Crítica Borderlands película dirigida por Eli Roth con Cate Blanchett, Kevin Hart, Jack Black, Ariana Greenblatt, Florian Munteanu
Una de las películas más aburridas del año.
A pesar de estar conducida visualmente en sus continuadas pero absolutamente planas secuencias de acción como si fuera la copia descafeinada de un dibujo animado de Tex Avery para la Warner Bros, modo Coyote contra Correcaminos pero con una bajada de azúcar, cansados de sí mismos y de repetirse hasta la saciedad, Borderlands es un fallido y aburrido intento de cine de entretenimiento de serie Z con aspiraciones de serie A, guion para salir del paso y personajes bidimensionales que lejos de ser carne y hueso se quedan reducidos a recortables.
Navegando entre guiños sin gracia a Star Wars desde el principio y proponiendo situaciones de resolución totalmente previsible, la película se pierde a sí misma en un ejercicio de autocomplacencia que la lleva tirar la toalla de interés narrativo desde sus primeros compases.
Dibujos animados con actores de carne y hueso
Quizá sus creadores confiaron demasiado en el poder de Cate Blanchett para sacar adelante la película sobre los hombros de su personaje absolutamente tópico y escasamente desarrollado, rematado con un flashback metido con calzador al final para rellenar la información no aportada sobre su pasado en un tardío, fallido y bastante torpe intento de generar suspense en torno a su origen y función real dentro de la historia. Para conseguirlo deberían haberle dado mejor guion con el que trabajar a la actriz en lugar de convertir su personaje en un tópico atado a otro tópico perpetuamente atrapado en forzado gesto de tipa dura que juega la baza de la caricatura con poca gracia y ningún recurso de humor gamberro para sostener su ejercicio de sobre interpretación.
Anulada Blanchett, que es el principal recurso de la película para ganar algo de interés, Borderlands procede a neutralizar a su segundo activo destacado, Jamie Lee Curtis, que en lugar de contar con un recorrido más sólido y destacado en el relato entra en el mismo tarde y convertida en un mero figurante que se pasea por los pocos planos que le dedica el director poniendo cara de pasmo perpetuo, atrapada en un bucle de gestos que me temo pueden incluso haber sido una consigna del director para todos sus actores, a los que parece empeñado en convertir en un dibujo animado de carne y hueso pensando equivocadamente que eso por sí mismo resultado gracioso y divertido.
Nada más lejos de la realidad.
A la sombra del guiño
Por el contrario, a Kevin Hart, actor que no da puntada sin hilo en su prolongada cruzada por demostrar sin éxito que es un “rey de la comedia” acumulando en su filmografía otra película mediocre, Borderlands le convierte en una especie de tipo serio, tipo duro, y copia/parodia del personaje de tránsfuga de John Boyega en Star Wars: El Despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015), pero la supuesta parodia no está ni se la espera y la risa no llega tampoco en personajes que deberían llevarla en su equipaje desde el principio de la historia, como Ariana Greenblatt o el del robot inspirado por un cruce entre el parlanchín C3P0 y su compinche R2D2 de Star Wars al que presta su voz Jack Black.
El saqueo de Star Wars en modo referencia paródica no para ahí y tienen también su ración los Stormtroopers, todo ello paseándose por un paisaje de Mad Max, que aporta sus tribus de psicópatas desérticos para completar un plato combinado de referencias que funcionan mejor en el medio de origen del videojuego, pero en su traslado al cine fracasan estrepitosamente.
Creo que Eli Roth muestra aquí muchos de los defectos del cine de nuestros días, más preocupado por amontonar guiños, referencias y chistes sin gracia que por crear historias.
Una oportunidad perdida.
Miguel Juan Payán
Crítica Borderlands
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