Crítica de la película La Vida por delante
Sería una historia ya vista, si no fuese por su soberbio reparto.
Sofia Loren sale de su retiro (llevaba sin trabajar oficialmente desde una tv movie en 2010, aunque rodó un cortometraje en 2014. Su última película, Nine, fue en 2009) para acompañar a su hijo, Edoardo Ponti, quien dirige la película. Un Ponti que ya contó con su madre en su debut en el largometraje, la interesante Entre Extraños, y que también es el director del cortometraje de 2014 en el que pudimos ver a la actriz por última vez, Voce Umana. E incluso si la historia de La Vida por Delante ya nos la han contado en muchas ocasiones, la película destaca porque la cuenta bien, y porque su reparto es endiabladamente bueno. Especialmente Sofia Loren que va camino de ser nominada al Oscar, sin duda.
La historia une a dos personajes realmente peculiares, una superviviente del Holocausto que ahora se dedica a cuidar de un par de niños (y que tiene más perfectamente controlado cómo exprimir hasta el último céntimo de la situación… No, no como una persona que se aproveche de los niños. De la situación. Es una superviviente en toda regla, pero adora a los niños) y un joven problemático que ha sido expulsado de la escuela y que le robó el bolso. Ese conflicto entre dos personajes que de pronto se ven obligados a convivir, nos llevará a un descubrimiento personal en el que todos saldrán ganando, aunque no sea como ellos esperan. O como el espectador espera.
Por supuesto este es el show de Sofia Loren y los demás hemos venido a verla actuar. La película de Netflix muestra a la actriz en pleno esplendor, demostrando que nunca, nunca, debió retirarse. A sus 86 años recién cumplidos, la actriz domina la pantalla como pocas. Una simple mirada, un gesto, la forma en la que entona las palabras, la transformación física del personaje… Es un portento y una actriz que te embelesa desde la primera vez que aparece hasta que termina la película. Sabe decirlo todo sin necesidad de hablar. Maravilloso también el veterano Renato Carpentieri, o Babak Karimi pero hay que destacar dos nombres… La española Abril Zamora, el punto de luz en un drama con momentos muy oscuros y siniestros, y el joven Ibrahima Gueye como Momo, el gran protagonista de la historia.
Todo el dolor, la rabia, la tristeza… toda la tragedia vivida, se encuentran en los ojos de Momo y a través de ella y de su sórdido mundo, descubrimos la redención y el cariño de quien nunca lo ha sentido. Una historia de respeto, comprensión y amor entre unos improbables madre e hijo. Eso propone Ponti con una enorme economía de medios narrativos, porque la película apenas dura más de noventa minutos. Pero el director sabe que la clave la tiene en sus actores y los maneja con maestría. Un guión menos manido y con menos trampas habría hecho más memorable la película. Pero cuando el guión decae, tenemos a Sofia Loren y el resto del reparto. Más que suficiente.
Jesús Usero
★
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