Crítica Llaman a la puerta ★★★½

Crítica Llaman a la puerta.

La mejor película de M. Night Shyamalan en bastante tiempo.

Basada en la novela de Paul Tremblay, el propio cineasta, que ejerce también como productor y coguionista de la película, aseguraba que no se puede considerar su historia una adaptación al uso del libro, y que por eso incluso le ha cambiado el título, para evitar que los muchos fans de la novela acudan al cine buscando una adaptación palabra por palabra de lo que había en el trabajo de Tremblay. A Shyamalan le encantaba la propuesta original, pero prefería cambiar el desarrollo y el final de la historia. Y hay que reconocer que es cierto que hay cambios, y que es bueno que los haya. El libro ofrecía varios giros y sorpresas que la película intenta cambiar y lo consigue, aunque eso cambie en gran medida el sentido del libro. Pero los cambios en la trama no son tantos como para no reconocer el origen literario de la película.

Una pareja, Eric y Andrew, pasan un tiempo en una remota cabaña en mitad del bosque con su hija, justo cuando cuatro desconocidos llegan y les encierran en su hogar, con una extraña petición. Los cuatro aseguran que no quieren hacer daño a los padres y la niña, pero la familia debe tomar una terrible decisión, elegir qué miembro de la misma debe morir y ser sacrificado, o el apocalipsis llegará al mundo. Según pasa el tiempo y se suceden eventos inexplicables en todo el mundo, la familia deberá decidir si lo que esconden estos cuatro desconocidos es algún tipo de locura o si en sus manos se encuentra la salvación de todo el mundo. Shyamalan aprovecha así para hablar de los temas que le interesan. Religión, fin del mundo, salvación, sacrificio, inocencia, infancia, mito o realidad, entre muchas otras cosas, en una película que deja un sabor de boca más agradable que Glass o Tiempo.

Hay un pilar sobre el que se apoya la historia y es Dave Bautista. El actor está posiblemente ante su interpretación más compleja y poderosa, y además apoya mucho de la misma en su imponente físico, amenazador y lleno de tatuajes, frente al carácter de su personaje, mucho más comedido, tierno, cuidadoso… Un hombre con una misión que no aprecia, y con un especial talento para tratar con niños, que se convierte en alguien intrigante y con el que se empatiza. A su lado destaca ante todo Jonathan Groff más que Ben Aldridge, y la joven Kristen Cui. Es un reparto compacto y muy bien trabajado, lo que hace que la historia sea apreciable y apreciada mejor. Pese a sus altibajos y varias situaciones que no terminan de ser coherentes dentro del propio relato.

Porque a Shyamalan no se le puede negar su elegancia narrativa, pero sí unos guiones demasiado empeñados en sorprendernos o cambiarnos la vida, en lugar de solo contar una historia. Aquí eso se corrige en parte y la película está más equilibrada entre planteamiento, nudo y desenlace. Con momentos brillantes y giros de guión más que efectivos, pero sin buscar ser efectistas. Coherentes. La película peca de hacer que el ritmo se resienta con unos flashbacks innecesarios, y los cambios respecto a la novela sorprenden, pero le restan pegada al conjunto, que es quizá menos contundente. Pero sigue siendo una película fascinante, sobrecogedora, elegante y violenta cuando debe serlo. Con personajes atractivos y una historia que nos atrapa desde el primer minuto, porque nos lanza de lleno en la acción. En definitiva, la mejor película del director en un tiempo, y una buena señal para sus fans.

Jesús Usero

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