fbpx
AccionCine tu revista de cine y series
18.3 C
Madrid
martes, septiembre 10, 2024
PUBLICIDAD

Malditos Bastardos


Crรญtica de la pelรญcula Malditos Bastardos

Mรกs Tarantino y menos Tarantiros.

En Malditos Bastardos Quentin Tarantino demuestra que cada vez maneja mejor el lenguaje cinematogrรกfico y la escenificaciรณn de sus pelรญculas. A modo de ejemplo vale con ver la secuencia de interrogatorio del nazi Hans Landa al propietario de la granja que abre la pelรญcula. En la misma el director demuestra su excelente pulso para narrar utilizando el encuadre y la composiciรณn con gran habilidad ( por ejemplo consigue abrir el espacio con un plano del granjero y tras รฉl la ventana que muestra a los soldados alemanes, fuera de la casa, pero igualmente presentes e integrados, como amenaza futura, dentro del cuadro). Pero aรบn mรกs significativo es el astuto uso del recurso narrativo y visual de las dos pipas que aparecen en la secuencia, cada una de las cuales marca un giro en el pulso que mantienen los dos personajes que, dicho sea de paso (y tal como insinรบa la mรบsica de spaghetti western) es como un duelo verbal, sin pistolas, sรณlo con palabras. Los planos de detalle aplicados a la primera pipa, la del granjero, acaban con la cerilla en el cenicero y permiten mostrar brevemente la gorra de Landa con la ominosa calavera nazi โ€“un aviso de peligro como la imagen de los soldados al otro lado de la ventana-, al tiempo que el granjero cree haber vencido el pulso y sonrรญe casi imperceptiblemente cuando Landa le pide una informaciรณn que los nazis ya poseen โ€“nรบmero y nombre de los miembros de la familia judรญa-, lo que cree le permitirรก salir del problema sin convertirse en un delator. La segunda pipa, la del propio Landa, es un objeto algo fuera de lugar que atrae inmediatamente la atenciรณn del espectador, facilitando la distracciรณn que el director necesita para hacer un salto de eje, maniobra para desorientar al pรบblico tanto como el granjero interrogado es desorientado por Landa. Previamente hay un movimiento de cรกmara en torno al interrogador y el interrogado tan felino y sigiloso como la estrategia de interrogatorio de Landa: el nazi rodea a su presa, esperando para saltar sobre la misma como Tarantino rodea a sus personajes dispuesto a saltar sobre el desenlace de la secuencia, al tiempo que mueve nuevamente la cรกmara para aรฑadir tensiรณn haciendo una revelaciรณn al pรบblico. A partir del salto de eje facilitado por la pipa de Landa, entramos en el camino de finalizaciรณn de esa secuencia que tiene un punto de inflexiรณn y cambio de ritmo en una sucesiรณn de primeros planosโ€ฆ Ese interrogatorio es como un pulso, y equivale a los arranques en tono conversacional de Reservoir Dogs o de Pulp Fiction, uno de los sellos del director, de manera que quienes despuรฉs de ver la pelรญcula en Cannes afirmaron que no parecรญa de Tarantino deberรญan echarle otro vistazo, mรกs cuidadoso. Malditos Bastardos es Tarantino cien por cien. Lo que ocurre es que no es el Tarantino que algunos habรญan previsto que fuera, teniendo en cuenta el tรญtulo y la temรกtica de la pelรญcula: Segunda Guerra mundial, un comando de judรญos americanos se dedican a meterle el miedo en el cuerpo a los soldados alemanes aplicando tรกcticas de guerrilla apache y haciendo el voto de entregarle 100 cabelleras de soldados alemanes a su jefe, el teniente Aldo Rayne. Quienes esperaban ver Doce del patรญbulo, Los caรฑones de Navarone, La brigada del diablo o El desafio de las รกguilas quedarรกn inevitablemente defraudados (a pesar de que el propio Tarantino ya lo avisรณ en el New York Times: โ€œEsta no es la tรญpica pelรญcula de Segunda Guerra Mundial que veรญa tu padreโ€), pero eso se debe a que la imagen que tienen del cine de Tarantino es equivocada de partida.

Para empezar, Tarantino no estรก haciendo cine bรฉlico: simplemente toma prestada la fรณrmula del gรฉnero y luego hace con ella lo que el da la gana, esto es, la acopla a sus necesidades e inclinaciones creativas (incluyendo entre las mismas de forma muy destacada el protagonismo femenino en un gรฉnero tradicionalmente masculino a travรฉs del personaje de Shoshanna Dreyfus (Mรฉlanie Laurent), cuyo duelo con Landa es casi una reediciรณn en tamaรฑo reducido del que mantenรญa la Novia interpretada por Uma Thurman con el Bill interpretado por David Carradine en Kill Bill). Y si alguien espera hechos histรณricos ya se puede ir olvidando, porque la suya no es la Segunda Guerra Mundial que nos explicaron en las clases de Historia Contemporรกnea, sino la Segunda Guerra Mundial de Tarantinolandia, y estรก incorporada a los acontecimientos histรณricos de esa especie de universo paralelo en el que se desarrollan, entrecruzan y se relacionan todas sus historias, tocadas por elementos realistas y lenguaje que podemos reconocer, pero habitadas por personajes y adornadas con situaciones que sรณlo pueden vivir en su manera de entender la ficciรณn. De ahรญ que Tarantino haga esta pelรญcula de guerra sin batallas y con muy escasas, medidas y a la vez que sorprendentes y eficaces, escenas de violencia. Generalmente รฉstas son la culminaciรณn de largas secuencias de diรกlogo, lo que puede resultar desconcertante para quienes acudan a ver la pelรญcula esperando ver acciรณn trepidante (recuerden: nunca vimos el atraco al banco de Reservoir Dogsโ€ฆ), al mismo tiempo que confirma que lo realmente interesante para el director no es la pirotecnia de los momentos de acciรณn, si bien รฉstos le resultan tan divertidos como el vertido de fluidos al final de una relaciรณn sexual, sino la relaciรณn sexual propiamente dicha, esto es: las escenas de diรกlogo. Malditos bastardos estรก repleta de esas largas secuencias de pulso interpretativo con los diรกlogos y los gestos que son marca de fรกbrica en el cine de Tarantino y en las que รฉl potencia y hace brillar el talento de los actores, caso del epicentro interpretativo que se destaca en el reparto coral de Malditos Bastardos, Christoph Waltz, el coronel Landa, verdadero motor de la trama.

Luego estรกn las gracietas y guiรฑos que tanto le rรญen a Tarantino sus entregados admiradores, sus incondicionales, los que se carcajean ante cada una de sus ocurrencias y a veces se rรญen un poquito de mรกs cuando la cosa no es a veces para tanta carcajada, porque en este mundo tiene que haber de todo y siempre han estado los que crean y los que aplauden a los que crean. En esa parcela encontramos en Malditos Bastardos reiteradas citas, como la aficiรณn por los pies que tanto atrae al director y que tanto fastidia a mi colega y amigo Jesรบs โ€œTxetxuโ€ Usero, experto en TT (taquillas y televisiรณn) de esta misma revista. Uno de los bastardos responde por el nombre de Hugo Stiglitz, actor mejicano de pelรญculas de consumo y serie B y sub-Z, otro toma el alias de Antonio Margheriti, cรฉlebre director de spaghetti-western italiano que firmaba algunas de sus pelรญculas con el seudรณnimo de Anthony M. Dawson, hay un general inglรฉs que responde por el nombre de Ed Fenech (Mike Myers), homenaje a la diva del cine italiano de consumo Edwige Fenech, hay una frase de agradecimiento al รฉxito de sus pelรญculas en Francia (โ€œSoy francesa. En mi paรญs respetamos a los directores, aunque sean alemanesโ€), hay una alusiรณn al mรญtico monstruo del cine previo al expresionismo alemรกn, el Golemโ€ฆ y muchas mรกs cosas que no voy a revelar aquรญ para que los espectadores puedan descubrirlas, a modo de huevos de pascua, cuando vean la pelรญcula. Entre los guiรฑos, quizรก el mรกs elaborado sea la mรบsica, tan eclรฉctica como suele ser en toda pelรญcula de Tarantino y utilizada como un protagonista mรกs de la trama que aquรญ brilla especialmente asociada al Coronel Landa.

Miguel Juan Payรกn

Artรญculo anterior
Artรญculo siguiente
Miguel Juan Payรกn
Profesor de Historia del cine, Gรฉneros cinematogrรกficos y Literatura dramรกtica

AccionCine - รšltimos nรบmeros

Paypal

SUSCRรBETE - PAGA 10 Y RECIBE 12 REVISTAS AL Aร‘O

Artรญculos relacionados

PUBLICIDAD

รšltimos artรญculos