Crítica Black Panther Wakanda Forever es una excelente secuela, aunque algo inferior a la primera entrega.
Hay varios motivos para que la segunda entrega de Black Panther ruede un par de puntos por debajo de su predecesora, y algunos de ellos tienen que ver con la ausencia, por supuesto, de Chadwick Boseman. Podemos decir muchas cosas de la nueva entrega, sobre su cariño y dedicación, sobre su madurez emocional (rara vez vista en Marvel) sobre el recuerdo a su protagonista y su legado… Pero la ausencia del actor es palpable y es algo que Wakanda Forever no es capaz de superar del todo. Lo intenta y hace un enorme esfuerzo por conseguirlo. Y nos da por el camino una excelente película de aventuras y acción. Pero no termina de superar aquello de donde viene.
Tras la muerte de su monarca y protector, la nación de Wakanda se enfrenta a nuevos retos y a la desconfianza del mundo entero. La aparición de una nueva amenaza mundial, desconocida para todos, pondrá a Wakanda al borde del precipicio, para lo que la presencia de un nuevo Black Panther puede ser imprescindible. Podemos entender que esa sea la sinopsis de la película, pero en realidad no va sobre eso. Ni mucho menos. Wakanda Forever es un tratado sobre la pérdida, el dolor y la superación, en torno a unos personajes devastados por esa pérdida. Y lo hace esquivando algunos de los problemas principales de Marvel. El excesos de chistes, las tramas derivativas, los personajes intranscendentes… Funciona, en cierta medida y entendiendo a qué me refiero, como lo hacía Spider-Man: No way home. Con mucho menos humor.
En Black Panther Wakanda Forever hay quien ya comenta si alguno de los miembros del reparto, esencialmente femenino, puede ser incluso nominado a los Oscars, y en esa categoría por supuesto que quien destaca con fuerza es Angela Bassett, dueña y señora de cada escena donde participa. Su presencia física y su forma de transmitir el dolor, la tragedia… sus decisiones no son siempre acertadas, no siempre hace lo mejor, pero eso la hace más humana si cabe. No le andan a la saga los nombres de Letitia Wright, Danai Gurira, Lupita Nyong´o o Tenoch Huerta, aunque si esperan ver el Namor de los cómics, olvídenlo. No hablemos de la leyenda negra, tampoco. Pero la película sabe mantener en pie el personaje con varios apuntes brillantes.
El resultado es fantástico en muchos sentidos. Nunca pierde el ritmo (pese a que el montaje tiene algunos momentos atropellados, como si tuviesen que reducir el metraje al máximo en una película que dura más de dos horas y media), nunca parpadea, nunca deja de avanzar. Elimina humor, aporta drama, inteligencia emocional, personajes creíbles… Pero también elimina escenas de acción, la batalla final sabe a precipitada (y por momentos recuerda demasiado a Aquaman) y la falta de Boseman se hace patente durante la historia, haciendo que nos demos cuenta de las reescrituras de guión necesarias para ajustarse al fallecimiento del actor. Y tanto a él como a su personaje se les homenajea de forma brillante, pero sigue faltando algo. Porque toda la propia película gira en torno a eso mismo, a esa ausencia. Pero no es lo mismo. Son pequeños detalles, en realidad, nada realmente preocupante para la que es una excelente película de superhéroes, un género en el que es cada vez más difícil destacar, pero que, de la mano de Ryan Coogler consigue, ante todo, emocionarnos. Es más que interesante descubrir cómo una película tan grande en alcance sigue manteniendo un drama tan íntimo entre sus personajes, sin perder nunca el equilibrio. Incluso cuando nos está dando lo mismo que en la primera entrega (esa persecución de coches…). Coogler sale triunfal, y aunque sienta que la primera película es mejor, esta sigue siendo una muy buena película. Sin etiquetas de género.
Jesús Usero
Tráiler de Black Panther Wakanda Forever
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