Crítica Terrifier 2
Demasiado larga y más brutal que la primera, pero no mejor.
Damien Leone corre el riesgo de caer en la sobre explotación de su creación, Art el Clown, en esta segunda entrega donde se le va la mano en lo referido a duración y, como consecuencia e ello, se pasa algún que otro pueblo en las secuencias de tortura de las víctimas del payaso.
Ojo, lo que he escrito no significa que esté criticando su crudeza, sino el metraje excesivamente promo grado que dedica a la exposición de la misma, que, como no podía ser de otro modo, le lleva a repetirse, entrar en bucle. Entiendo y asumo que posiblemente esa prolongación del sadismo sea una de las características que ha seducido a muchos de los seguidores de su película, convirtiéndola en un fenómeno de recaudación, pero si entrar a valorar lo que eso puede decirnos sobre el estado de rabia autodestructiva que está atravesando nuestra sociedad en estos momentos, asunto interesante, pero que aquí no viene al caso, pienso que eso simplemente es muy perjudicial para el ritmo narrativo de la película.
Ejemplo de ello, el reiterado castigo contra la protagonista en la parte final, que es más de lo mismo en su desenlace y con el que entra un poco en bucle, poniéndose algo cansino.
Mejor opción frente a ese ensañamiento, que llama la atención aún más por la dosificación más acertada de tiempo y violencia en la película anterior, donde construía más sobre tensión y suspense, sin entregarse al puro exhibicionismo gore más que en la brutal secuencia de la mujer colgada cabeza abajo, dosificación que por otro lado refuerza el impacto de ese momento y en esta segunda película encuentra su equivalente o imagen especular en el momento de la tortura en la cama, habría sido explorar el universo de ficción de Art el Clown desde esa senda insinuada, pero no explorada, que abre Terrifier 2 con la secuencia de matanza en el programa televisivo, y ese nuevo personaje añadido a la mitología como compañía de Art. Tampoco el personaje del hermano de la protagonista está tan desarrollado como podría. Y en lo referido a la propia protagonista, su construcción y desarrollo como homenaje a los arquetipos femeninos del slasher y su viaje del papel de víctimas al de heroínas, tampoco aporta nada nuevo al código de los lugares comunes ya explotados y conocidos, quedándose solo en su fase de guiño a los precedentes, siendo además víctima de una falsaria propuesta de empoderamiento femenino concebida desde una óptica erotizante utilizada de manera bastante obvia como anzuelo visual.
Las últimas afirmaciones sobre la tercera entrega del director, que podéis leer en esta misma web en la sección de noticias, incluyen una explicación para esta falta de desarrollo según la cual Leone reconoce implícitamente que se ha guardado cosas para desarrollar en las próximas secuelas y que se ha pasado de metraje en esta segunda.
Defiendo el punto gamberro de la primera que creo aquí ha desaparecido, con aquel principio con el selfie en la cafetería, la perturbadora mirada y sonrisa de Art a sus futuras víctimas desde el otro lado de la mesa. Y la pureza de una propuesta no novedosa, pero si saludablemente salvaje y gamberra en Terrifier que en Terrifier 2 se me antoja más calculadora, menos dispuesta a arriesgar, más prisionera de ir a lo seguro, lo que reduce ese tono casi artesanal y retador de la primera entrega.
De cara a las secuelas temo que acaben siendo víctimas del éxito de la segunda entrega y la etiqueta de culto que ha adquirido, abundando en esa evolución desde lo más fresco del cortometraje y de la primera a lo más calculador de la segunda película que aquí comento.
Miguel Juan Payán
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Quiero opinar algo acerca de película. Creo que tiene una trama algo intrigante, pero muy sádica. Estoy dando por hecho de que la película está hecha especialmente para personas que saben que eso no es del todo la realidad. Pero estamos viviendo en un mundo en dónde hay gente que quiere practicar lo mismo, y creo que esto es como darle pie a iniciar la nueva era del terrorismo, la forma actual de matar a una persona y salir ileso aún así de los cargos… Pienso que se debería llevar a cabo la idea de en algún momento hacer censuras, o si más bien con el debido respeto no hacer este tipo de espectáculos. Creo que tenemos lo suficiente como para darle pie a este tipo de personas sádicas y enfermas.
100% de acuerdo.