Crítica de la película Vengadores EndGame
La tormenta perfecta de Marvel.
Es la película que todos queríamos y más, mucho más. Un viaje que nos ha llevado a lo largo y ancho de 11 años y que tiene su primera gran parada aquí en Endgame, el final del juego, ni más ni menos. Una apuesta arriesgada, elaborada a lo largo y ancho de dos decenas de películas que culmina con una nota en alto, en muy alto. Y una duda, si en Marvel volverán a ser capaces de estar a la altura a todos los niveles de lo que nos ofrece Endgame, una película poderosa, épica, llena de aventuras, de drama y de inteligencia narrativa a todos los niveles. No, como dijeron en un momento dado los guionistas, no es la película que esperábamos ver. Pero no por lo que pensábamos, sino porque no es una cinta de acción desmedida, sino una película de aventuras durante la mayor parte de sus tres horas de metraje, y deja la acción para una hora final que se convierte en un espectáculo pocas veces visto en una sala de cine…
Hablar del argumento de la película es dañar al espectador, porque cuanto menos sepa, mejor. Hay que entrar a la sala de cine pensando que lo mejor es sorprenderse, y no saber casi nada de la historia que nos aguarda. En ese sentido, los tráilers han sido muy tramposos, para contar lo justo elevando el nivel de hype de los espectadores por las nubes, a la vez. Vengadores: Endgame es una película que ha sabido esconderse y no mostrar demasiado, e incluso durante la propia película uno se da cuenta de que hay escenas rodadas a propósito para incluirse en un tráiler y así no revelar los detalles más importantes de la trama… recuérdenlo cuando vean la escena de los trajes blancos que ha aparecido en los tráilers.
Los hermanos Russo han sabido tomar todas las películas anteriores y homenajearlas, y además coger momentos de los cómics e incluirlos en la historia (para disfrute de los lectores). No sólo eso, los cameos, los recuerdos, los cierres de arcos dramáticos… todo está para que la película sea a la vez justo eso y un evento que celebre 11 años de cine y muchos más de cómics. Vais a gritar, aplaudir, reír y saltar con momentos y homenajes, no sólo a Marvel, también al cine que más ha marcado a sus creadores. Elementos muy, muy reconocibles que aquí se convierten en parte nueva para la película. Por eso es también tan importante que la historia tarde dos horas en cocerse, con varios focos dramáticos, dando peso a los personajes y a sus historias, y llevándonos de la mano a un final, a una hora final apoteósica. Con momentos de épica como no había vivido casi nunca en una sala de cine. De épica gigante y de épica intimista…
Los actores disfrutan como niños con el guión, lleno de sorpresas, de la película. Endgame les da a todos la posibilidad de brillar con sus diversos arcos dramáticos, incluso recuperando a los “desaparecidos” en Infinity War. Me refiero a Ant Man y Ojo de Halcón, quienes no aparecieron en aquella y aquí brillan, mucho. De hecho, la historia de Ronin es una película dentro de la propia película. Es maravilloso ver cómo cuidan a esos personajes sin perder de vista a los pesos pesados, y cómo dejan que personajes como Nébula brillen también. Capaz de emocionar con detalles minúsculos, con diálogos medidos, sin muchos discursitos, pero con breves destellos que alzan lo que vemos por encima de cualquier cosa esperada y esperable. Y no se trata de que sea Marvel o DC, ni mucho menos. Es cine de superhéroes, no lo esconde, no es otra cosa (Joyas como Logan o El Caballero Oscuro son otras cosas, vestidas de género) lo abraza y dentro de su género es brillante. La mejor del universo Marvel. La más potente. La más ÉPICA. Muchos llorarán. Algunos la rechazarán. Puede. Pero negar la calidad de Endgame es algo imposible. Es magnífica. Y hay que verla en una sala de cine. La única pregunta es… ¿Y ahora qué?
Jesús Usero
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