles de interés y falta de ritmo que la acechaban, sino que se renueva con cada retorno de los personajes a ese día central en el que se desarrollan los acontecimientos.

Lamentablemente al final patina. Es una película perfecta hasta que culmina su momento granadas. Después de eso, entra en una fase que recuerda lo que ocurre con todas las películas de ciencia ficción protagonizadas por Cruise, especialmente Oblivion o La guerra de los mundos: la propuesta cínica y dura del resto de la película llega a un punto final acomodado, simplón, que es como un desenlace postizo, metido con calzador. Tras su despliegue de cinismo y la excelente dosificación de elementos, géneros y ritmo durante todo su metraje, esa pieza final me ha dejado tan descontento y noqueado por su simpleza y su falta de agallas que me resulta imposible encajarla con el resto del puzle.

Digamos que si la película dura 113 minutos, tiene 109 minutos más o menos perfectos y unos cuatro últimos minutos finales que son un platanazo en toda regla. Primero porque ese final necesitaba algún guiño humorístico final que restableciera el tono cínico tras el alarde romántico y épico, y en segundo lugar porque dado lo que le ocurre al personaje de Cruise en su última misión contra los invasores, resulta evidente que ese desenlace se queda escaso respecto a las nuevas variables que se han sembrado en el argumento. Ese final es sin duda tirar por el camino más fácil en una película argumentalmente muy interesante y mucho más completa, eficaz y compleja de lo que es su desenlace.

Miguel Juan Payán

©accioncine

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Jesús Usero

Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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