El regreso de una franquicia para nostálgicos de los 90. Los chicos de American Pie han vuelto para una cuarta entrega años después de la tercera, en la que ya se notaba el agotamiento de la saga y de sus actores, y es que muchos decidieron no regresar para aquella película. Pero el tiempo vuela y los actores vieron como sus carreras derivaban a productos secundarios cada vez menos importantes, lo que les ha llevado de vuelta al principio, a American Pie, esta vez con todo el reparto al completo y con dos nombres nuevos bajo la dirección y el guión.
Jon Hurwitz y Adam Schlossberg son los encargados de devolver a la vida la franquicia, que continuó en su ausencia en cines con varias películas directas a DVD en las que sólo aparecía Eugene Levy, y han sido los elegidos porque son los responsables de otra franquicia de comedias gamberras, Dos Colgaos Muy Fumaos, que también va por su tercera entrega. Como guionistas y directores imagino que los responsables de la producción les eligieron porque parecían una buena opción dentro de la comedia gamberra. El problema de la película y de sus gamberradas es otro mucho más sencillo.
Muchas cosas han pasado desde que la última película de American Pie llegó a los cines. Más aún. Muchas cosas han pasado desde que la primera entrega arrasó en los cines, sobre todo en lo que respecta a comedia gamberra. Judd Apatow, Resacón en Las Vegas, películas como Project X… Todo ello hace que el espíritu de la película no sea tan transgresor como creen sus responsables, ni tan gamberro ni tan salvaje. Al lado de los otros parecen ingenuos. Y al público es más que probable que este retorno a los orígenes sea justo eso, una apuesta simpática, pero previsible. Tierna a veces por el cariño que muchos les tienen a los personajes, pero ingenua. Casi infantil. Como si se hubiesen quedado anclados en los noventa.
Ese es el gran hándicap de esta reunión, y nunca llega a superarlo. Siempre queda el sabor de boca de que otros lo saben hacer mejor. Que las salvajadas de los 90 (bastante suaves ya entonces) se han quedado pequeñas. La química del grupo sigue funcionando, por supuesto, aunque los personajes femeninos son tan olvidados como siempre, pese a contar con todas las actrices. Algunas aparecen simplemente en pequeños cameos. Algo parecido a lo que hacen dos de las estrellas de Dos Colgaos Muy Fumaos, aunque John Cho ya era parte de la familia American Pie.
Así queda una comedia con más nostalgia que comedia, con algunos chistes que funcionan bien (el lago, las cervezas y Stifler), y muchos que no tanto. Con menos gamberradas de las deseables y con nada de mala uva. Simpática, pero inofensiva. Te arranca un par de carcajadas y seguramente hará que sus seguidores regresen a los cines para ver a sus ídolos de nuevo en acción. Pero al resto del público posiblemente les deje indiferentes. No han arriesgado nada, y eso se nota.
Jesús Usero
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