Cine de aventuras para toda la familia, especialmente los más pequeños. Mucho se han cuidado desde Disney de que la película fuese relacionada con el universo de Cars, al que pertenece, pero sin tener relación con Pixar, los creadores de las dos películas de coches parlantes. Aquí John Lasseter ejerce como productor ejecutivo lo mismo que en todas las cintas de Disney, pero aparte de emplear el mismo software de Pixar, poco más hay en común. Esto es otro estilo, otro tipo de cine familiar más cercano a la casa del ratón Mickey. Más sencilla, más aventurera y quizá menos potente, pero muy entretenida sobre todo para los más pequeños de la casa, que a fin de cuentas es de lo que se trata.
La aventura nos lleva a seguir los pasos de una avioneta fumigadora que sueña con ganar una carrera alrededor del mundo, tarea para la cual contará con varios peculiares amigos, entre ellos un camión algo lelo, una carretilla elevadora que lo arregla todo y un viejo avión de combate que le entrenará en la tarea. Eso sin contar con los nuevos amigos que hará por el camino, o incluso si encuentra el amor en un avión femenino que viene de la lejana India. Todo ello nos llevará a un viaje que cruza el mundo, desde el Atlántico a la vieja Europa, pasando por Asia y de vuelta a Estados Unidos. Y, la verdad, es que en el viaje es donde se concentra toda la emoción y la aventura. Y por eso ocupa la mayor parte de la película.
Anda algo corta en humor (aunque tiene un par de chistes sensacionales, como el de los británicos no lloran y el de el Skypad, pero poco más), y demasiado larga en tópicos, quizá heredados de su hermana mayor Cars, de la que toma toda la estructura del viejo maestro y el alumno que aprende para ser el mejor en una carrera. El camión bobo también. Pero en el tema de los tópicos, el personaje mexicano no hay por dónde cogerlo y puede resultar hasta ofensivo para el público. Son las pocas lagunas que tiene una película que apenas dura noventa minutos y que va a entretener a la chavalería sin complicaciones.
Mención destacada para el 3D, porque la verdad, los vuelos de los aviones, las carreras y las competiciones aéreas, desde el inicio entre los campos de maíz al final entre los cañones y el desierto, son espectaculares, más aún en 3D. Te meten en pleno vuelo y te hacen sentir la aventura. Con mucha sencillez y una gran efectividad. No es la mejor película de animación del año, ni lo pretende. Sólo pretende hacer pasar un buen rato, quizá menos a los padres, centrándose exclusivamente en los más pequeños, y más centrada en la aventura que en la historia, lo que la hace similar a Cars, por supuesto, pero también a otras como La Leyenda de Los Guardianes. Para echar una tarde sin complicaciones, sobre todo si no esperamos una obra maestra de Pixar. Buen cine familiar.
Jesús Usero.
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