Crítica de la película Cenicienta
Nueva y deslustrada versión del cuento clásico que sirve como debut para Camila Cabello.
La cantante salta al mundo de la interpretación con esta versión musical de Cenicienta que no termina de encajar y que acaba siendo bastante vulgar y torpe… Pese a su mensaje progresista y su idea de mostrar una Cenicienta que lo que busca es ser libre y no depender de nadie, la versión de Kenneth Branagh con Lily James de protagonista, con todos sus clichés y problemas, es enormemente superior. Porque la clave no es sólo el mensaje, sino cómo se entrega el mismo. Cómo se presenta al espectador y cómo nos relacionamos con él. La película está hueca en realidad y es todo pose, todo postura y nada de sustancia.
Es un problema que se solventa cuando hay humor, porque en las escenas de comedia, ese vacío se convierte en una suerte de sátira sobre los cuentos, las damiselas en apuros, los príncipes azules o los reinos mágicos. Pero cuando la película busca apuntar a elementos dramáticos, como el pasado de la madrastra o el propio destino de Cenicienta. La historia se maneja en las claves que todos conocemos con la madrastra, las hermanas y el hada madrina, con el príncipe y el baile, la huida y el zapato de cristal. Pero aporta a una Cenicienta que quiere dedicarse a crear sus propios vestidos y no a ser reina o esposa. Quiere ser ella misma. Como mensaje no está nada mal, la lástima es que lo presenten de una forma tan poco interesante.
Musical liderado por Camila Cabello, la actriz y cantante brilla en los números musicales, pero como actriz aún está lejos, muy lejos, de ser brillante. Con la comedia es efectiva y se desenvuelve muy bien. Con el drama muestra sus limitaciones. Nicholas Galitzine no lo hace mucho mejor como príncipe, pero en su caso tiene mucho que ver con lo poco que recibe por parte del guión. En un momento determinado te interesa mucho más lo que suceda con la madrastra (Idina Menzel) o con los reyes (Pierce Brosnan y Minnie Driver) que con los protagonistas, en gran medida debido a los propios actores, no al guión de la también directora Kay Cannon.
No malinterpreten nuestras palabras. No es un guión terrible, pero sí carente de alma. En el apartado musical Cannon sabe dar vida a algunas de las secuencias, con sus adaptaciones de canciones conocidas. Pero son las menos. El resto se mueve entre momentos desangelados, carentes de fuerza (se nota lo modesto del presupuesto demasiado) o directamente ridículos, como la venta del vestido en la calle, el pregonero (daba para una película para él solo, aquí no encaja) o los arrebatos del rey. Al final es más interesante la hermana del príncipe que los protagonistas, y eso se nota. El resultado no es terrible, pero tampoco es bueno. Es flojo, mediocre por momentos, a veces simpático y otras olvidable. Podía haber sido mucho mejor y nos hace echar de menos Por Siempre Jamás, por ejemplo.
Jesús Usero
★
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