Crítica Anzu gato fantasma película dirigida por Nobuhiro Yamashita, Yôko Kuno
Una película de animación japonesa inclasificable e irregular, pero divertida y con personalidad.
De qué va Anzu, gato fantasma
Un monje recoge a un pequeño gato y lo acoge, llamándole Anzu. Treinta años después, el gato no ha muerto, sino que se ha convertido en un gato fantasma, un gato que vive y habla como un ser humano, aunque éste tiene una personalidad muy peculiar. El monje pide al gato que cuide de su nieta de 11 años, que ha sido abandonada por su padre, y aunque sus personalidades chocan inicialmente, la niña acaba pidiéndole al gato que la acompañe para intentar ver a su madre fallecida, un viaje que les llevará al mismísimo infierno.
Una mezcla de géneros de cine de animación japonesa
No se puede decir que la película no sea realmente original. No sólo por la idea que plantea, sino también por cómo la desarrolla. Porque uno podría pensar que la historia es cercana a una película del estudio Ghibli, de Makoto Shinkai o de Mamoru Hosoda, pero no es así. Es algo muy distinto porque la forma de contar la historia nos presenta elementos que pueden recordar a Shin Chan o similares, con un punto de locura y de disparate que hace que la historia sea más interesante de lo que parecía inicialmente. También más irregular y más fallida.
Quizá tiene algo que ver el hecho de que uno de los codirectores de la película, Yoko Kuno, viene de una trayectoria como diseñador de personajes en diversas producciones de animación, de hecho, en varias producciones para cine de Shin Chan, por lo que ese gusto por lo extraño, por lo bizarro, por lo peculiar y lo políticamente incorrecto, está ahí y se nota muchísimo. Si le sumamos que también trabajó en El caso de Hana & Alice, todas las piezas encajan dentro de esta peculiar historia. Su rareza la hace única, pero es como un choque de trenes por momentos.
Los personajes tienen personalidad en su diseño, aunque el guión lo entorpece todo. Por momentos cuesta horrores aguantar a Anzu, o entender por qué ayuda a su nueva amiga, si se la puede llamar así, en un viaje único. Un viaje que Hayao Miyazaki hubiese aprovechado para centrarse en lo onírico, lo mágico, lo poético. Aquí nos vamos de un sinsentido a otro, en busca de la carcajada fácil o incluso de ofender al espectador (los mejores momentos sin duda), haciendo que el aspecto dramático de esa niña que sueña con volver a ver a su madre fallecida, pierda fuerza. Lo que nos importa es el camino de esta panda de locos, no el resultado final.
No sabe lo que quiere ser, y eso afecta al resultado final
Quizá debería haber optado por el camino de la locura desde el principio hasta el final, quizá debería haber abrazado más el espíritu Ghibli. No lo sé. El resultado es demasiado irregular en su conjunto para brillar. Su apartado artístico, colorido y lleno de luz, es muy interesante, y se aleja de otras producciones. Incluso en momentos en los que la película da casi algo de miedo, el aspecto es muy destacable. Pero, la clave sigue siendo la historia.
Y la historia entretiene sin más. No desentona demasiado, pero tampoco nos volverá locos. Y no conseguirá que nos emocione demasiado, ni nos deje rotos como otras producciones similares. Pasaremos un buen rato, sin que se alargue demasiado, pero no será algo memorable. Aspira a mucho más y quizá, por eso, se derrumba un poco al final. Una película de animación con algo distinto que ofrecer, aunque pudiese haber ofrecido mucho más.
Jesús Usero
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Crítica Anzu gato fantasma
