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viernes, abril 19, 2024
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Amelia

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Mira Nair es esa directora india que logró relevancia internacional en 1989 cuando su película Salaam Bombay logró una nominación al Óscar a la mejor cinta en lengua no inglesa. Amelia supone su primer compromiso total con un gran estudio de Hollywood, aunque la película haya sido financiada por Fox Searchlight, la división de cine (supuestamente) independiente de la todopoderosa Fox. Y quizás esa contención presupuestaria, que sin duda ha provocado la contratación de Mira Nair como directora, es lo que ha provocado que esta historia sobre la famosa mujer piloto se haya quedado en un soso acercamiento a la figura de un icono estadounidense que a priori merecería mayor despliegue.

Amelia Earhart saltó a la fama en la década de los 30, cuando se convirtió en una pionera en lo que a vuelos individuales se refiere. Batió récords de distancia y fue capaz de completar travesías consideradas como imposibles para un único piloto, y más aún si tenemos en cuenta que por aquel entonces todavía había gente que dudaba de esas hazañas por el simple hecho de tratarse de una mujer. Pero Amelia trascendió como mucho más que una simple piloto, terminó siendo un emblema americano, capaz de aparecer en la segunda parte de Noche en el Museo como una figura de cera con los rostros de una pizpireta Amy Adams…

Por ello uno se esperaba que su historia fuese contada por Hollywood en un proyecto de mucha más enjundia. De sobras es conocida la capacidad del cine americano para volcarse con sus mitos, produciendo biopics, nunca mejor dicho, de altos vuelos. Cada poco tiempo se cuela en los Óscars una película con un destacado número de nominaciones que nos cuenta la vida y obra de una destacada personalidad norteamericana. Ahí están, en los últimos tiempos, obras como Mi Nombre es Harvey Milk, Alí, Huracán Carter, Capote o Ray, todas ellas con la característica común de la ambición, el rigor y la falta de reparos a la hora de gastar dólares para poner en la pantalla las vidas de semejantes personajes. Y, además de esto, los responsables de esas obras lograron, en mayor o menor medida, algo de lo que carece Amelia: conmover al espectador, que se ve inmerso en una sucesión de emociones desatadas contemplando las vivencias de estos hombres.

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Mira Nair no lo logra con esta película. Su Amelia carece de alma, de capacidad de emocionar. Y ello es debido, en mi opinión, a un guión que pasa de puntillas por momentos clave en la vida de una mujer que sin duda merecía mejor suerte cinematográfica. Quizás el intento por condensar en 111 minutos dos libros biográficos haya pesado a la hora de componer un guión que hace aguas por muchos sitios. En ese metraje todo ocurre rápido, pasamos de una Amelia niña que descubre en Kansas su gran pasión a la mujer que planea el gran vuelo que finalmente le costará la vida. Entre esos dos momentos, retales de su vida, de su obra, de sus relaciones amorosas…

Hilary Swank no logra tampoco encandilarnos con su interpretación, demasiado encorsetada en tics, sonrisas y poses. La actriz, que ejerce también como productora ejecutiva, probablemente escogió este proyecto con la esperanza de obtener su tercer Óscar, pero me da que se va a quedar con las ganas. Quienes sí están correctos son Richard Gere, como el sufrido marido George Putnam, auténtico motor del éxito de Amelia, e Ewan McGregor, como Jim Vidal, un ingeniero aeronáutico con quien la protagonista mantiene una relación extraconyugal, y padre del que posteriormente sería un famoso escritor, Gore Vidal, quien también aparece en la película con muy temprana edad.

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Con todo, probablemente sea éste el más interesante acercamiento cinematográfico a la figura de Amelia Earhart, quien ya había sido retratada en el telefilm Amelia Earhart: The Final Flight, con los rasgos de la competente Diane Keaton. Pero uno echa de menos la emoción por volar que desprendían títulos como El Héroe Solitario, en donde James Stewart interpretaba a Charles Lindbergh, otro mito volador americano con quien se comparaba frecuentemente a Amelia, o, yéndonos más atrás, Alas, la primera película ganadora del Óscar de la Academia en 1929.

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