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jueves, mayo 2, 2024
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Colombiana **

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Es habitual de cuando en cuando ver en cine una película de acción protagonizada por una mujer que pretende convertirse (o a la que pretenden convertir) en una nueva Angelina Jolie o incluso Milla Jovovich. Pero al final lo cierto es que casi todas ellas no terminan de conseguir un éxito rotundo o continuado. Incluso dos de las consideradas reinas del género, como la mencionada Jovovich o Kate Beckinsale, que tienen sus propias franquicias dentro del cine de acción, tienen un éxito moderado y trabajan en películas con presupuesto moderado en comparación con las de sus compañeros masculinos. Y cuando buscan refugio en otras películas del género, no les sale muy bien la jugada. Eso por no hablar de la lista de “cadáveres”, gente que lo intentó y fracasó estrepitosamente, como Halle Berry o Charlize Theron.

También es cierto que en televisión es un tipo de producto que tiene bastante más repercusión, con muchos seguidores y, en ocasiones, convirtiéndose en series de culto. Alias, Nikita o hasta Fringe, pueden servir de ejemplo para entender que en televisión las heroínas son mucho más queridas. Y, para qué negarlo, tienen mejores guiones y, en muchos casos, hasta mejores directores. El cine en estos casos suele dejar de lado el guión en favor de la espectacularidad, y ya sabemos cómo funciona eso. O cómo no funciona.

El caso es que Colombiana nos trae a la última aspirante al trono de la Jolie, Zoe Saldana, que lleva un tiempo saltando de éxito en éxito con películas como Star Trek o Avatar. Aquí ha decidido volar sola con el riesgo que eso conlleva, en una película en la que está muy bien acompañada pero que no termina de cuadrar del todo, sobre todo por un guión endeble que no termina de encajar en ningún momento, ni tampoco se luce en unas escenas de acción que, como viene siendo habitual y además es norma de la casa en este tipo de producciones, no deja disfrutar las escenas de acción por completo con un montaje videoclipero a más no poder.

No es que la película sea aburrida, ni mucho menos. Tiene ritmo y sabe llevar la historia de un tramo a otro sin llegar a aburrir. Pero tampoco llega a entusiasmar ni a emocionar. Desde el inicio repasa tópico tras tópico dejando poco o ningún lugar para la sorpresa. Desde la muerte de los padres inicial, al tío que espera a la niña, pasando por los villanos sentados en sus guaridas fumando habanos. Eso sin contar con ese malvado agente de la CIA en la sombra, o esa relación romántica pillada con calzador. Lo peor de todo es saber que el guión viene firmado por Luc Besson, padre de Nikita, que no era moco de pavo. Se le ha olvidado a Besson Nikita y ahora nos trae otra cosa que no se parece a aquella en nada más que en el género.

Esta peripecia se parece más a otras producciones de su factoría como Transporter (sin llegar a los niveles de hilaridad de aquellas) o Taken (sin la sobriedad de aquella). Vamos, que se queda con lo peor de cada casa para fabricar un producto. Nada de arte, ni siquiera artesanía en la película que Besson y su colaborador habitual, Robert Mark Kamen, escriben y dirige un Olivier Megaton, el mismo de Transporter 3, más pasado de revoluciones que nunca. Pero hasta la dirección de videoclip de Megaton sería más soportable si tuviese un guión más apetecible.

Y por más apetecible me refiero a que no fuese tan víctima de las fórmulas y las convenciones. Y con un tufillo reaccionario que canta por soleares. Nuestra heroína es invencible, indestructible e inmortal, así que ella sola puede enfrentarse a un ejército sin recibir ni un solo rasguño. Vamos, la prima de Chuck Norris en Desaparecido en Combate. No llegan a rozarla. Lo máximo una pelea en la que le rompen el labio… Lo cual hace aún más inverosímil la película porque uno no siente que la protagonista corra nunca ningún peligro. Le resta emoción y le resta posibilidades. Hace el camino de la heroína un camino de rosas.

Heroína por llamarla de alguna forma, porque aquí los personajes carecen de moral o ética de cualquier tipo. No se mueven más que por venganza, de asesinato en asesinato y de traición en traición. Así se lleven por delante a su familia y amigos. Buena gente con la que identificarse, sí señor…

Repito que todo eso es culpa del guión y le resta méritos a lo que realmente interesa de la película, como son las escenas de acción, algunas de ellas brillantes, como el ataque a la casa de los tiburones, o la llegada a la prisión. Incluso la entrada de los asesinos en casa de la protagonista es un momento magnífico de planificación por las cosas que suceden fuera de plano y que uno llega a imaginarse a través de los ojos de una niña.

Y todo ello con un muy buen reparto en el que la protagonista está sensacional con los cuatro mimbres que le dan para construir el personaje. Tiene carisma y yo me apunto una y mil veces a verla en pantalla con un par de armas en las caderas. Algo que ya habíamos visto en Losers. Y Jordi Mollá, desaprovechado como siempre, en un papel de villano que puede hacer sin pestañear. Como por ejemplo Callum Blue o Michael Vartan, muy desaprovechados.

En resumen un entretenimiento de fin de semana, perfecta para ver un saco de palomitas con las que acompañar una cerveza. Y mejor en compañía. Si el guión no fuese tan mediocre y el director hubiese montado la película de forma que se viesen las escenas de acción completamente y te enterases bien de ellas la película sería mucho mejor. Pero es lo que es y así se disfruta. Sin complejos y sabiendo que la olvidarás en cuanto termines de verla.

Y si alguien quiere ver a una buena protagonista de acción que se ponga a ver Fringe. Ahí los guiones sí que son buenos.

Jesús Usero

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