Crítica de la película Godzilla vs. Kong
Entretenimiento que cumple con lo que promete, un enfrentamiento legendario.
Y eso es más que suficiente en estos tiempos en los que las salas de cine se encuentran tan vacías de nuevos estrenos. La película de Adam Wingard es justo lo que necesitábamos ahora mismo, una historia llena de clichés, de personajes vacíos y de un guión que va a trompicones entre las diversas escenas de acción en las que se ven involucrados nuestros monstruos favoritos. Escenas que cuando llegan cumplen con lo que prometían de sobra y nos llevan a un planteamiento que para mí es sencillo en estos casos. Qué suerte poder disfrutar de esta película en una sala de cine. No es lo mismo ni por asomo verla en el salón de casa. De hecho cuanto más grande la pantalla, mejor.
No hay mucho que rascar en la historia, Godzilla, quien fue protector de la humanidad, ataca sin previo aviso, una ciudad costera, lo que lleva a traer de vuelta a Kong para proteger un viaje para encontrar lo único que puede protegernos frente al gran lagarto (lagartijo para los amigos, si me permiten el chiste). Hay giros y sorpresas que ya se han cargado hasta las líneas de juguetes, pero que aquí no vamos a mencionar por respeto. Y hay un grupo de personajes humanos que al menos son más activos que en la anterior película, tanto los nuevos como los ya conocidos, lo que hace que la trama sea más llevadera, aunque a veces sus ideas sean, como poco, cuestionables. O directamente, las ideas más cafres de la historia.
Alexander Skarsgard, Rebecca Hall , Brian Tyree Henry, Eiza Gonzalez o Demián Bichir se unen Millie Bobby Brown y Kyle Chandler en la aventura que tiene claras las ideas. Hay un team Godzilla y un team Kong que deben decidir cómo lidiar con la situación. Hay unos villanos con una serie de ideas de auténtica locura que podría entrar en el museo del disparate, pero sin los que no habría película, y hay una joven niña, Kaylee Hottle, que debuta en esta película y que establece una conexión emocional con Kong que hace que la audiencia la siga. Es lo que tiene más sentido de un guión verdaderamente lleno de disparates, algo que no es del todo malo. No le van a dar el Oscar, pero nos lo vamos a pasar en grande.
De hecho, como prometía su director, Kong es en cierta medida el protagonista de la historia central, por su condición, su aspecto y su pasado, mientras que Godzilla es un personaje que permanece más en la sombra, entre el misterio y el desconocimiento por nuestra parte. Y luego llegan las batallas, divididas casi en tres rounds y con un resultado… peculiar. No importa quién queramos que gane (quien esto escribe es del equipo Kong siempre), lo que importa es la enorme espectacularidad, la brutalidad de los enfrentamientos, las coreografías y unos efectos visuales maravillosos. Son algo menos de dos horas de puro entretenimiento con un guión de chiste, pero con la más épica batalla entre grandes monstruos (no olvidemos que en Pacific Rim eran robots) jamás vista en cines. Con nuevas localizaciones, mucho amor por este universo y algunas curiosas sorpresas, esperadas e inesperadas…
Jesús Usero
★
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