Crítica Napoleón ★★★★ (2023)

Crítica Napoleón película dirigida por Ridley Scott con Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim, Ben Miles, Ludivine Sagnier

Regresa el mejor Ridley Scott.

A sus 86 años, Ridley Scott sigue siendo uno de los cineastas más prolíficos que hay. De hecho, no se ha estrenado aún esta película, y ya estaba rodando Gladiator 2, que paró su producción debido a la huelga de actores y guionistas y que reanudará su filmación en breve. Desde que rodó su primera película en 1977, Los Duelistas, ha tenido grandes obras maestras y algún que otros traspiés. Producciones que, visualmente podía brillar, pero carecían del guión o la historia adecuada. Alien Covenant, 1492, La teniente O’Neill… son ejemplos de que Scott da muchas veces una de cal y otra de arena. Y con Napoleón vuelve a dar en el clavo a la hora de hacer cine histórico.

En ese sentido, la película funciona como lo hacía El último duelo, como cine histórico pero centrado en sus personajes, en sus dramas y miserias, no en las batallas o la épica. Su relato de Napoleón es apasionado y apasionante porque busca encontrar el ser humano, al hombre debajo de la leyenda. Y lo hace poniendo el foco en su relación con Josefina y las cartas que se enviaron durante años. Una película vibrante que no termina de ser redonda porque se nota que faltan piezas en el puzle…

Un viaje desde los inicios, con dos protagonistas brillantes.

Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby se enfrentan a sus personajes con un talento descomunal y un trabajo brutal en torno a los mismos y a los vaivenes de su tormentosa relación. La química entre ambos es innegable, pero la película va mucho más allá de ello, permitiendo que Josefina tenga entidad propia y una personalidad compleja, pese a que la película pone siempre su foco en Napoleón y en un Phoenix que lo mueve como desea para conseguir que empaticemos con el personaje y le comprendamos.

No cabe duda de que el guión ayuda mucho en ese viaje que comienza con la revolución y nos lleva por toda la vida del Emperador (aunque sin mencionar jamás España, pese a la importancia histórica para el relato…), lo que permite que naveguemos por sus aspectos como político, como tirano, como emperador, como amante, como esposo… Es un periplo fascinante que ayuda a mostrar quién cree Scott que era Napoleón y por qué debería interesarnos. Porque, lo que más hace la película, es demostrarnos que era, sobre todo, muy humano.

Una película a la que le falta algo…

Visualmente, Ridley Scott crea una obra que debería estudiarse en las universidades de cine por su magistral uso de la luz, el encuadre y el color. Por su uso de la cámara lenta, de los momentos épicos al mismo tiempo que de los más intimistas. De su forma de narrar que a veces parece un cuadro, una pintura en movimiento… Todo eso es brillante, pero a la película le falta algo. Le falta metraje, aunque parezca broma con una duración de más de dos horas y media. Pero al verla uno entiende por qué hay un montaje de 4 horas que llegará a streaming.

Hay transiciones algo toscas, momentos que pasan un paso a otro sin desarrollar la acción, sin que entendamos la motivación o la lógica, el proceso. Se nota que la película ha sido editada fuertemente para tener la duración que tiene, y no ser imposible de disfrutar en cines. Esos momentos se echan en falta en una obra tan grande y brillante. Como si no hubiésemos podido disfrutar de la visión completa del cineasta. Es una fascinante película, un maravilloso relato… pero deja la sensación de estar incompleta, pese a su innegable calidad.

Jesús Usero

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