El mejor y el mรกs inquietante ejercicio de terror de los รบltimos meses. Muy recomendable.
Terror maduro, sรณlido e inteligente que no nos insulta intelectualmente. Es algo cada vez mรกs raro de vez, y por eso Babadook me parece cita obligada para los aficionados al buen cine en general, y no sรณlo para los seguidores incondicionales del cine de terror. Es terror de calidad, y tiene calidad como pelรญcula al margen del gรฉnero de terror.
Esa calidad deriva, en mi opiniรณn, de varios puntos que voy a repasar en esta crรญtica y que el lector, si decide seguir mi consejo e ir al cine a ver la pelรญcula, podrรก comprobar por sรญ mismo. Aprovecho para aclarar que el cine de terror, el buen cine de terror como รฉste, debe disfrutarse sobre todo en sala, porque resulta imposible recrear la sensaciรณn de inquietud colectiva e intriga comรบn que se produce en un cine, con la pantalla grande, rodeados de extraรฑos en la oscuridad. Esa sensaciรณn que es esencial para sacarle el mรกximo partido a las buenas pelรญculas de terror que, como Babadook, construyen su inquietud cuidadosamente y en tono ascendente, levantando su edificio de miedo plano a plano y respaldadas por la reacciรณn de tensiรณn colectiva que se genera en la sala.
Una vez aclarado lo que nos perdemos renunciando al disfrute de las buenas pelรญculas en las salas de cine, paso a enumerar esos puntos fuertes de Babadook que comentaba anteriormente.
El primer punto es su talento para manipular al espectador desde el primer fotograma, metiรฉndonos de lleno en la historia de ese encierro o aislamiento del resto del mundo en el que viven los dos protagonistas, la madre y el niรฑo, desde hace siete aรฑos. Babadook es una pelรญcula que nos hace compartir esa sensaciรณn de encierro y aislamiento de los dos personajes, en primer lugar merced al excepcional trabajo de sus dos protagonistas. El establecimento del reinado y el protagonismo absoluto de los actores sobre los trucos visuales en una pelรญcula de terror es siempre seรฑal de una mayor calidad de la propuesta. No falla. Si hay actores, hay historia, drama bien construido, madurez y solidez en el argumento. En este caso los actores son lo mejor y lo mรกs inquietante. La madre y el niรฑo reinan sobre los sustos, los trucos y cualquier otro recurso para producir el miedo. Ellos son el miedo. En segundo lugar la sensaciรณn de aislamiento y exilio del mundo estรก bien explicada y expresada visualmente por esos planos de tono enajenado que miran al cielo, los รกrboles y marcan el paso del tiempo como una especie de fundido que separa las distintas fases de la pesadilla, aislando mรกs a sus personajes. Hago notar aquรญ que esos planos de mirada al cielo y los รกrboles estรกn perfectamente equilibrados con el otro recurso visual de aislamiento que marca la pelรญcula, los cuidadosamente administrados flashback en clave de pesadilla del accidente propiamente dicho. Podrรญamos decir que esos dos elementos so el hilo o el ovillo con el que la directora teje ese dibujo del aislamiento como tema central de la fรกbula que alcanza su estadios finales cuando la madre contempla en la pantalla las pelรญculas fantรกsticas de George Mรฉliรจs, en las que la directora nos descubre ademรกs un punto particularmente inquietante haciendo gala de una elegancia visual notable para introducir el vรญnculo de las mismas con su propia trama. Dicho sea de paso esas secuencias ante la tele son el mismo recurso aplicado por Darren Aronofsky en las secuencias de โmadre-teleโ de Rรฉquiem por un sueรฑo.
Lo cual me permite ir a otro punto fuerte de Babadook: la inteligente administraciรณn de sus referentes, influencias y fuentes de inspiraciรณn de manera que son mรกs que un simple homenaje y sirven no sรณlo para respaldar y darle mayor entidad a la fรกbula, sino tambiรฉn para suscitar nuestra reflexiรณn. Es una tradiciรณn en el cine de terror introducir guiรฑos y homenajes a modo de eco que tiende un puente hacia el espectador estableciendo un saludable y autorreflexivo de ejercicio de intertextualidad y metaficciรณn. ย Babadook saca el mรกximo partido ganรกndose no sรณlo la complicidad del espectador en ese juego, sino avanzando cosas muy interesantes a travรฉs del mismo. Por ejemplo tanto en el caso del libro que desata la amenaza como en los dibujos animados de lobos, los documentales de magia y las pelรญculas de Mรฉliรจs nos hace reparar, por un camino similar al anรกlisis de la morfologรญa de los cuentos de Vladimir Propp en esa segunda piel de lo temible, lo violento y lo terrible que se asoma tras la supuesta inocencia de las fรกbulas infantiles, o lo que es lo mismo: revela el rostro mรกs inquietante de la falsa inocencia. La propia trama, con la invitaciรณn de Babadook a dejarle entrar, es toda una reflexiรณn sobre cรณmo nos dejamos contaminar por todo tipo de miedos que al final acaban convirtiรฉndonos en monstruos, lo cual me parece un discurso esencial que accidentalmente encaja a la perfecciรณn con los tiempos de inquietud que estamos viviendo tras los atentados en Francia. Hoy el miedo al lobo feroz que nos propone esa metaficciรณn y esa interextualidad de Babadook me parece muy oportuna.
Ademรกs la pelรญcula recorre las claves maestras del terror con pericia. Por un lado viaja de la mano de un puรฑado de guiรฑos menores a producciones como Paranormal Activity, con ese โmomento perro-puertaโ tan inquietante, o esa construcciรณn de su amenaza que es un eco del sonรกmbulo de El gabinete del Doctor Caligari, emblema del cine expresionista, tanto como una materializaciรณn de los homenajes y copias del mismo en el cine de Tim Burton con Eduardo Manostijeras. Por otro lado recorre caminos que la emparentan con pelรญculas como la brillante Suspense (Jack Clayton, 1961), Los otros (Alejandro Amenรกbar, 2001), El orfanato (J.A. Bayona, 2007) o Mamรก (Andrรฉs Muschietti, 2013), peros sobre todo se emparenta con dos obras maestras del cine de terror que estรกn entre lo mรกs recomendable e inquietante del gรฉnero: Repulsiรณn, dirigida por Roman Polanski en 1965, y en su tercer acto es interna en el territorio de la parte final de El resplandor que Stanley Kubrick pusiera en pantalla en 1980. Y lo mejor es que todo ello no la convierte en un mero catรกlogo de referencias y guiรฑos al gรฉnero, porque en ningรบn momento pierde un รกpice de personalidad, y su acierto es incorporar todas esas referencias que la pelรญcula comparte con el espectador a su propio discurso.
Un punto final de acierto: en su desarrollo consigue que nuestras simpatรญas por los personajes vayan evolucionando de forma sutil a medida que lo hace la propia historia. Es algo que requiere muy buena construcciรณn de guiรณn, un buen pulso, y que se asienta sobre la notable capacidad de la pelรญcula para ganar verosimilitud, en lugar de perderla, a medida que va desarrollando su trama. No es algo habitual en el cine de terror, y eso la convierte, para quien esto escribe, en una joya del gรฉnero.
Miguel Juan Payรกn ย
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