Crítica La calle del terror: La reina del baile película dirigida por Matt Palmer con India Fowler, Suzanna Son, Fina Strazza
Un spin-off que nada tiene que ver con las originales.
De qué va La calle del terror: La reina del baile
A finales de los ochenta, el grupo de último curso del instituto Shadyside celebra su baile de fin de curso, donde cinco chicas son las favoritas para ser reina del baile. Sin embargo, la aparición de un misterioso asesino que tiene como objetivo a las candidatas convertirá la competición por la corona en una por sobrevivir a la noche.
Crítica La calle del terror: La reina del baile
En 2021, la trilogía de La calle del terror, adaptaciones de algunos de los libros del mismo nombre del autor R. L. Stine, pilló como un torbellino a los usuarios de Netflix. Todo un evento veraniego de slashers juveniles, con algunos actores muy interesantes como Sadie Sink, dirigidos por la misma persona: Leigh Janiak.
La trilogía de La calle del terror abarcaba una maldición que se fue heredando durante décadas, incluso siglos, y convertía en asesinos a aquellos a quien afectaba, dejando grandes carnicerías a su paso. Con el final de la trilogía, el anuncio de un spin-off centrado en otra de las novelas, La reina del baile, emocionó a los fans que habían disfrutado de aquellas tres cintas.
Tristemente, todo el encanto y lo que hacía especial a aquellas tres películas desaparece en La reina del baile. La película dirigida por Matt Palmer es una propuesta que no funciona ni como slasher ni como parte de su propia franquicia.
Slasher suavizado y aburrido
Aunque la trilogía La calle del terror era un slasher juvenil, sus creativos no fueron cobardes al mostrar sangre a raudales y muertes tanto crueles como imaginativas, además de esa parte más mística con el tema de la maldición.
La reina del baile renuncia a todo eso para ofrecer muertes poco inspiradas, un guion simple como un papel en blanco, personajes estereotipados e insulsos; giros que no hay por donde cogerlos, motivaciones ridículas y algunas escenas que llegan a producir hasta vergüenza ajena como la de la batalla de baile.
La cinta intenta más ser una suerte de Scream que una película de su propia saga, pero ni siquiera comprende lo que funciona en aquella. Como espectador sabes que esta película es de la saga La calle del terror porque lo dice el título, pero sin él puede pasar por una cinta de sobremesa, insípida y que se alarga demasiado con ese doble final forzado.
Una película con nulas cualidades, ninguna lo suficientemente fuerte para salvarla.
Lo que pudo haber sido una expansión sólida de la saga La calle del terror con nuevos personajes ha acabado convirtiéndose en una película adolescente más del montón en la que no pasa nada interesante, los asesinatos son aburridos y el terror brilla por su ausencia.
Además, parece que la película a veces se preocupa más por lucir su estética y ambientación de los 80, queriendo aprovechar el tirón que producen estos años en ficción como lo hicieron sus antecesoras u otros proyectos de Netflix como Stranger Things, más que por crear una tensión o, realmente, hacer una película de terror. Se siente a momentos más como un altavoz para la playlist más básica de la música de los 80 que como un intento de historia de La calle del terror.
Todo ello mezclado con unos personajes unidimensionales, y que son de más de tontos, hacen de La calle del terror: La reina del baile una pobre adición a la saga; una que no aporta absolutamente nada ni tiene relación real con ella más allá de unos easter eggs.
Elena Campos
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