Crítica de la película Ant-Man
Ant-Man una muy grata sorpresa que amplía con eficacia y talento la galería de Marvel.
Le pongo cuatro estrellas que son las que merece jugando en su liga de cine de evasión y diversión (yo también leo a Sartre, pero no se me ocurriría hacerlo al mismo tiempo que estoy viendo una película de superhéroes) porque me parece uno de los productos más competentes en su fórmula. Maneja muy bien los elementos esenciales de una trama que podría haber perecido fácilmente presa del encadenamiento de tópicos pero por el contrario saca fuerza de esos lugares comunes sacando el máximo partido a sus principales aciertos, que me voy a permitir enumerar. 1. Han sido suficientemente inteligentes como para entender que no podían desperdiciar a Michael Douglas. Muchos esperábamos, e incluso nos temíamos, otra aplicación de la fórmula Obi Wan Kenobi, con Douglas oficiando como secundario estrella, actor invitado, cameo estelar o similar. En plan Anthony Hopkins en la película aquella del Zorro con Antonio Banderas. Pero no. Muy al contrario. Aquí Michael Douglas es tan protagonista como el propio Paul Rudd. Y está muy bien aprovechado desde el primer momento en que aparece en pantalla hasta el último. Su personaje crece con el relato, demostrando que tiene mucho más recorrido más allá del final de la película, que le quedan muchas cosas por contar. Buena señal. Douglas presenta un Hank Pym sólido y que además, este es otro gran acierto, recrea muy bien la propia mitología del personaje original de los cómics, la idea del científico torturado. Esa secuencia en la que le explica a su antiguo protegido por qué lo eligió como pupilo y por qué decidió cortar ese vínculo resume en una sola frase esa personalidad de hombre en conflicto. Además el guión sabe cómo sacarle el máximo partido a lo que podríamos denominar el “estilo Michael Douglas”, y su Hank Pym cinematográfico se le ajusta como un guante. Una aportación del nivel de Robert Redford en Capitán América, el soldado de invierno, con la ventaja de que aquí no se trata de un personaje secundario, sino como digo de un principal. 2. Evangeline Lilly no es un mero adorno femenino de rigor, ni un simple complemento de los personajes masculinos. Responde por el contrario al tipo de heroína de la Marvel en el cine, independiente, competente y resolutiva. Tanto que me aventuro a apostar que en esta película asistimos a un equivalente de la Viuda Negra de Scarlett Johansson de cara al futuro. La Hope Van Dyne que nos propone Ant-Man funciona además muy bien en ese conflicto con Hank Pym, sacando el máximo jugo a la buena química que tienen Evangeline Lylly y Michael Douglas en la pantalla (en situación similar la relación de Anthony Hopkins y Catherine Zeta-Jones en La máscara del Zorro era más tópica y ofrecía menos desarrollo). 3. Paul Rudd se revela como el actor perfecto para moverse con habilidad entre la comedia y el género superheróico dándole verosimilitud a un personaje en vías de redención que en todo momento se desplaza por el filo de la navaja del tópico pero nunca llega a caer, sino que se mantiene en perfecto ejercicio de máxima eficacia incluso en las secuencias más difíciles en este tipo de fórmula: las que incluyen a la niña. Rudd se las ingenia para darle el toque de pícaro canallesco a su personaje haciendo un trabajo similar al que el año pasado hiciera Chris Pratt en Guardianes de la galaxia, pero con un estilo propio, menos caricaturesco, incluso menos caricaturesco que el del propio personaje del golfo Scott Lang en los comics. De hecho, creo que el Scott Lang que nos propone Rudd es en algunos aspectos mejor que el de los comics, donde siempre me ha parecido que intentaban hacerle pasar por una simple variante de Masacre, el mercenario bocazas, pero con menos gancho, especialmente en sus primeras aventuras. Rudd y la propia película mantienen las claves esenciales que definen a ese personaje, pero mejorando o limando alguna de sus aristas y dándole una personalidad más sólida que la que luce en las viñetas. Así que lo mejoran. 4. Esa especie de trinidad de personajes formada como una especie de protagonismo tricéfalo por Douglas, Lilly y Rudd, me parecen más interesantes en cuanto al buen juego dramático y narrativo que proporcionan que la Visión, la Bruja Escarlata, Máquina de Guerra o el Halcón en Vengadores: la era de Ultrón. Con esto quiero decir que en mi opinión, con Ant-Man Marvel incorpora una nueva franquicia de peso a su abanico de personajes. 5. El aporte de los personajes secundarios tiene éxito esquivando los riesgos del tópico al mismo tiempo que cultiva la fórmula, algo que no es nada fácil. En el caso de los tres compinches secundarios chistosos de Scott Lang lo consigue a base de una buena administración del humor, consiguiendo que resulten gente familiar para el espectador en tiempo récord, como si fueran habitantes de una serie de televisión. Son el contrapunto cómico de la clave de humor que está muy bien administrada en el caso de los personajes principales. En el caso del villano, que ciertamente es lo más cercano al tópico de todo el largometraje, se salva porque tiene a un buen actor a los mandos del personaje, Corey Stoll, del que sin duda los aficionados recordaran su gran trabajo en la primera temporada de la serie House of Cards y lo bien que defendió el papel más protagónico de The Strain, en la que era uno de sus puntos más sólidos. Su trabajo interpretando al antagonista en esta película es similar al de The Strain, sin grandes alardes, sin mucho a lo que agarrarse desde el guión, pero a pesar de todo prestándole una gran solidez y convicción al personaje. En cuanto a los personajes más endebles, la ex y el nuevo compañero sentimental de la ex, más la niña, podrían haber sido un agujero en la línea de flotación de tamaño gigante, pero no. Bobby Cannavale y Judy Greer, e incluso la niña, Abby Ryder Fortson, se ocupan de mantener esos personajes de una pieza, firmes como rocas. 6. El último punto fuerte: las hormigas, la manera en la que visual y narrativamente manejan el elemento de las hormigas, esencial para el personaje, y la historia del pasado de la Avispa, son un perfecto homenaje al cómic original sobre estos personajes, pero además constituyen un homenaje a un clásico del cine de ciencia ficción de los años cincuenta, El increíble hombre menguante, nacido originalmente en la novela del mismo título del maestro de la literatura y el guión del género fantástico Richard Matheson.
Todos estos elementos, más unas serie de guiños, cameos y sorpresas que por supuesto no voy a revelar aquí, aunque sí aviso que hay no una, sino dos escenas postcréditos, una al terminar los primeros créditos “adornados”, y otra al final del todo, después de la última de las letras, hacen de Ant-Man una película que personalmente me ha gustado tanto como Iron Man 1,2 y 3, convenciéndome de que en el futuro, este trío de Ant-Man puede dar mucho juego en el Universo Marvel de cine. Creo que es una buena heredera de Guardianes de la galaxia, aunque juega en otro territorio genérico y argumental disinto. Un gran fichaje.
Miguel Juan Payán
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK