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Crítica El Caballero Oscuro ★★★★★

Crítica El Caballero Oscuro de Christopher Nolan

El héroe que Gotham se merece

Sigo pensando que es la mejor película de las tres que ha dirigido Christopher Nolan sobre el personaje de Batman, y el motor sobre el que sigue funcionando una parte importante de la invasión de superhéroes que vive el cine comercial y de evasión de nuestros días, en cualquiera de sus frentes. Y por supuesto también la televisión. No hay más que pensar en series como Gotham, Flash o Arrow, cada cual en su línea, para advertir las huellas y la influencia que, por uno u otro camino, ha tenido la película de Nolan en ellas. Y digo “la” película de Nolan. Porque cualquiera puede darse cuenta de que fue El caballero oscuro, y no Batman Begins o El caballero oscuro, la leyenda renace, la película que puso en movimiento toda esa maquinaria que todavía hoy alimenta con su éxito de crítica y público el fenómeno del universo cinematográfico de la DC, con películas como El hombre de acero, Batman v Superman, Suicide Squad, Wonder Woman, La liga de la justicia, Aquaman, etcétera.

El origen de todo ese universo está, a mi modo de ver, en la solidez que el trabajo de Nolan prestó a la recreación en la pantalla de la icónica figura y el icónico universo de ficción de Gotham en la pantalla grande con El caballero oscuro. En mi opinión, la influencia del éxito de la película de Nolan se extiende incluso a la inmediata competencia, Marvel, que varios meses antes del estreno de El caballero oscuro había puesto en la cartelera Iron Man, la película que iba a servir como punto de partida para su construcción de la primera fase de sus producciones culminada con Vengadores. Es obvio que Marvel se adelantó en varios meses a DC/Warner en ese primer movimiento de asentamiento de los superhéroes como nuevas estrellas de las franquicias cinematográficas del cine de evasión y explotación estadounidense, y que de hecho ya tenía trazados sus planes para llevar a cabo la primera oleada de desembarco de sus personajes en el cine, pero no es menos cierto que sin el éxito comercial arrollador y en todo el mundo de El caballero oscuro de Nolan dicha invasión quizá habría sido más compleja.

Fue la película de Nolan la que, para bien y para mal, cambió las reglas del juego en el cine de explotación y evasión estadounidense y puso el mantel para la mesa en la que ahora se está sirviendo el banquete de los superhéroes en el cine y la televisión.

Esto es lo que para mí define, desde un punto de vista de historia del cine, esta película que fue uno de esos raros y mágicos momentos del cine en el que, de repente, todo parece encajar dentro de un mismo proyecto que está en el momento y en el lugar más oportuno para cambiar la historia y las estrategias comerciales de la industria audiovisual. Eso es lo que la convierte en una película histórica, independientemente de lo que piensen sus defensores y sus detractores. Al margen de los nolanistas y los antinolanistas, El caballero oscuro es una pieza básica para explicar el cine y la televisión de nuestros días en el que todos y cada uno de sus componentes, desde rebuscados vehículos que maneja Batman hasta los diálogos de superhombre de Nietzsche que maneja el Joker, encajan como en la infalible maquinaria de un reloj que marcó la hora de conquistar el cine de blockbuster para los superhéroes, con todo lo positivo y negativo que ello comporta. El caballero oscuro es una auténtica escuela de narrativa cinematográfica y un fenómeno que además sirve como termómetro para reconocer a los que tienen idea de qué va esto del cine Hay una línea trazada en el suelo. El caballero oscuro. Como decía Harry el Sucio, las opiniones son como el culo, todo el mundo tiene la suya, pero El caballero oscuro no es cuestión de opiniones. Simplemente es cuestión de saber de qué va todo esto de saber o no saber contar una historia en el cine. Es una obra maestra. Y si alguien no sabe verlo, o no sabe ver por qué, lo mejor es que se vaya a escribir guiones para los Teletubbies. Podría haberlo dicho con otras palabras más políticamente correctas, pero acabo de descubrir con El caballero oscuro que el buen cine todavía existe y es capaz de ser además entretenido, y he recuperado la fe en que no todo está perdido, así que merece la pena empezar a dejar las cosas claras.

Nolan parte en esta segunda entrega de su trilogía sobre Batman del cómic El largo Halloween, serie limitada de trece episodios publicada en 1996 y 1997 con guion de Jeph Loeb y dibujo de Tim Sale. Enlaza argumentalmente con ese final de Batman Begins en el que Gordon anunciaba al Hombre Murciélago la escalada, es decir, el previsible incremento de pirados criminales, mostrándole la carta de Joker que era un compromiso en toda regla por parte del director sobre el villano que acompañaría como antagonista al héroe en la próxima entrega. Nolan cumplió su palabra, y de manera brillante, con la ayuda de un Heath Ledger en estado de gracia convertido además en icono por su muerte. Entre las claves esenciales de este largometraje: el viaje de paso a otro mundo de cultura popular que hace el personaje, desde las historias de superhéroes al cine negro. En los cómics Batman ya había explorado ese territorio, pero más en una clave de detective inspirado por el Sherlock Holmes de Conan Doyle que por el Sam Spade de Dashiell Hammett o el Phillip Marlowe de Raymond Chandler. En la película cruza además esa parte de detective “hard boiled” con cierta pincelada a lo James Bond. El cómic que le sirve como inspiración era ya una apuesta de claramente inspiradas por el cine negro cruzada con la otra pincelada interesante de El caballero oscuro, la construcción de protagonismo compartido por muchos personajes que recuerda las novelas-río y desde el punto de vista cinéfilo encaja con la complejidad argumental y reparto coral de El padrino de Coppola.

Director y guionista se plantearon esta segunda parte pensando en el fiscal Harvey Dent (Aaron Eckhart), como verdadero héroe e incluso protagonista del asunto. En realidad resulta imposible no pensar en Bruce Wayne y Batman como epicentro del argumento, pero se entiende el intento de darle otra vuelta de tuerca al proyecto por parte de sus creadores que en realidad traduce más un deseo, dentro de la ficción, del propio personaje de Wayne, empeñado en que Dent herede el icónico papel de héroe de Gotham como el Caballero Blanco, para que Batman pueda cederle el testigo a un héroe sin máscara y largarse a ligar con Rachel. Pero vistas las tres películas en su conjunto, casi como un largometraje en tres entregas, algo que encaja con la visión de Nolan y su afición por el cine de Fritz Lang (Los nibelungos), o S.M. Eisenstein (Iván el Terrible, parte uno y parte dos), con El Caballero Oscuro como pieza esencial en el centro, la visión de conjunto que Nolan tiene del universo cinematográfico que creó para Batman, exige que sea el Hombre Murciélago el esencial nexo de unión de los tres largometrajes, por mucho que puntualmente ceda protagonismo a otros personajes, en lo que por otra parte es una sabia maniobra para “ventilar” el relato y escapar de la monotonía de lo previsible. Si tenemos en cuenta que Nolan siempre se ha declarado fiel aficionado a la saga de Star Wars, sobre todo a los Episodios IV, V y VI, El Caballero Oscuro está inspirada por El Imperio contraataca y el papel que esta última ocupa en la primera trilogía de películas de las galaxias de George Lucas. El final abierto con Batman perseguido por la policía es un final de serial que recuerda el desenlace con Han Solo capturado y congelado en El Imperio contraataca.

Batman Begins comenzaba como una aventura con pincelada de guiño homenaje al género carcelario, pero avanza rápidamente hacia el entorno de pesadilla urbanita condimentada con los compuestos alucinógenos del Espantapájaros que fabrican monstruos en la mente de los protagonistas, y adelantaba el cine negro dominante en El Caballero Oscuro. Quienes pensaron que con la prometida aparición del Joker esta segunda entrega iba a decantarse hacia lo superheroico puro, fueron sorprendidos con un guion perfectamente equilibrado que era más cercano al de ese homenaje al cine negro que fuera L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997).

En lo referido al despliegue visual y la gramática cinematográfica que Nolan aplica a El caballero oscuro, destaca la manera en que utiliza la cámara con una intención absolutamente envolvente buscando una tensa inmersión plena del espectador en los acontecimientos. La cámara gira en torno a los personajes, no permanece quieta, sino que adquiere naturaleza de ser vivo acechante, como un depredador, en tensión creciente mientras sigue de cerca los ataques del Joker como seguiría el paso de un fuego que se extiende amenazando con quemar toda la ciudad o un virus presto a contagiar a todos los habitantes de Gotham. Es en ese sentido cuando resulta más lógico pensar que la película tiene en realidad dos protagonistas, o un mismo protagonista dividido en dos, como algunos de los diálogos de Joker en el desenlace explican: Batman y Joker. Dos caras de una misma moneda. Ambos igualmente protagonistas. No es pues el protagonista Dent sino esa dualidad inseparable de héroe y villano que de algún modo ejemplifican dos maneras distintas de perder la cordura bajo la máscara.

La riqueza de la propuesta que hizo El Caballero Oscuro inspiró a toda una generación de imitaciones y variantes, en la pantalla grande, en la televisión, en los cómics, siendo la más fiel a la película la serie Gotham, que respira casi el mismo aire y el mismo tono de este largometraje, y se sitúa en las antípodas del oportunismo y la copia simplona y sin llegar a entender la verdadera naturaleza de esta película y de toda la trilogía de Nolan que ha venido practicando con afán de saqueo el equipo narrativo de la serie Arrow desde la primera temporada de la misma, empeñados inútilmente en convertirse en una especie de versión televisiva alternativa del caballero oscuro.

No es el caso. Aunque sí existen otras propuestas inspiradas o influidas por el universo de la visión de Batman propuesta por Christopher Nolan que quiero repasar brevemente a continuación, a modo de interludio, antes de terminar con el comentario de El caballero oscuro: La leyenda renace, este repaso al tercer acto, el Prestigio de la filmografía de Nolan.

Miguel Juan Payán

Este texto ha sido extraído del libro CHRISTOPHER NOLAN DOS. Que podéis adquirir en nuestra editorial o en Amazon.

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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