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sábado, octubre 5, 2024
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Destroyer ★★★★

Destroyer ★★★★

Crítica de la película Destroyer

Nicole Kidman se luce y podría aspirar a premios con este trabajo.

Un sistema de narración que conocemos de la literatura y de los videojuegos, pero que nunca se había trasladado con éxito a la narrativa cinematográfica o televisiva. El proceso a la inversa lo conocemos y lo hemos visto en muchas ocasiones, cada vez más. Los videojuegos han sido capaces de incorporar de forma brillante la narrativa cinematográfica a sus historias, habiendo auténticas películas interactivas en este formato ya desde las aventuras gráficas de PC con títulos como Phantasmagoria II o The 7th Guest, hasta los más actuales como Detroit Become Human. No son los únicos. God of War, Spider-man o Red Dead Redemption se empapan de cine en referencias y narrativa para contar sus historias…

Pero toda la película reposa sobre ella y sobre su interpretación, que además viene sustentada en el interesante hecho de que asistimos a una interesante construcción del relato sobre flashback y con una estructura de tiempo alterada con giro final curioso a la hora de resolver la intriga. En lo referido a su forma de narrar tiene como objetivo la manipulación del espectador a través de sus corrientes de simpatía y antipatía por el personaje principal, lo que propicia un juego que permite ir a la película más allá de los códigos más obvios del género negro, navegando entre un relato tipo hard boiled con policías infiltrados a medio camino entre la ley y el delito, y la variante crook story centrándose más en la manera de ver el asunto desde el punto de vista de los delincuentes.

Para completar el laberinto de indefinición existencial en el que viven los propios personajes, esencialmente el de Kidman, se incorpora a la narración un dinámico y fluido ir y venir del presente al pasado que como vemos al final encaja con coherencia total sobre lo que se nos cuenta. Eso permite a Kidman ir hacia atrás y hacia adelante en el tiempo de la historia, sometiendo a la actriz a un reto con el que se enfrenta con absoluta eficacia y aplomo deslumbrante, jugando contra todo etiquetado o imagen previa de su persona como estrella y aprovechando al máximo la oportunidad que aquí se le brinda para brillar, no solo en la parte en que se transforma físicamente para convertirse en icónica perdedora del cine policiaco casi desde el primer momento en que aparece en pantalla, sino, y eso hay que valorarlo, aunque sea menos obvio y fácil de percibir que en la fase de deterioro de la protagonista, cuando interpreta a una joven y ambiciosa agente infiltrada.

Si hay una parte que funciona algo peor en la historia, y es una lástima, es la que en ese pasado que se va cruzando continuamente con el presente refleja el grupo de delincuentes en que se infiltra la pareja formada por Kidman y Stan. Opino que Toby Kebell melenudo no es la mejor opción para esa propuesta. Y no es culpa del actor, que en su aparición final de actualidad deja claro, como con muchos otros de sus trabajos, que puede manejarse a un nivel muy superior al que le vemos como líder de esa manada de lobos que no llega a desarrollar todo su potencial en la pantalla. Es simplemente que no funciona en ese retorno al pasado tan bien como Kidman y Stan, y frente a ellos desentona.

Pero Kidman es como una arrolladora presencia que pasa por encima de todo eso y saca adelante la que desde ya mismo es una de mis películas favoritas de este año.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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