Crítica Ciudad de Asfalto película dirigida por Jean-Stéphane Sauvaire con Tye Sheridan, Sean Penn, Katherine Waterston
Una película que no termina de encajar pero que ofrece suficientes detalles interesantes.
De qué va Ciudad de Asfalto
Un joven paramédico se incorpora al servicio de ambulancias de la ciudad de Nueva York, donde le vemos pasar un año y descubrimos no sólo los peculiares casos a los que se enfrenta, sino sus relaciones laborales y personales, especialmente con uno de sus compañeros de trabajo y con la mujer de la que está enamorado.
Urgencias sobre ruedas
No se puede decir que la nueva película de Jean-Stéphane Sauvaire sea especialmente original, aunque tampoco lo era su anterior trabajo, Una oración antes del amanecer, pero aquella quedó mucho más redonda que ésta, quizá porque no estaba obsesionada por lo morboso del tema, ni quería cargar sobre sus hombros con todo el peso del mundo, algo de lo que parece obsesionada Ciudad de Asfalto. Pero una historia no original puede convertirse en algo brillante si se cuenta bien, si se crea un guión inteligente, con personajes creíbles y dramas humanos que nos hagan empatizar con los personajes. Es algo que en esta película se queda a medio gas y no termina de encajar, aunque lo intenta con fuerzas.
Lo primero que hay que destacar es el gran trabajo de todo el reparto, liderado por Tye Sheridan en la piel de ese joven recién llegado al trabajo, que tendrá que aprender a navegar por las entrañas de Nueva York en una experiencia que puede consumirte. Contenido y contundente durante gran parte del relato, el actor nos brinda un trabajo excelente, que se beneficia con la presencia del personaje de Sean Penn, su compañero habitual en la ambulancia. No sólo hay buena química y confianza entre ambos, es que, además, Penn aporta su enorme talento para hacer su personaje más tridimensional. Es casi coprotagonista de la historia.
Hay más nombres a destacar, como los de Michael Pitt, Mike Tyson (en un sorprendente papel, muy sólido), Katherine Waterston o Raquel Nave, que aportan mucha solidez a la historia y añaden capas a la misma, además de ofrecer una nueva perspectiva al universo de los protagonistas. La lástima es que muchos de esos personajes están pobremente escritos o presentados, quedándose en la superficie. Como casi toda la historia, que acaba siendo un capítulo de Urgencias alargado, sin la misma fuerza que tenía aquella serie de televisión. Casi todo morbo y fachada, aquí.
Lastrada por un guión demasiado superficial
Hay muchos logros visuales en la película de Sauvaire, desde la fotografía al encuadre, pasando por la dirección de actores. Y hay algo en el uso del sonido que te mantiene en tensión gran parte de la película. Pero cuando la vimos en Sitges (la película ha tardado más de un año en llegar a nuestro país), ya nos dejó ese sabor de boca de viaje incompleto… algo superficial. Centrándose en elementos que acaban siendo mera anécdota, sin llegar a profundizar o haciéndolo de forma precipitada y torpe. Es algo que se ve en las relaciones personales de los dos personajes centrales.
También en, como decíamos antes, las tramas de algunos secundarios. Parece más interesada en el morbo, en los momentos puntuales de los pacientes que encuentran por el camino, en las historias de dolor y sangre, que en el drama real de los personajes, que se ve sólo a ramalazos y nunca es explotado como es debido. Por momentos recuerda a Al límite, de Martin Scorsese, pero es muy inferior a aquella que sí era un viaje a los infiernos de un personaje descontrolado. Aquí no es capaz de atravesar esas barreras y el resultado es correcto, pero demasiado superficial.
Jesús Usero
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Crítica Ciudad de Asfalto