Capitán Koblic, competente ejercicio de cine negro con adornos de western.
Volviendo a la Argentina de los setenta, Capitán Kóblic nos ofrece una curiosa variante de la fábula de cine negro, variante crook story –el antihéroe perseguido por su pasado-, mezclada con memoria histórica de la época de la dictadura centrada en los vuelos de la muerte, y adornada con características del western. De esa hibridación de géneros sale sobre todo un buen trabajo de Ricardo Darín y un interesante papel para Inma Cuesta como variante de la mujer fatal que adquiere una personalidad propia capaz de darle espacio a la actriz para profundizar en el drama de su personaje sobre todo al final de la narración, cuando conocemos plenamente cuáles son sus verdaderas circunstancias.
Los personajes de Darín y Cuesta son los más interesantes y están bien defendidos por los actores, dejando en un escalón más bajo al resto de los personajes, que se desdibujan algo y quedan más bien como meros apuntes, bocetos aligerados de personalidad con función de simples herramientas o figurantes para acompañar o servir a las necesidades puramente prácticas de la historia. Esa diferencia o desnivel entre el interés de los personajes de Darín y Cuesta frente al carácter de mero accesorio no tan desarrollado del resto de los personajes es uno de los elementos que rebaja algo el nivel de la propuesta, y a la larga se manifiesta en un final que desdice en cierto modo por su precipitación y simplicidad todo lo que se nos ha contado anteriormente. Por ejemplo es interesante la sobriedad con que se maneja la subtrama sentimental sin darle más tiempo o peso del estrictamente necesario pero sin restarle personalidad dentro de la trama central. No ocurre lo mismo con los personajes del policía corrupto, el marido cornudo, el muchacho simplón y el amigo/jefe del protagonista. Esos personajes están manejados sobre todo como tópicos funcionales, y eso resta entidad a la propia construcción de los personajes principales, por mucho que éstos atraigan todo el peso de interés de la trama. Suele decirse que lo mejor para un héroe es tener un buen villano, y aquí tenemos a un antihéroe en fuga interesante, con una buena historia de pasado que vuelve para atraparle, pero al que le falta más respaldo por parte de sus compañeros de viaje. Sólo el personaje de Inma Cuesta le ofrece ese respaldo, pero en general está como un náufrago en una isla, y eso perjudica al total de la película. Por otra parte, el tema de la culpa es interesante y está manejado de manera práctica con unos flashbacks que no frenan el ritmo del relato, aunque su parcelación acabe por diluir su fuerza en el conjunto del mismo. Finalmente la parte de western está sugerida en toda la película, pero no encuentra pleno desarrollo hasta ese duelo final de manera algo atropellada, lo que la deja convertida en mero guiño cuando en realidad podría haber sido un elemento mucho más contundente en todo el conjunto.
Dicho todo lo anterior, creo que Capitán Kóblic es una interesante propuesta de cine negro, con un Ricardo Darín como siempre convincente y completo y una Inma Cuesta muy competente e interesante a pesar de que su personaje tampoco tenga mucho espacio para crecer dado el laconismo impuesto en todo el relato. Pero ese mismo laconismo perjudica por su exceso en el dibujo de los personajes secundarios, y falta antagonismo potente, quizá porque el propio antihéroe tiene ya como enemigo su propia culpa, aunque sea esta más bien vicaria, de testigo forzado, y no más directa y participativa, lo cual lo habría hecho del personaje algo mucho más interesante. Intentar reservar la pureza ética de ese personaje en lugar de enfangarlo en los hechos en que ha participado y castigarlo por los mismos obra en contra de una mayor solidez en el desenlace.
Miguel Juan Payán
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