Interesante adaptación británica de la novela de Emily Bronte. Algo habitual, por cierto, dentro de la filmografía británica, dar una nueva capa de pintura a sus clásicos literarios cada cierto tiempo para atraer a nuevas generaciones y para que quienes andan obsesionados con ellos tengan la ocasión de contar de una forma nueva (o no) una historia conocida por todos. Quizá es algo de lo que debiéramos aprender en nuestro país, a no pasar olímpicamente de nuestros clásicos literarios y a volver a ponerlos en pantalla cada cierto tiempo. Que los tenemos. Y tan buenos o mejores que los británicos. Siglo de Oro y esas cosas, por ejemplo. Será que no está de moda.
Tampoco voy a entrar aquí a discutir si la obra es más o menos fiel a la original, porque sé que poner en pantalla el referente literario en un caso como éste, es tarea harto complicada, más aún si se recuerdan referentes como los rodados por William Wyler o Luis Buñuel. Pero sí se nota en este caso la mano de Buñuel a la hora de presentar los personajes. La película no intenta en ningún momento que nos gusten Heathcliff y Catherine, los presenta tal y como son, con su enorme cantidad de defectos (el resentimiento y la ira en él, la niña mimada en ella) que sólo encuentran redención en los momentos que comparten y en su profundo amor.
Pero ese es el único parecido con la obra de Buñuel. Luego la película deriva. O deriva desde el inicio pero empieza a perder el pulso pasada la primera media hora de metraje, cuando todo toma un tono derivativo, nunca narrativo, como si en lugar de contar una historia su directora pretendiese señalar un puñado de momentos de la misma al azar. Parece más interesada en que las localizaciones, el acento y la ropa sean correctas que en la fuerza de la historia. Y para cuando la pasión se desata estamos ante personajes demasiado fríos como para que importe. A eso hay que sumarle el cambio racial, y el peso que se le da a ello en toda la historia. Un Heathcliff negro hace que los problemas entre la pareja tengan más que ver con la raza que con el hecho de que sea una relación casi incestuosa. Y la película nos lo recuerda cada minuto. Tampoco pasa desapercibido el interés que tiene la directora por la parte juvenil de la trama, que ocupa más tiempo en pantalla que la adulta, lo cual, pese a la calidad de las interpretaciones, produce una reiteración en la trama.
Pero pese a ser a veces aséptica, tiene cosas más que interesantes. Un reparto desconocido pero poderoso en su trabajo. El uso de la cámara en mano cambia por completo cómo estamos acostumbrados a vivir estas historias. Y es imposible no dejarse llevar por el gusto por el detalle y el rodaje casi por completo en localizaciones. Pero ojo, para los amantes de los animales, hay varias escenas en la película que, sirviendo como sirven para definir a los personajes, pueden herir y mucho su sensibilidad. En definitiva, un más que interesante esfuerzo.
Jesús Usero