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sábado, abril 20, 2024
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Atrápame si puedes ★★★

Atrápame si puedes ★★★

Crítica de la película Atrápame si puedes 

Una película simpática que demuestra que la realidad siempre supera la ficción

En el año 2002 llegó a los cines “Atrápame si puedes”, una película en principio cómica dirigida por el gran Steven Spielberg y que está basada en hechos reales sobre la vida de Frank Abagnale Jr., un falsificador e impostor que durante más de cinco años consiguió burlar al FBI haciéndose pasar por piloto de una línea aérea, médico o abogado. La película está cargada de comedia y de situaciones hilarantes que a veces cuesta creer que fueran reales al ver lo fácil que este adolescente conseguía “pegarse la vida padre” viajando por el mundo rodeado de mujeres bellísimas sin dar un palo al agua… Al más puro estilo James Bond pero en plan pícaro.

Sin embargo, detrás de toda esa comedia también hay mucho drama, el cual está muy bien tratado en la película mostrándonos a un joven Frank (que no nos vamos a engañar, ya era un chiquillo bastante pillo) traumatizado por la inminente separación de sus padres, lo que provocó que en un momento dado decidiera abandonar su hogar para buscarse la vida falsificando cheques y creando identidades falsas tratando de alejarse de su dolorosa realidad al romperse el núcleo familiar. Como bien diría el propio Abagnale (el auténtico) durante el rodaje: «Todas las noches que siguieron a un día brillante o a un día en que conocí a muchas mujeres y gané mucho dinero regresaba solo a mi habitación y pensaba en mis padres, fantaseando con el hecho de que volviesen a estar juntos. Luego lloraba. Es la justificación de una fantasía«.

La historia empieza en el año 1963 cuando Frank Abagnale Jr. (Leonardo DiCaprio) es un adolescente que idolatra a sus padres, Frank Abagnale Sr. (Christopher Walken) y Paula (Nathalie Bayer), quienes viven como una familia feliz en una enorme casa, de la cual deberán desprenderse cuando el banco deniega un préstamo al padre de Frank Jr. por evasión de impuestos, mudándose finalmente a un pequeño apartamento.

Esta situación y el drástico cambio en su nivel de vida provocan el descontento de Paula, quien empieza una aventura amorosa con un amigo de su padre, Jack Barnes (James Brolin). Es entonces cuando veremos las aptitudes del joven Frank para suplantar identidades, llegando incluso a hacerse pasar por un profesor sustituto en su nuevo instituto durante una semana.

Conocedor de que su matrimonio se ha terminado, el padre de Frank Jr. decide iniciar los trámites de divorcio y esto provoca que Frank Jr., asustado por la situación, huya de casa con el poco dinero que tenía. Cuando estos ahorros se le acaban, empieza a falsificar cheques de la famosa aerolínea Pan Am, haciéndose pasar por piloto para cobrar los mismos.

Mientras tanto, desde el FBI el agente Carl Hanratty (Tom Hanks) empieza a perseguir a Frank Jr. hasta que, un día, lo encuentra en un hotel pero este le hace creer que es otra persona, un agente del Servicio Secreto (identificándose como Barry Allen, el nombre real del personaje de cómic Flash), dejándole marchar. Cuando Carl se da cuenta de que Frank le ha tomado el pelo y ha escapado ante sus narices, empieza a crecer su obsesión por atrapar al que sería uno de los más famosos falsificadores de América.

Atrápame si puedes ★★★

De esta manera empieza el juego del gato y el ratón entre estos dos protagonistas con situaciones tan hilarantes como por ejemplo ver a Frank haciéndose pasar por médico o abogado en una trepidante carrera para conseguir ir siempre por delante de Carl a la vez que consigue mantener su alto tren de vida sin dar un palo al agua.

A pesar de durar 140 minutos, la película no se hace pesada en ningún momento y esto es gracias al ritmo trepidante de la cinta que no te da descanso, con un protagonista que siempre está poniendo pies en polvorosa evitando que ese maravilloso Tom Hanks consiga atraparle durante toda la película. El juego que se traen estos dos personajes es maravilloso, tanto en los momentos de persecución en los que juegan al gato y al ratón como en los momentos de descanso en los que tienen que parar para tomar aire mientras planean sus próximos movimientos. Una de esas escenas geniales es cuando en plena navidad Frank llama a la oficina de Carl para disculparse por haberle dejado en ridículo cuando escapó ante sus narices y la conversación da un giro cuando el personaje de Tom Hanks se burla de él al indicarle que no le ha llamado para disculparse sino porque no tiene a nadie más a quien llamar por estas fechas, consiguiendo enfurecer a Frank para satisfacción de Carl, quien termina subiendo la música como diciendo: habrás escapado pero te voy a tocar las narices pero bien…

Si los actores protagonistas están impresionantes, los actores de reparto no se quedan atrás… Encabezados por un maravilloso Christopher Walken haciendo de granujilla con mucha labia que es un papel hecho a su medida, le ves la cara y tiene una pinta de buscavidas increíble… La jovencísima Amy Adams hace un muy buen papel de enfermera que cae embelesada por la magia que desprende ese atractivo doctor, el único que parece fijarse en ella. Y como padre de esa enfermera tenemos a nada menos que Martin Sheen, un famoso abogado de distrito en Luisana.

Atrápame si puedes ★★★

Como decía al principio de la crítica, gran parte de la película trascurre entre momentos hilarantes que si no fueran porque sabemos que están basados en hechos reales pensaríamos que nos están tomando el pelo, como por ejemplo cuando fabrica un montón de cheques falsos gracias a aviones de juguete de la aerolínea Pan Am o cuando consigue escapar en el aeropuerto de Miami vestido de piloto y completamente rodeado de guapísimas azafatas, consiguiendo que todos los agentes se fijen en ellas en lugar de en él.

Sin embargo, a pesar de estos momentos que sirven de balón de oxígeno para no hacer tan densa la trama, luego hay situaciones dramáticas que Spielberg consigue tratar con inteligencia para que no lastren el conjunto de la película ni pegue un bajón de ritmo que luego provoque que la cinta se nos haga cuesta arriba. La ruptura del núcleo familiar con esos padres que se divorcian, la soledad que siente el protagonista en muchas ocasiones a pesar de tenerlo todo, la decepción de Frank al descubrir que la figura de su idolatrado padre se ha desinflado o incluso el no aceptar un estilo de vida honrado, con una nómina y unos horarios que cumplir en un trabajo meramente administrativo sin la emoción de sentirse perseguido o viviendo otras vidas con la adrenalina que ello conllevaba son algunas de las sombras del protagonista que hacen que el espectador pueda empatizar con este personaje que, al fin y al cabo, no deja de ser un ladrón de guante blanco que si no fuera por estas sombras bien podría ser un James Bond en toda regla, siempre impoluto con su traje y con grandes frases acompañadas de una fantástica sonrisa… Lo que vulgarmente se conoce como un encantador de serpientes.

La banda sonora una vez más corre a cargo de John Williams, quien compone unos temas que representan en muchos momentos esa persecución entre los protagonistas y que valió al compositor de otra nominación a los Oscars pero, finalmente, lo ganó la película Frida.

En conclusión estamos ante una película muy entretenida, con un ritmo trepidante, con unos personajes muy bien construidos, sobre todo los de Leonardo DiCaprio y Tom Hanks y que, detrás de ese “corre que te pillo” que se traen entre manos durante las casi dos horas y media que dura la película, hay mucha historia que hace que esta cinta no sea un mero entretenimiento.

Rubén Arenal

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Revista ACCION

Rubén Arenal
Nací en Cantabria en 1987 y uno de los primeros recuerdos de mi infancia es estar con cuatro años en la sala de cine viendo La bella y la Bestia (1991) con mi padre. Pasaron los años hasta que una noche vi en televisión Lawrence de Arabia y recuerdo que tras ver la película quedé extasiado. Desde entonces, el cine dejó de ser un entretenimiento y se convirtió en una herramienta con la que aprender y crecer como persona, ya que considero que una película tiene la capacidad de arañarte por dentro y dejarte cicatrices: algunas son superficiales y se curan con facilidad y, otras, te acompañan de por vida. Después de tantas “cicatrices”, decidí escribir sobre cine para contar mis experiencias tras ver una película y mostrar las “cicatrices” que me han dejado las mismas.

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