Crítica de Cyrano
Crítica de la película Cyrano
Un musical con personalidad y un portentoso Peter Dinklage.
Hasta el momento de ver Cyrano desconocía la existencia del musical que Erica Schmidt, dramaturga y guionista y esposa en la vida real de Peter Dinklage, había estrenado en 2018 con su marido como protagonista, basado en la obra de Edmond Rostand y con canciones del grupo The National. Quizás ha sido mejor así, encontrarme la película sin esperar nada, o esperando otra cosa. Suponiendo que sería una nueva adaptación de Cyrano de Bergerac cambiando el asunto de la nariz prominente por la estatura de Dinklage, como un rasgo más acentuado y trágico del personaje que vive enamorado de Roxanne. Y sí, la película es eso, pero también es mucho, mucho más. Por eso ha sido tan disfrutable y disfrutada.
La historia de Cyrano de Bergerac es conocida por todos y ha sido adaptada en muchas ocasiones, quizá una de las más recordadas la protagonizada por Gerard Depardieu o incluso aquella versión moderna con Steve Martin de protagonista, sin ir más lejos. Aquí regresamos al pasado para conocer a Cyrano, un hombre con un enorme talento, tanto para el combate como para las palabras, admirado y casi temido como guardia de la ciudad pese a su corta estatura. Enamorado desde siempre de la bella Roxanne, a la que cree no merecer, por lo que ayudará al joven y apuesto Christian a conquistar a Roxanne escribiendo aquello que el otro no sabe expresar en papel. Sufriendo y callando su sufrimiento porque no puede confesar su amor. Todo ello convertido en un musical con toques de rock indie que resulta fascinante por momentos.
Una historia así requiere de un actor que pueda y quiera dar lo que debe al personaje. No se trata de la voz con la que canta Dinklage, se trata del alma que entrega en cada canción. Seguramente su compañera de reparto, la maravillosa Haley Bennett, está más dotada para cantar, pero Dinklage lo entrega todo al personaje y se eleva incluso por encima de la música. Es capaz de contar tantas cosas con una mirada que su presencia resulta abrumadora. Bennett aporta magia a su papel, ternura, inteligencia y cariño. Diversión y despreocupación a veces. La actriz es una de las muchas virtudes de la película como Ben Mendelsohn como De Guiche. El problema es el joven Kelvin Harrison Jr. que no puede competir con sus compañeros… se entrega y el personaje está cuidado, pero no llega al nivel del resto y se nota.
Lo más fascinante del trabajo de Joe Wright es cómo ha trascendido las paredes del teatro para que la película se convierta en mucho más. No parece encorsetada nunca, ni encerrada en un escenario o decorado, algo que muchas veces pasa al adaptar teatro a cine. La película recorre la ciudad y mucho más, no repite muchas localizaciones, viaja incluso a la guerra y es capaz de maravillar sin excesos. Los números musicales son discretos en coreografía, elegantes y coherentes. La película es bella, poderosa y entretenida, aunque tenga momentos ridículos. Aunque a veces nos deje descolocados o no sepa dar consistencia al guión siempre. El resultado funciona y es fascinante. Y Peter Dinklage es un portento que se eleva por encima de las limitaciones de la película. Muy recomendable y seguramente la veamos nominada a más de un premio.
Jesús Usero
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