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martes, diciembre 10, 2024
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Crítica El monje y el rifle ★★★★ (2024)

Crítica El monje y el rifle película dirigida por Pawo Choyning Dorji con Harry Einhorn, Tandin Wangchuk, Tandin Phubz

Buena película que como el monje del título pone las cosas en orden.

Bután. 2006. El mundo moderno llega al país junto con la primera convocatoria de elecciones democráticas. Los butaneses nunca han votado. No entienden qué es la democracia ni por qué su soberano ha decidido dejar vacante la jefatura del estado para que ellos mismos elijan a su sustituto.

Instructiva fábula sobre la democracia

Lo curioso es que la explicación a los butaneses de qué es y cómo vivir la democracia, basada en hechos reales relativamente próximos en el tiempo, funciona bien como sátira para todo el planeta considerando tal como está el planeta en estos momentos.

Frente a una de las peores cosechas de políticos y partidos que viven varios países -no, en esto los españoles no somos los únicos, el premio gordo en este asunto está bastante repartido, y quien lo dude solo tiene que asomarse al balcón internacional para comprobarlo-, El monje y el rifle se convierte en una sátira de utilizad y aplicación más urgente incluso fuera de Bután que dentro del país que la genera.

Ahora que la democracia se está revelando en muchos sitios como una farsa que algunos políticos estiran hasta el extremo del ridículo y el absurdo con creciente caradura e impudicia, mareando la perdiz como si los votantes fuéramos imbéciles, el ensayo a que son sometidos los habitantes del pueblo en el que se sitúa la acción de la película  es una oportuna parábola.

Tres partidos ficticios: el azul defendiendo la libertad e igualdad (plano de una anciana sonriente), el rojo defendiendo el desarrollo industrial (plano de niños, el futuro), y el amarillo defendiendo la soberanía nacional (plano de hombre con al mirada adusta y orgullosa), sirven como termómetro para pulsar las intenciones de voto de los habitantes, pero también son a título general un buen espejo en el que podemos mirarnos todos en cualquier esquina del mundo.

Crítica El monje y el rifle

La sencillez de la belleza

Y en medio de todo ese ensayo de democracia, un monje cargado con un bulto que en la imagen de apertura y junto con el paisaje y la naturaleza, coprotagonistas todos ellos de la película, despliega el ejercicio de sencillez en la belleza formal del tratamiento visual de la propuesta, realzada por su simplicidad como en el Tao:

30 radios se unen en un eje;

Precisamente donde no hay nada,

hallamos la utilidad de la rueda”.

Añadan a todo lo anterior el intento de compra ilegal de una antigüedad, un rifle, que forma trinidad de objetos significativos de la película junto con la goma de borrar que necesita la niña y la televisión que completan la metáfora de la promesa de novedades materiales que le son ofertadas como derivados de la modernidad a los habitantes del lugar en el que se desarrolla la trama, y tendrán el paisaje completo de este cuento desde Bután para el mundo.

Crítica El monje y el rifle

Realidades y ficciones, rural y urbano, intriga y moraleja

Astutamente este cuento con moraleja cuida de mantener una curiosa división en las fronteras de su realidad y su ficción, dejando fuera del mismo, o en esa especie de elipsis materializada en esa especie de  mundo paralelo de la televisión y los carteles promocionales, territorios ambos en los que significativamente compiten con las aventuras fantásticas del espía de ficción 007 interpretado por Daniel Craig, las campañas electorales de los dos candidatos enfrentados, Thinley y Lodro, mientras el rey dimisionario se materializa en el retrato de subrayado color amarillo que preside la carpa en la que se realiza el ensayo electoral.

Y establece una doble intriga, o mejor dicho una intriga compleja en dos subtramas relacionadas: el lama que pide dos rifles, según dice “para poner las cosas en orden” (¿A qué se refiere?), y los dos urbanitas, el estadounidense y su guía butanés, que acuden al pueblo a comprar precisamente una antigüedad que resulta ser el único rifle que hay en el pueblo.

De ese modo, argumentalmente hablando, El monje y el rifle recuerda la idea del choque de lo urbano con lo rural presente en otra recomendable película estrenada este año, El mal no existe (Ryûsuke Hamaguchi, 2023), también con una niña de señalado protagonismo metafórico en el argumento, aunque temáticamente ambas películas se diferencien, pues el asunto central de la que aquí nos ocupa es el cambio asociado al miedo a la pérdida de la inocencia, y de esa felicidad que deriva de la misma a la que alude precisamente la madre de la niña cuando le dice a la enviada del gobierno para dirigir el ensayo electoral: “A lo mejor es que nosotros ya somos felices”.

                                    Miguel Juan Payán

Crítica El monje y el rifle

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Crítica El monje y el rifle

Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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