Crítica Maria Callas película dirigida por Pablo Larraín con Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher
Una película previsible y con poca personalidad, salvada por la maravillosa interpretación de Angelina Jolie.
De qué va Maria Callas
Biopic de la vida de la famosa cantante Maria Callas, la mayor intérprete de ópera del mundo, con una historia convulsa y llena de conflicto, narrada a través de los recuerdos de ella misma en sus últimos días de vida, residiendo en la ciudad de París y alejada de los focos, pero siempre con el sueño de volver a triunfar en los escenarios.
Un biopic algo insulso…
Aunque tenga una carrera mucho más amplia y profunda, parece ser que a Pablo Larraín acabaremos recordándole por sus biopics sobre figuras importantes femeninas del siglo XX, y Maria Callas es el tercero de ellos después de Jackie y Spencer. Al igual que en las dos ocasiones anteriores, pese a sus méritos, estamos lejos de los grandes trabajos de guión y dirección del cineasta chileno, como pueden ser películas recientes como El conde o Ema, cuya personalidad es innegable. Cuando rueda una de estas historias, quizá embelesado por la figura icónica de la protagonista, el director nos trae películas más cercanas en fondo a un telefilm de sobremesa que a una película de verdad.
Es lo que le sucede a Maria Callas. Como en las anteriores, obtiene de su protagonista principal una interpretación magistral, digna de todo elogio y de cualquier premio que se le dé. Pero la película carece de alma real. De un conflicto interesante y humano que analice la figura de la cantante como es debido, sin dejarse llevar por las ideas más sensacionalistas. Por momentos también parece un reportaje de una revista o programa del corazón, prensa sensacionalista que sólo busca el morbo. Aunque tiene retazos de grandeza maravillosa, no son suficientes como para olvidar que, el resto, es puro morbo y no profundiza realmente en la figura de Callas.
Claro que, si tu guión falla, puedes recurrir a tu actriz protagonista. Pese a no parecerse físicamente, Angelina Jolie se convierte en Maria Callas en cuerpo y alma, con una fuerza y una pasión que sólo la actriz estadounidense podría darle. Diva y niña perdida al mismo tiempo, mujer abandonada y diosa de los escenarios. Terrenal e inalcanzable a la vez. La actriz se sumerge en la figura de la cantante de una forma incontestable y fascinante. Eso sí, con una guardia pretoriana impresionante como la formada por Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher, brillantes también en sus papeles.
Por momentos parece un anuncio de perfume…
En su intento por destacar visualmente, Larraín intenta varios juegos con el espectador, cambiando el formato, la fotografía o incluso pasando al blanco y negro para revisar los recuerdos de Maria Callas junto a nosotros. El resultado es insatisfactorio. En algunos momentos (esa escena junto a JFK) funciona, pero lo hace porque el guión funciona. En otros, la película naufraga y casi parece que estemos viendo un anuncio de un perfume caro, más que una película. Buscando un estilo visual distinto, se aleja de lo que realmente importa, la historia que nos cuenta y cómo la cuenta.
La fotografía con esa luz difusa, los colores, el vestuario… todo es brillante en la película, pero no el guión. La historia se tambalea porque no sabe entrar en lo que realmente importa, sólo jugar con los personajes de la forma más manipuladora, quedándose en la superficie y en los momentos más vacíos, no en lo que realmente importa. No se arriesga y, por eso, no pierde. Pero tampoco gana. Juega en territorio seguro y, sin aburrir, acaba convirtiéndose en inocua e intranscendente.
Jesús Usero
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Crítica Maria Callas