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domingo, mayo 5, 2024
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Cómo acabar con tu jefe ***

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Digan lo que digan no ha sido un mal año para la comedia. O al menos a mí no me lo ha parecido. Sobre todo en lo que a comedia para un público más adulto se refiere. Hemos tenido Resacón 2, La Boda de mi Mejor Amiga o ésta Como Acabar con tu Jefe. Sin olvidarnos de comedias españolas más que decentes como Primos o Lo Contrario al Amor, o la gamberrada de Torrente 4. Y aún quedan por llegar comedias tan simpáticas como Con Derecho a Roce o 30 Minutos o menos. Así que, la verdad, no ha sido el peor año para el género.

Incluso Woody Allen ha estrenado una comedia que ha gustado a casi todo el mundo y se ha convertido en su película más taquillera. Y sí, es cierto que la comedia romántica sigue tocada de muerte y llena de películas intrascendentes, pero hasta comedias que no han gustado a los críticos como Bad Teacher han funcionado a las mil maravillas de cara a la taquilla y han gustado al público. Será cierto que en tiempos de crisis la gente recurre a la comedia para seguir tirando día a día.

Lo curioso es que en este caso viene con un grupo de guionistas a la cabeza entre los que encontramos a John Francis Daley, uno de los actores protagonistas de Bones en su faceta menos conocida, la de guionista, junto a su socio habitual, Jonathan M. Goldstein, y Michael Markowitz, que a la sazón es el padre de la criatura y del guión original. Pero sobre todo destaca que entre ellos tienen muchos años de experiencia en televisión, que es donde realmente se hace la mejor comedia hoy en día y de donde cada vez salen más talentos delante y detrás de las cámaras.

Aquí la verdad es que, en gran medida, tenían mucho terreno ganado con la premisa de la película. Porque, ¿quién no ha tenido a lo largo de su vida a un jefe realmente terrible y odioso empeñado en hacernos la vida imposible? ¿Y quién no ha deseado aunque sea por un instante cargarse a dicho jefe (o jefa) pensando que su vida así sería mucho más sencilla? Pues ese es básicamente el inicio de Cómo Acabar con tu Jefe. Tres amigos cuya vida es continuamente machacada por la presencia de tres terribles jefes, que, medio en broma, medio en serio, acaban encargando a un asesino que acabe con ellos. Por supuesto, el plan no sala como uno podía esperar. Ahí reside la gracia.

Hay que avisar antes que nada que la película no es una de esas cintas en las que te estás riendo de principio a fin. Juega más a las sonrisas cómplices con el espectador y a más de un momento en el que uno asiente coincidiendo con los protagonistas y sus tristes existencias en las que uno no querría encontrarse. Exceptuando el caso de Charlie Day. Como heterosapien que soy (hay que decirle a mi compañero Miguel Juan Payán que registre el “palabro”) a mí me gustaría que me acosase sexualmente Jennifer Aniston. Vamos que no es como si te acosase Belén Esteban.

Pero la película maneja muy bien a los personajes y hace realmente interesante su modo de ver el mundo y de enfrentarse a sus jefes como mejor pueden, que suele ser casi siempre con resultados bastante catastróficos. Por ejemplo la llegada de Jason Bateman a su trabajo esperando un ascenso y cómo le machaca Kevin Spacey cuando le recibe, incluyendo un momento con el whiskey magistral. O lo insoportablemente cretino que es Colin Farrell, la gran sorpresa de la película, cuando pide a Jason Sudeikis que empiece a despedir gente.

Por cierto que en los trailers podían haber evitado mostrar a Farrell y su peculiar cambio físico, porque es una de las grandes sorpresas de la película y uno de los momentos en los que te ríes con ganas y por necesidad. Como también lo es la presentación de un personaje como el de Jamie Foxx, en las peores circunstancias, o ese tramo final tan alocado como imprevisible. No llega a la locura de Resacón en Las Vegas, pero mantiene bien el tipo hasta el final.

Y lo hace, sobre todo, merced a unos jefes que están magníficos. Sobre todo y por encima de todos un Kevin Spacey al que echamos de menos en el cine cada vez más, pero que aquí se lo pasa en grande con un personaje que es un caramelo. Jennifer Aniston también hace que su personaje de adicta al sexo resulte adorable (sí, sé lo raro que suena eso) y Colin Farrell… bueno hay que ver a Farrell para entenderlo. En ese cara a cara los empleados salen siempre perdiendo, sobre todo un aburrido Charlie Day y un Jason Bateman que lleva haciendo el mismo papel desde que protagonizó la serie Arrested Development. Sólo Sudeikis se toma la cosa con el suficiente sarcasmo e inteligencia. Y por supuesto Jamie Foxx, tan disparatado como patético.

No es una comedia perfecta, porque, ante todo, es una comedia cerebral, demasiado cerebral. Calculada al milímetro. Paso a paso. Y eso se nota y se huele, haciendo que pierda cierta frescura. Algunas situaciones se alargan demasiado hasta que llega el tramo final. Y otras nunca terminan de funcionar, como el chiste de la asistencia en carretera. O el hecho de que Aniston, su personaje mejor dicho, se encuentre fuera de la trama central.

Es una recomendación personal para aquellos que quieran disfrutar de una comedia interesante y divertida, mucho más inteligente que otros productos americanos, pero que no abusa demasiado de esa inteligencia durante su metraje. Una comedia perfecta para ver solo o acompañado. Y sobre todo para discutir después de verla si nuestros jefes merecen también que contratemos un asesino a sueldo.

Nos llevaríamos más de una sorpresa.

Jesús Usero

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