Crítica Unicorn Wars
Una salvajada imprescindible y maravillosa.
Unicorn Wars solo puede entenderse desde el punto de la sátira más ácida y cruel que refleja cómo somos como seres humanos, en la piel de unos osos de adorable apariencia que en realidad están tan corruptos o más que cualquiera. La película de Alberto Vázquez mezcla el cine bélico con el terror, la comedia negra o el drama, para traernos una compleja historia que podríamos definir como un cruce entre La Chaqueta metálica con Los osos amorosos. Y si esta combinación nos parece imposible desde fuera, puede creerme el lector cuando le digo que funciona a las mil maravillas, que es un cruce imposiblemente divertido y que hace reflexionar en torno a unos personajes fascinantes que resultan ser en su mayoría osos. Pero no es una película sencilla de ver. Es una cinta que exige al espectador que esté pendiente de lo que sucede en la pantalla y que tenga cierto estómago para aguantar ciertas imágenes.
Una guerra eterna entre unicornios y osos, ha dejado en jaque a la nación de los osos, que no puede entrar en el bosque del que fueron expulsados, pero sigue intentando recuperarlo por la fuerza, enviando tropas a un conflicto que no parece poder ganar, y dejando por el camino que sus virtudes queden opacadas por el odio visceral y religioso que sienten hacia los unicornios, guardianes del bosque. Para ello, un nuevo grupo de reclutas se prepara para el combate, aunque no parecen ser precisamente los más predispuestos a la lucha, ni los mejores soldados. Entre el variopinto grupo destacan dos hermanos que tienen la oportunidad de convertirse en los héroes de su pelotón y quizá de la guerra contra los unicornios. Salvo que la guerra en realidad sea otra cosa que ellos no entienden… o que su propio pasado les convierta en algo que no puede convertirse en el reflejo de nada bueno.
Hay diversas fases en la película, porque hay diversos reflejos dentro de la historia, desde el arranque en el bosque donde tomamos consciencia de la existencia de los unicornios, hasta el entrenamiento de tropas al más puro estilo La Chaqueta metálica, el viaje a la jungla que recordará cosas como Apocalipsis Now… La película está llena de referencias al cine bélico, al mejor cine bélico, y lo emplea para hacer una reflexión sobre el conflicto y su vacuidad, sobre la miseria humana, sobre la religión llevada al fanatismo más terrible, sobre la traición, la familia y la lealtad… Todo ello en torno a unos personajes de apariencia adorable pero que en el fondo son terribles en su mayoría. Cobardes, traicioneros, locos, violentos, salvajes, vengativos… Humanos, en la peor de sus vertientes. Un mundo donde la salvación no parece posible por mucho que lo intenten los personajes. Porque no hay nada que salvar.
Quizá la película no sea perfecta, y le sobren algunos flashbacks quizá un poco repetitivos (al menos hasta que vemos por qué son como son y por qué sucede lo que está sucediendo) y su tono sangriento y gore la haga incluso difícil de ver para una parte de la audiencia. Pero nadie dijo que mirarse al espejo fuese algo sencillo. Uno tiene que aceptar su reflejo y saber qué está mirando en realidad. Uno debe entender de qué quiere hablarle Unicorn Wars, especialmente tras su brillante final. Esos altibajos en el ritmo no son motivo para no valorar la película como lo que es, una magnífica alegoría sobre la humanidad, con un increíble uso del color y una animación fluida y elegante. Una película que no debemos dejar caer en el olvido en nuestro país.
Jesús Usero
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