Crítica de la película Togo
Buena película de aventuras familiar que descubre al verdadero héroe de la carrera del suero.
También conocida como la Gran Carrera de la Misericordia, la carrera del suero a Nome en 1925 es una de las gestas caninas y humanas más impactantes de la historia. El pequeño pueblo de Alaska se quedó incomunicado por una tormenta de nieve en medio de un brote de difteria que amenazaba la vida de los más pequeños, por lo que los habitantes decidieron crear varios grupos de perros tirados por trineos para recorrer una distancia superior a los 1000 km. y hacer llegar la cura a distintos puntos. Esa era la historia que conocía hasta ahora el gran público, con Balto como gran héroe, sin saber que Togo y su dueño, Leonhard Seppala, jugaron un papel fundamental: ellos fueron quienes recorrieron 563 km., mientras que el famoso cánido y su dueño, Gunnar Kaasen, solo hicieron el relevo final de 88.
El director Ericson Core (que ya había colaborado con Disney en Invencible), aborda la historia de Togo como si de una superproducción para la gran pantalla se tratara. Siendo una historia sencilla de aventuras y supervivencia, me parece mucho más sólida en todos los aspectos que otras muestras del género con cánidos de por medio como Bajo cero o Balto: La leyenda del perro esquimal. Mucho más entretenida y trabajada, rayando a un muy buen nivel en lo visual; desde la propia fotografía, que diferencia perfectamente la calidez del hogar de los flashbacks con el destino incierto y los paisajes desolados y fríos del presente, a la puesta en escena y la construcción de las escenas de supervivencia, especialmente las que acontecen en el mar helado.
Esos momentos en los que los protagonistas se encuentran en una encrucijada funcionan porque el guion consigue que nos importen. La relación de Seppala (un entregado Willem Dafoe) con Togo tiene corazón y se siente real tanto en los flashbacks como en el presente porque el guionista Tom Flynn (Un don excepcional) convierte al perro en un personaje más de la película con sus propios miedos y anhelos, dando lugar a una conmovedora evolución en la relación entre ambos, que va desde el rechazo inicial del dueño hasta el cariño mutuo. Pocas veces se había visto en pantalla una plasmación tan bien resuelta de la lealtad, la entrega y el espíritu de superación de estos animales, que da lugar a momentos realmente épicos como la maniobra en el acantilado o la arenga en el mar helado. Escenas que también evidencian el gran trabajo que se ha llevado a cabo de entrenamiento con ellos y que el mejor CGI nunca podrá sustituir.
Es cierto que los flashbacks rompen por momentos el ritmo del segundo acto y que el final se estira demasiado buscando desesperadamente la lágrima del espectador, pero no por ello Togo deja de ser la mejor película original de Disney+ hasta la fecha. Una emocionante y emotiva aventura familiar perfecta para los amantes de los animales y para aquellos que quieran evadirse de la realidad con entretenimiento de calidad en tiempos de cuarentena.
Alejandro Gómez
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