Crítica Quédate a mi lado ★★★  (2023)

Crítica Quédate a mi lado película dirigida por Michael Showalter con Jim Parsons, Ben Aldridge, Sally Field

Interesante historia de amor, quizá demasiado cercana al telefilm.

Michael Ausiello es uno de los periodistas más conocidos del mundo del cine y la televisión, con una larga lista de perfiles y entrevistas realizadas a lo más florido y granado de Hollywood. Pero también con una historia personal importante que merece la pena ser explorada y que contó en el libro Spoiler Alert, adaptado en esta ocasión al cine, de la mano de Jim Parsons, a quien todos conocemos por su trabajo en The Big Bang Theory, pero que aquí además toma las funciones de productor, además de interpretar al propio Ausiello en la pantalla.

Una historia humana, divertida, simpática, enternecedora… y sin embargo, estamos hablando de la historia de una pérdida. Puede que la película no sea perfecta, y no lo es, pero es emotiva y tiene una historia que merece la pena ser contada.

Ausiello cuenta su romance con el fotógrafo Kit Cowan, quien no podía ser más distinto del periodista, en una relación de 13 años con muchos altibajos, que comienza casi por casualidad, y que les lleva a descubrir al gran amor de sus vidas. Algo que cambia radicalmente cuando Cowan sea diagnosticado con una rara variante de cáncer extremadamente agresiva.

Si conocen la historia, el libro o el propio título del mismo, ya saben por dónde van los tiros en esta película en la que lo importante no es el destino, sino el camino recorrido. La lástima es que con todo el cariño puesto en contarla, no sea capaz de ahondar más en la relación y en sus peores momentos, idealizando la misma demasiado en el guión. Cuando la pareja pasa su peor crisis, la película lo hace casi de puntillas, más interesada en el humor que en definir realmente a sus personajes.

Entiendo perfectamente que lo hace porque el drama está a la vuelta de la esquina, en esa enfermedad que golpea como un mazo y que lo cambia todo, pero el hecho de no entrar a fondo a conocer a esta pareja, definida en muchos casos por quiénes son como pareja, hace que el siguiente paso en la historia nos afecte menos. La química entre los dos protagonistas, Parsons y Ben Aldridge, es maravillosa y hace que la película siga adelante solo por su esfuerzo y talento, incluso en los momentos en los que la trama se vuelve más televisiva y trillada.

Siempre puedes confiar en los dos actores para que, con un pequeño detalle o gesto, hagan una escena más interesante. Lo mismo se puede decir de Sally Field y Bill Irwin, impecables como los padres de Cowan, con esa energía inacabable que destilan y su peculiar sentido del humor. Son personajes extraños, curiosos y muy humanos.

La película intenta mezclar la historia real con aquello que pasa por la cabeza de Ausiello, que a veces cree que su vida es una sitcom. Esas escenas de infancia nunca funcionan y estorban a la trama. Sin embargo la escena final con la “entrevista” sí que lo hace. Como lo hace el momento en el que enseña su apartamento por primera vez a Cowan. Son momentos cercanos, divertidos, reales…

Aunque el director trate la película como si fuese una tv movie, aunque sobren esas escenas dentro de la cabeza del responsable de la historia, o incluso la voz en off que a veces acompaña la película. El guión en su mayoría, su reparto y la historia que quiere contar son suficientes para dar validez a este drama lleno de comedia, o comedia con un punto de drama. Elijan ustedes.

Jesús Usero

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