Crítica Enemigos película dirigida por David Valero con Christian Checa, Hugo Welzel, Estefanía de los Santos
Una potente historia sobre el acoso, el rencor, lo que nos convierte en enemigos y lo que nos redime
De qué va Enemigos
Chimo es un joven de Alicante que ha sufrido el acoso y el abuso por parte de Rubio desde que tiene uso de razón. Ambos son de origen humilde, pero eso no ha salvado a Chimo de sufrir todo este tiempo los ataques de Rubio. Un día, cuando todo parece haber acabado, Chimo descubre que puede vengarse que aquel que le ha atormentado todos estos años. Pero un giro del destino hará que todo cambie y que los enemigos de antaño se encuentren ante algo que desconocían…
Cine para jóvenes, con mensaje, pero bien presentado.
Cuando uno se enfrenta a una película que puede tener de fondo la temática de cine social, pueden entrarle muchos miedos pensando en una película que dé sermones al espectador, banalizando temas importantes o convirtiéndolos en una feria con mucho drama recargado y ni una pizca de realidad. Y si a eso sumamos el hecho de que nos encontremos ante cine protagonizado por personajes jóvenes, el miedo se multiplica porque, en muchas ocasiones se ha hecho del género una acumulación de excesos y absurdos. Enemigos, por suerte, logra evitarlo con mucho talento y elegancia.
La película, dirigida por David Valero (quien también firma el guión junto a Alfonso Amador), se intenta alejar de los tópicos más previsibles planteando la idea inicial de un acosado y un acosador, de una víctima y un verdugo que pueden ver sus papeles puestos del revés en un momento determinado. Ahí es donde la película arriesga, donde se la juega y da un paso al frente, proponiendo un debate moral para los personajes centrales y para el espectador, que no ceja en toda la película, que no se detiene. Porque en lugar de lanzarse a un mensaje bienintencionado y manipulador, plantea con riesgo. Se la juega.
Para conseguirlo es imprescindible apoyarse en el talento de dos jóvenes actores que se entregan a la historia y que hacen creíbles sus personajes, para que luego digan que no hay talento entre nuestros jóvenes actores. Christian Checa y Hugo Welzel, Chimo y Rubio respectivamente, juegan con sus personajes y transmiten perfectamente la historia que nos plantean. Sin ellos, Enemigos no funcionaría en absoluto. Y hay que elogiar el trabajo de Welzel en especial porque tiene que expresarlo todo de una forma muy particular, lo que cambia todo el proceso interpretativo de un actor.
Tiene errores comunes, pero sale victoriosa al final
Hay que mencionar también, y sin lugar a dudas, el trabajo del resto del reparto, aunque dos nombres destacan con fuerza. La presencia de José Manuel Poga (aunque temo que al actor acaben encasillándole en este tipo de papeles en el que no es la primera vez que le vemos) y Estefanía de los Santos, quien roba cada escena en la que aparece y transmite una ternura y una fuerza, que hacen que el personaje sea tan creíble que, por momentos, duele. Ellos también ayudan a superar algunos de los escollos del guión.
Porque los tiene, porque tiene momentos en los que la historia se cae un poco, momentos en los que hay que hacer un salto de fe o en los que se apoya demasiado en la música, algo que atraerá al público joven, pero que realmente no aporta demasiado a la historia. El final, aunque en cierto sentido demoledor, dejará a los espectadores preguntándose muchas cosas. Algunas necesarias, otras son demasiado importantes como para dejarlas al aire. Pero nos deja el sabor de boca de haber visto una película necesaria, importante y distinta.
Jesús Usero
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